Una vez resultó elegido candidato único a la presidencia del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga tuvo claro que el escenario político para él no era sencillo y que, de entrada, tenía que resolver algunas disputas y sanar más de una herida, incluso en el interior de su propio partido.

Su primer discurso, tras el anuncio de su triunfo, fue aplaudido por los demás exprecandidatos, que notificaron que lo respaldarían en su carrera por la Casa de Nariño. Pero a medida que han pasado los días, la fotografía no es la misma del lunes pasado, cuando entre besos y abrazos el exministro de Hacienda se consolidó como el posible sucesor de Iván Duque.

El exgobernador de Casanare Alirio Barrera se marchó a su finca y se concentró en sus labores agropecuarias y de ganadería, mientras que la senadora María Fernanda Cabal, descontenta por su derrota y ante la furia de las barras bravas del uribismo que la respaldan, empezó a escudriñar si efectivamente Zuluaga la había superado 21 puntos por encima en dos encuestas que realizaron YanHaas y el Centro Nacional de Consultoría, contratados por su casa política. “Todo debe hacerse público por respeto a los electores”, dijo.

José Félix Lafaurie, representante y dignatario de Cabal en el proceso, exigió a las firmas encuestadoras todos los soportes que confirmaran de manera detallada por qué su esposa había obtenido 22 por ciento y Zuluaga 43 por ciento. Incluso pidió las 3.000 encuestas desechadas, es decir, las llamadas telefónicas en las que la gente no se declaró uribista y no respondió debidamente las preguntas. El Centro Democrático anunció que revelará la información tan pronto socialice las pruebas con los precandidatos, pero será este sábado, en una convención nacional del uribismo, donde se medirá el verdadero pulso de Zuluaga entre la militancia.

Las inquietudes de la casa Lafaurie Cabal generaron un manto de duda sobre la candidatura de Óscar Iván Zuluaga y el proceso de selección adelantado por el Centro Democrático. El tema llegó a tal punto que Nubia Stella Martínez, directora del partido, les pidió a Paloma Valencia, Rafael Nieto, Alirio Barrera y al hoy candidato presidencial que les permitiera divulgar la totalidad de los resultados de las encuestas porque el fin de semana pasado acordaron revelar exclusivamente el nombre del ganador. “Aquí no hay nada que ocultar. No entiendo por qué se quiere deslegitimar el resultado cuando todos hicieron parte del proceso democrático”, dijo la senadora Paola Holguín.

El descontento con la elección de Zuluaga lo protagonizan las bases más inclinadas por la pasión que despierta Cabal en sus redes sociales, además del impacto del público a su favor en medio de los foros. Sus posturas directas, sin filtros y una fluida comunicación con sus electores la llevaron a convertirse en un fenómeno político. Pero a la hora de elegir quedó confirmado que, como ocurrió con Antanas Mockus en 2010, perdieron las redes porque los electores prefirieron un perfil más moderado, que congrega a las mayorías y que está lejos del radicalismo.

El primer desafío que tiene Zuluaga es exigir que se resuelvan las dudas y que los demás precandidatos respalden su aspiración ante el país. “Les quiero dar la tranquilidad de que aquí hay transparencia y que el partido no hizo trampa”, dijo Paloma Valencia, tercera en las encuestas y quien trató de apagar el incendio en su partido. Mientras tanto, Alirio Barrera confesó que sintió sorpresa con el resultado, pero anunció su respaldo a Zuluaga.

María Fernanda Cabal es amiga personal de Óscar Iván, pero después del triunfo y las dudas que cobijan su elección se desconoce cómo terminará esa relación. Hasta este viernes no se habían hablado. Es más, la senadora no fue convocada a un desayuno con la bancada uribista el miércoles anterior en el Hotel Ópera en Bogotá. “No me invitaron”, confesó. El encuentro fue socializado en el chat de WhatsApp de la bancada uribista, de la que Cabal se retiró tras un fuerte cruce de mensajes con el congresista Edward Rodríguez. No obstante, algunos creen que los asesores de Zuluaga debieron extenderle la invitación vía telefónica.

A María Fernanda Cabal no la invitaron al encuentro de Óscar Iván Zuluaga con la bancada uribista. | Foto: NO

El gesto se entendió como un distanciamiento del hoy candidato presidencial y Cabal, de paso con la bancada de Centro Democrático, a quien la senadora ha venido cuestionando por su pobre defensa a la derecha y al expresidente Uribe, y la influencia que ejercieron en favor de Zuluaga en medio de la campaña.

