Los acordes de la guitarra y ese toque caribeño de Laura Maré lograron que, estando en tarima, los latidos del corazón de los asistentes al lanzamiento de su primer sencillo, Sabor a coco, sirvieran de percusión. “Sentí que fue casualidad estar en el mismo lugar y fue inevitable no verte pasar”, cantaban los asistentes al unísono. Cada segundo que pasaba, los aplausos y gritos de ovación aumentaban. Mientras tanto, en primera fila, estaban sus fans número uno: sus padres, Jorge Alfredo Vargas e Inés María Zabaraín. Una que otra lágrima, que se asomó en el momento, hacía juego con la sonrisa, estaban emocionados al ver en el escenario a una de sus hijas.
Laura Vargas tiene 23 años, hace dos semanas se graduó como profesional de ciencia política de la Universidad de los Andes y está próxima a convertirse en abogada. Sin embargo, prefirió las partituras a los códigos básicos del derecho. “No hay nada más lindo que hacer lo que queremos, y eso es lo mejor que tiene la vida”, dijo la cantante, en entrevista con SEMANA. Desde muy niña sintió que la música le daba la tranquilidad, la frescura y la fuerza que caracteriza al mar, por eso su nombre artístico: Laura Maré. Y porque, además, no quería dejar de lado sus raíces de la costa atlántica. Maré significa en latín mar, y Laura le da el sello de las mujeres luchadoras de Colombia, las mismas que a diario la inspiran para escribir sus letras.
Le apuesta a ser la mejor cantautora con sentido social. Ve en su música la sensibilidad de empoderar a las mujeres, aquellas que por años han sido relegadas de la sociedad, estigmatizadas o que, simplemente, deben cumplir las pautas asignadas generacionalmente. Dice que Sabor a coco es el relato de una de las tantas historias de mujeres reales que tienen derecho a dudar con qué pareja quieren estar y que un día puedan decir: “Ahora no sé si quiero estar contigo, no sé si lo quiero intentar”, sin el temor del qué dirán y rompiendo el estereotipo de que son las mujeres las que se encaprichan en una relación.
Largas horas de charlas con aquellas que confían en el ser humano detrás de la artista se convierten en tres minutos de canción, luego de que Laura Maré destaca el mensaje especial que quiere plasmar. Muchas personas le cuestionan que no ejerza las carreras que estudió durante más de cinco años, y quizás está cansada de responder por qué no siguió los pasos de sus papás, periodistas y presentadores. Pero tiene claro que lo que la hace un verdadero ser humano es sentirse vulnerable. “Yo siento que mi forma de hacerme vulnerable es con la música, no hay nada más espectacular”, dice, mientras suspira, con los ojos brillando de ilusión.
Aunque es hija de reconocidos presentadores, ella labra su propio camino. Jorge Alfredo e Inés María asistieron al evento como cualquier otro invitado. Fue la noche en la que una nueva estrella empezó a brillar. En el lanzamiento fue evidente la unión de una familia amorosa. La recepción estuvo a cargo de la hermana de Laura, Sofía Vargas. Cada persona que iba ingresando podía descargar con un código QR el que promete ser un éxito musical. Luego anotaba en un tablero el mensaje que quería plasmar. El papá escribió: “Eres corazón y dejas huella. Gracias por ser especial, te amamos”. Y la mamá fue la que inauguró el pizarrón: “De la mano de Dios, hoy y siempre”.
Asistieron varios personajes de la farándula, pero uno de los invitados especiales fue Orlando Zabaraín, el abuelo. Orgulloso se paseaba hablando del talento de su nieta, la niña que, antes que la fama, persigue la alegría para la sociedad. La misma que a los 10 años decidió aprender a tocar guitarra viendo tutoriales en internet y que la noche anterior del lanzamiento se acercó, nerviosa, a pedirle un consejo: “Yo le dije, por qué te preocupas si Dios y la Virgen te acompañan. Eso también le hubiera dicho su abuela, que el pasado 9 de febrero murió”. Él hizo la advertencia de que quien la escuche cantar se va a enamorar.