Los aislamientos y cuarentenas –necesarios pero dolorosos para superar los riesgos del coronavirus– empezaron a pasar factura a las empresas y a la economía. Al mismo tiempo que se derrumbaban las bolsas en el mundo y en Colombia y el dólar alcanzaba techos históricos, muchas empresas empezaron a cerrar sus puertas, en desarrollo de las medidas de las autoridades para cuidar la salud de sus empleados y clientes, y ante la caída en la demanda.
Decameron, una de las más tradicionales cadenas hoteleras y uno de los instrumentos para democratizar el turismo en Colombia, anunció el cierre temporal de sus hoteles. Lo mismo hizo Cine Colombia con sus cerca de 300 salas en el país. Mientras tanto Avianca canceló sus viajes internacionales y mantendrá al mínimo su operación local. La cadena de ropa infantil EPK también cerró sus tiendas y solo opera por vía digital.
“Hemos entendido que son tiempos difíciles, pero no imposibles; sabemos que el día de mañana regresaremos con más fuerza, apalancados por ese impulso que caracteriza a la industria colombiana”, dijo la Junta Directiva del Grupo Empresarial Arturo Calle al anunciar el cierre de sus tiendas y fábricas. El impacto del coronavirus en Colombia empezó a materializarse con fuerza en las últimas dos semanas, luego de haberse conocido el primer caso de la enfermedad. Y, paradójicamente, golpeó con más fuerza los segmentos que impulsaban el crecimiento y en los que el país tiene puestas sus esperanzas: turismo, comercio y entretenimiento. Lo peor es que nadie sabe con certeza cuánto durará esta coyuntura. Lo cierto es que apenas comienza este tortuoso recorrido. La desaceleración y la reducción en la dinámica de la actividad económica se refleja, sobre todo, en el empleo. Crece la amenaza de perder puestos de trabajo y el margen de maniobra es muy limitado. Por ejemplo, 5.000 empleos están en riesgo por los cierres de parques de diversiones, advirtió la Asociación Colombiana de Atracciones y Parques de Diversiones (Acolap).
La situación tiene varios impactos. Por una parte, los empleados formales ven sus trabajos en riesgo por la contracción de la demanda; por otra, los trabajadores por cuenta propia que trabajan como contratistas para pymes y grandes empresas hoy encuentran muchos proyectos en el congelador. Finalmente están los informales, que viven del diario y del rebusque en las calles, hoy desoladas y vacías. “La informalidad es el punto más álgido. Este choque, por la manera en que se está materializando, va a tener un efecto muy adverso sobre los trabajadores informales. Piensen en alguien en la calle vendiendo cosas cerca de una universidad. Se apagan la universidad y ellos, que viven de ese ecosistema, se verán afectados”, dice José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana.
Como explica el presidente de Cotelco, Gustavo Toro, en el sector hotelero al principio pagaron los compensatorios pendientes, enviaron a vacaciones a quienes tenían periodos acumulados, dieron licencias, luego analizarán la posibilidad de suspender contratos –sin salario, pero con el pago de los parafiscales– y tienen la última opción de llegar a los despidos. De acuerdo con su cálculo, solo en una semana el sector perdió más de 140.000 millones de pesos.
GUSTAVO TORO VELÁSQUEZ - Presidente ejecutivo de Cotelco. La crisis del coronavirus llegó en el momento más complicado para el empleo en Colombia. A pesar de que la economía creció el año pasado 3,3 por ciento, 2019 fue el peor en materia laboral de los últimos ocho años. En efecto, el desempleo en el país llegó a 10,5 por ciento y la población ocupada cayó en 170.000 personas. Para crear nuevos puestos, Fedesarrollo estima que la economía debe crecer por encima de 3,8 por ciento. Pero en estas circunstancias, las expectativas van a ir a la baja y ya muchos las sitúan por debajo de 3 por ciento. Seguramente habrá revisiones permanentes en las próximas semanas.