Parecería que las tensiones por los resultados no pasarán a mayores. El Centro Democrático ya se acostumbró a sus inconformismos internos cada cuatro años cuando escogen el candidato a la presidencia. En 2013, por ejemplo, Zuluaga le ganó el pulso presidencial en una convención a Francisco Santos y a Carlos Holmes Trujillo y se desató un tsunami que no quedó en nada, mientras que en 2017 la historia se repitió cuando Iván Duque se impuso sobre Trujillo y Rafael Nieto.

Después de apagar los ruidos en su partido, Óscar Iván tendrá una segunda tarea: acercarse a la Coalición de la Experiencia, porque tiene claro que ante el desgaste del Centro Democrático, la resistencia a los extremos ideológicos por parte de los electores y el debilitamiento político de Uribe por su proceso judicial, la unión de varios sectores es la única alternativa que tiene el país para impedir que la izquierda suba al poder.

Zuluaga ha tendido puentes y está hablando con precandidatos de la Coalición de la Experiencia. Le reconoció la necesidad de la unión al exalcalde de Barranquilla Alejandro Char, mientras que Federico Gutiérrez lo felicitó por su triunfo en el Centro Democrático. Contrario a Cabal, el hoy candidato uribista genera consensos y su aterrizaje en la centroderecha no sería tan complejo.

Este lunes, Álex Char, Fico Gutiérrez, Enrique Peñalosa, David Barguil y Dilian Francisca Toro se reunirán en Bogotá y decidirán qué hacer con el uribismo. Es probable que la decisión oficial se postergue unas semanas más. A cuatro meses de las consultas interpartidistas, varios de los precandidatos no quieren que la opinión pública los matricule con el partido de Gobierno porque su estrategia política apunta a desmarcarse del uribismo y lo que represente el expresidente.

Gabriel Jaime Vallejo considera que sin el uribismo la Coalición de la Experiencia no garantizará un triunfo en las presidenciales. | Foto: NO

Como están las cuentas, Gutiérrez, Char y Barguil no quieren vetos y ven con buenos ojos que el uribismo se sume a la Experiencia, mientras que Peñalosa y Toro, quien aún no decide si aspirará a la presidencia, prefieren tomarse un tiempo. “Sin el uribismo ninguno de ustedes llega a segunda vuelta”, les anunció el congresista Gabriel Jaime Vallejo. Él tiene claro que así el Centro Democrático no atraviese por un buen momento y hoy algunas encuestas internas reflejen niveles de impopularidad por encima del 60 por ciento en el Eje Cafetero y Bogotá, en política nadie está muerto: Uribe sigue siendo uno de los principales líderes del país, el uribismo tiene 19 senadores y 30 representantes a la Cámara, una maquinaria que no tiene ninguno de los precandidatos presidenciales de la Experiencia.

Mientras Zuluaga logra ingresar a la centroderecha, también tendrá que desempeñar un papel importante en la conformación de las listas a Senado y Cámara, una papa caliente que aún no definen en el Centro Democrático, pese a que en menos de 15 días deberán oficializar las inscripciones. Hoy no está claro si la lista será abierta o cerrada, aunque la primera opción es la que más genera aceptación en el interior del partido. Sin Uribe en la cabeza jalonando votos, es difícil cerrarla. Además, no hay tiempo para organizar la lista.

Actualmente, hay 19 senadores, pero 18 aspiran a repetir Senado. ¿Dejarían en los primeros lugares a las nuevas figuras o a los que actualmente tienen una curul?, preguntan los congresistas. El tema es complejo, por eso lo mejor es que cada quien se elija de acuerdo con el número de votos. En la Cámara contemplan cerrar las listas en Bogotá y Antioquia, pero están en el mismo dilema. Uribe le ofreció la cabeza de lista al Senado al exsecretario de Gobierno de Bogotá Miguel Uribe, pero una forma de calmar la turbulencia política en el interior del uribismo sería que María Fernanda Cabal la asumiera, una decisión que generaría consensos y dejaría a la familia Lafaurie Cabal en buenos términos y cohesionada con el partido.

Otros, en cambio, creen que debería recaer en Paola Holguín, la segunda senadora más votada en 2018, con más de 58.000 electores después del expresidente.

Óscar Iván Zuluaga repite su candidatura presidencial y va por la revancha en las urnas, pero en esta oportunidad las cartas no están a su favor: empieza a jugar con un escaso 1,8 por ciento de favorabilidad, según la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría.

El Centro Democrático enfrenta un momento difícil, el partido que en 2018 era la principal fuerza política del país llegará menguado en 2022 y el apellido Uribe no volverá a aparecer en el tarjetón. ¿Logrará Zuluaga coger el toro por los cachos y enderezar el rumbo del uribismo? Al menos en el discurso él anunció nuevos tiempos para el partido.