El susto y la tensión al interior del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) fue mayor. Al despacho del director de esa entidad, coronel Daniel Gutiérrez, llegó un desayuno con una granada en su interior. De inmediato se encendieron las alarmas para adelantar las investigaciones.
Desde su posesión como director del Inpec, Gutiérrez ha adelantado una cruzada contra la corrupción al interior de esa entidad, una depuración con operativos sorpresa en varias cárceles del país y traslados de reconocidos delincuentes que gozaban de privilegios.
Las autoridades investigan a esta hora el origen de la amenaza, que llegó en un paquete a nombre de un asesor del director del Inpec, pero que en su interior tenía una nota con nombre claro y las advertencias a los directivos del Instituto.
De acuerdo con lo informado, por fuentes de la Fiscalía, la nota que llegó junto con el “desayuno bomba” advertía sobre los constantes operativos que adelanta el Instituto en contra de la corrupción y los desórdenes al interior de diferentes cárceles en el país.
Fue el propio Coronel Gutiérrez quien ordenó el traslado de varios extraditables, entre ellos, poderosos narcos, para evitar los supuestos privilegios que recibían en la cárcel La Picota en el sur de Bogotá. Se tenían varias informaciones de amenazas en contra del director del Inpec tras su llegada a la entidad y el anuncio de una lucha frontal contra la corrupción.
Las amenazas en contra de los directivos del Inpec, que llegaron por un voz a voz, ahora se materializaron con este “desayuno bomba”. El elemento que contenía una granada en su interior, más la nota intimidatoria, fue puesta a disposición de la Fiscalía y la Policía para adelantar las investigaciones correspondientes y establecer quiénes serían los responsables de dichas amenazas.
El envío con el “desayuno bomba”, además de contener alimento, guardaba en su interior una granada y la nota advertía que “estaban cansados” de los constantes operativos y de que les quitaran todos los elementos en las puertas de los centros penitenciarios. Los detalles son ahora objeto de verificación e investigación.
Batida al pabellón de extraditables
Justamente en las últimas semanas se conoció de un operativo que adelantó el Inpec, ordenado por el coronel Gutiérrez, que terminó con el traslado de varios procesados por narcotráfico a diferentes cárceles del país. Un escenario que tenía como base varias denuncias respecto de privilegios, fiestas y desórdenes en el pabellón de extraditables de La Picota.
“El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) se permite informar que, en un procedimiento ordenado por el Director General al Complejo Penitenciario y Carcelario de Bogotá La Picota se lograron incautar elementos de prohibida tenencia por parte de los grupos especiales, quienes adelantaron un operativo sorpresa”, señaló el Inpec una vez se conocieron los resultados del operativo.
Los operativos se adelantaron en horas de la madrugada y generaron un reproche masivo de los internos y algunos familiares que consideraron arbitrarios los movimientos, aún así continuaron, de manera decidida, para dejar claro que ningún privado de la libertad tiene privilegios más allá de los permitidos por el reglamento interno de las cárceles.
Lucha contra la corrupción
Con la llegada del Coronel Daniel Gutiérrez a la dirección del Inpec se creó al mismo tiempo una unidad investigativa, que no solo tiene por objetivo establecer la responsabilidad de privados de la libertad en hechos criminales al interior de las cárceles, sino de funcionarios del propio Inpec comprometidos con esos actos de corrupción.
“Desde la Dirección General se seguirán adelantando estos operativos sorpresa tanto en La Picota como en otros establecimientos con el fin de determinar acciones irregulares y tomar las medidas necesarias que permitan combatir actos de corrupción al interior de los penales del país”, dijo el Inpec.
Como resultado de esta unidad investigativa, varios funcionarios fueron capturados o investigados en procesos disciplinarios que tienen como objetivo establecer las responsabilidades y al mismo tiempo depurar el instituto, garantizar que los centros de reclusión son espacios de resocialización y no de criminalidad.