“La mayoría de las empresas podría soportar un escenario de parálisis de ventas que dure entre uno y dos meses, pero más allá de este tiempo, empezarán a verse seriamente afectadas. Y, sin duda, los sectores más expuestos son hoteles y restaurantes, comercio, transporte y entretenimiento fuera del hogar”. Lo dice Corficolombiana en un estudio de los estados financieros de algunas de las empresas más grandes del país pertenecientes al sector real, para tratar de entender qué tan preparadas están para afrontar la crisis.
¿Qué hacer en el corto plazo? Según la circular 0021 de 2020 del Ministerio de Trabajo, los empresarios deben implantar estrategias como vacaciones colectivas, anuales o anticipadas. Además, el ministro Ángel Custodio Cabrera ha dicho que por el momento no autorizará despidos masivos y que esa es la última alternativa para las empresas. “El Gobierno está dando diferentes alternativas financieras y económicas para que las empresas puedan solventar el pago de nóminas”, dice el Ministerio de Trabajo.
ÁNGEL CUSTODIO CABRERA - Ministro del Trabajo. Además, dentro de la emergencia económica contempla anticipar la devolución del IVA para los más pobres, muchos de ellos hoy en la informalidad.
Los países desarrollados están inyectando billonarios recursos para que las economías no se enfríen y atendiendo con seguros de desempleo a las personas que han perdido sus puestos de trabajo. Por ejemplo, el gobierno canadiense inyectará 56.500 millones de dólares estadounidenses -alrededor de 3 por ciento del producto interior bruto (PIB) del país- en respuesta a la crisis causada por el coronavirus. Sin embargo, los cambios son muy rápidos. Según un informe de DW, alrededor de 500.000 personas han solicitado en los últimos cuatro días el seguro de desempleo en Canadá a consecuencia del cierre de empresas y el cese de actividades por la pandemia del covid-19, unas cifras no vistas en el país desde la Gran Depresión de 1932. La cifra contrasta con las 27.000 solicitudes recibidas en la misma semana hace un año. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, declaró que la magnitud de las solicitudes de seguro por desempleo es "histórica". De acuerdo con el informe, el economista de la Universidad de Calgary, Trevor Tombe, escribió en Twitter que el número de solicitudes es el mayor -en una semana- en la historia del país y representa el 2,6 por ciento del empleo total de Canadá. Tombe añadió que durante el peor momento de la Gran Depresión -en 1932- las pérdidas porcentuales en la economía canadiense fueron similares, pero se produjeron durante un mes y no una semana como ahora. Pero, volviendo al caso de Colombia, nuestro país tiene un margen de maniobra limitado, por lo apretado del tema fiscal y porque no hay, como llaman los expertos, “colchones sociales” que permitan enfrentar coyunturas difíciles. Según Stefano Farné, director del Observatorio de Mercado de Trabajo y Seguridad Social del Externado, la gran pregunta es qué hacer. “¿Tratar de mantener el gasto de las personas y empresas? Eso requiere de muchos recursos y somos un país que no tiene tantos ahorros. En los países desarrollados hay subsidios al desempleo que funcionan. Acá estamos muy mal. No hay seguro de desempleo, algo de las cajas de compensación pero no es suficiente para lo que ahora se necesita”.
STEFANO FARNÉ - Director del Observatorio Laboral del Externado. Ya empiezan a salir a la luz propuestas pensadas ‘fuera de la caja’. Para Luis Carlos Reyes, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, no son suficientes las medidas del Gobierno como ampliar plazos para pagar impuestos, rebajar el precio de la gasolina o facilitar créditos. “Sin ventas, ¿los empresarios cómo van a cubrir los salarios o los arriendos? El Gobierno debería entrar a cubrir costos y gastos operacionales de las empresas. Eso vale un montón. Solo en Estados Unidos representa el 10 por ciento del PIB. Es una alternativa que cuesta mucho, pero de lo contrario vamos a tener despidos y luego quiebras de las empresas”, dice. Además, dar hoy créditos a las empresas –así tengan facilidades en las tasas y plazos– es endeudarlas en un momento en que no tienen respiro financiero y la recuperación puede tardar.
Este es en un periodo complejo. En el momento en que termine este penoso ciclo del coronavirus será necesario tener empresas en las mejores condiciones posibles para empezar la recuperación, y no solo aquellas que lograron sobrevivir al tsunami. ¿Cómo lograrlo?