Rodolfo Hernández, con casi 6 millones de votos obtenidos en la primera vuelta presidencial, puso patas arriba el tablero político y electoral colombiano como pocas veces había sucedido en la historia reciente del país. El ingeniero, de 77 años, empresario y exalcalde de Bucaramanga, construyó un efectivo discurso contra el establecimiento que venció a todas las estructuras políticas tradicionales y puso a tambalear a Gustavo Petro.
Hernández fustiga en cada salida pública a “la politiquería y los corruptos”, se muestra como un ejecutor, no se amarra con las formas burocráticas y rechaza todo el protocolo.
El discurso de aceptación de los resultados el 29 de mayo lo dio en solitario, desde la cocina de su casa. El mensaje fue visto por 3 millones de personas en redes sociales, en las que se apalanca, y transmitido por los medios.
Su campaña es alejada de las multitudes en plazas públicas, no necesita de las maquinarias políticas, ni tampoco asiste a los debates.
Es tradición en Colombia que los expresidentes se matriculen con algún candidato. Ernesto Samper se fue con Gustavo Petro, Juan Manuel Santos puso fichas en el Pacto Histórico, mientras que Andrés Pastrana y César Gaviria se sumaron a Federico Gutiérrez. Ninguno estuvo con Hernández, tal vez porque él los ha culpado de ser responsables “de la robadera” de los recursos públicos.
A excepción de algunas pequeñas reuniones, Hernández ha hecho campaña prácticamente desde el sofá de su casa, desde su celular. En marzo, cuando sus contrincantes se la jugaban a fondo en las consultas interpartidistas, se fue a visitar al papa y a pasear por Europa. No se dejó ver por más de dos semanas, volvió, repuntó y pasó a la segunda vuelta.
Después de su viaje, llegó hablando de donar su salario a los estudiantes y de convertir la Casa de Nariño en un museo. Dice que gobernará desde la casa. Hernández rechaza los protocolos. Hace poco, en una entrevista en CNN, salió en piyama porque eran las siete de la noche y a esa hora se va a dormir.
Desconcierto
Este contrincante tiene desconcertado al Pacto Histórico. Petro había planteado esta campaña alrededor de la lucha entre izquierda y derecha, cambio y continuidad. Pero Hernández rompió con esa narrativa y dejó a esa colectividad sin su principal caballito de batalla: el uribismo, contra el que Petro se había preparado para luchar.
Aunque el petrismo ha intentado asociar al ingeniero con el expresidente Álvaro Uribe, estrategia que le sirvió con Federico Gutiérrez, Hernández no tardó en salir a decir que “el uribismo se murió el domingo”. Y de nuevo los desubicó.
El ingeniero no es una figura que se deje matricular en algún sector del espectro ideológico. Hoy no se sabe, en caso de ganar, quién le haría oposición. No es realmente un enemigo del petrismo, porque muchas de sus propuestas coinciden con los planteamientos del Pacto Histórico. Además, representa el cambio.
Pero tampoco es visto como una amenaza en el uribismo. La centroderecha lo ve como el muro de contención para evitar la llegada de la izquierda.
En medio del desconcierto, Petro ha empezado a moderar su discurso y ahora habla de un “cambio responsable” y de que esto no se trata de “saltar al vacío, lo que está en juego es la estabilidad económica”.
Estas expresiones llaman la atención porque hasta hace una semana el que usaba el término “salto al vacío” era Federico Gutiérrez, pero para referirse a Petro.
El candidato del Pacto Histórico anunció también que no volverá a la plaza pública en esta segunda vuelta, escenario en el que se siente cómodo. De nada le sirve hablar ante multitudes cuando el ingeniero atrae más seguidores con una transmisión de Facebook desde su casa.
Además, Petro no podrá confrontar a su contendor en los debates: Hernández anunció que no asistirá. Y ha hecho ver al candidato del Pacto Histórico como el más cercano a la política tradicional y le ha recordado quiénes lo apoyan.
Mientras el candidato de izquierda se fue esta semana al Congreso a tomarse fotos con líderes que se adhirieron a su campaña, Hernández salió a los medios a decir que su única alianza es con el pueblo y les dio garrote al uribismo y al petrismo por igual.
Hasta ahora, Hernández ha agradecido el apoyo de los líderes políticos que quieren respaldarlo y sostuvo una reunión con Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Carlos Amaya y Juan Fernando Cristo, con quienes dialoga sobre su programa de gobierno. Tal parece que el ingeniero puso a Petro a ‘no parecerse a Petro’.
Ese es Rodolfo Hernández, el contrincante que puso a tambalear a Gustavo Petro.