L o que ocurrió en diciembre pasado en Colombia fue lo más parecido a un escenario de vida social normalizado, luego de casi dos años de cierres y medidas obligadas por la pandemia de covid-19. Los aforos en celebraciones de fin de año estuvieron a tope: hubo conciertos, verbenas callejeras, rumbas en clubes sofisticados y cualquier otro tipo de eventos con severas aglomeraciones. El avance en la vacunación brinda un cierto parte de tranquilidad; sin embargo, las variantes del virus hicieron de las suyas y hoy tienen sumido al país en una nueva ola de contagios y saturación en unidades de emergencias para toma de pruebas PCR.

Cali, que enarboló las banderas de la libertad pandémica y le dio rienda suelta –con aforo completo– a eventos masivos como el Festival Petronio Álvarez y la icónica feria, hoy es el epicentro de la nueva ola de contagios en Colombia. La semana pasada colapsaron los servicios de salud de esa ciudad. Miles de caleños hicieron filas de hasta ocho horas para realizarse una prueba PCR para así descartar o confirmar la presencia del virus en sus cuerpos.

Por más de 15 días los caleños se entregaron a las celebraciones de fin de año con el beneplácito del alcalde, Jorge Iván Ospina, quien, además, es médico de profesión. Primero, las multitudes se centraron en el Festival Petronio Álvarez, en el que el tapabocas fue un accesorio poco usual; luego vino la Feria de Cali, donde se repitió el mismo patrón; y, finalmente, la temporada rumbera terminó con la popular verbena en el barrio Ulpiano Lloreda el primero de enero, a la que asistieron más de 30.000 personas. En ese lugar hubo espuma, licor por montones, baile y hasta riñas. Las medidas de bioseguridad anunciadas por la administración distrital, que permitió el evento, fueron simples protocolos que se quedaron en el papel. La gran mayoría de asistentes no portaban ni el tapabocas.

A pesar de la súplica de la Asociación Colombiana de Salud Pública, que le pidió a Ospina cancelar estas festividades, los eventos se hicieron con aforo total y sin el requisito de esquema completo de vacunación para ingresar. Cali vivió un diciembre soñado para el sector nocturno, pero ahora vive una pesadilla en el ámbito de la salud.

Las escenas de rumbas callejeras, como la verbena del Ulpiano Lloreda, han provocado una ola de críticas a Ospina por la permisividad del mandatario, a quien también grabaron bailando sin tapabocas en un evento masivo.

Tanto los médicos como los concejales y hasta congresistas le han cuestionado al alcalde la realización de una feria con lleno total, en medio de la amenaza de la llegada de la variante ómicron a Colombia. Ospina, con una de las popularidades más bajas, apenas un 17 por ciento de aprobación a su gestión, saldó las críticas con un planteamiento de salud versus economía.

Los médicos vuelven a sortear situaciones adversas por la pandemia.

“Mis colegas (médicos) deben saber que los problemas médicos no se miden únicamente desde el punto epidemiológico. Se miden desde la integralidad de una sociedad que necesita respirar”, señaló el alcalde, quien, además, argumentó que permitió la realización de la Feria de Cali y el Festival Petronio Álvarez para evitar un supuesto nuevo estallido social en la ciudad, tal como ocurrió durante el paro nacional.

Sin embargo, mientras se reparten responsabilidades, los médicos vuelven a sortear situaciones adversas por la pandemia. Los turnos se han doblado, y los pedidos de descanso fueron cancelados para atender la alta demanda de pacientes que buscan una prueba PCR o una cita con medicina general por cuadros respiratorios leves, dolores en garganta y malestar general. Síntomas que podrían confundirse con una simple gripe, pero que están asociados a la nueva variante ómicron.

No en vano, el Valle del Cauca pasó de registrar tasas diarias de aproximadamente 300 casos en los primeros días de diciembre a tener un reporte de 7.114 positivos el pasado 7 de enero, según el Instituto Nacional de Salud (INS).Para Ospina, no hay duda de que ómicron, mucho más contagiosa, es la predominante en estos nuevos casos.

“Nadie tenía en su agenda que la variante ómicron iba a estar tan temprano en nuestro territorio, a tal punto que todavía no tenemos el informe por parte del INS que diga que esa variante está circulando en Cali; aunque por la sintomatología y velocidad de transmisión, no me cabe duda de que se trata de esto”, le dijo el mandatario a SEMANA.

No obstante, la Asociación Colombiana de Salud Pública desmiente al alcalde y le recuerda que él sí tenía en su agenda un posible brote de contagios a finales de diciembre, pues ellos mismos se lo advirtieron.

“La posición del Gobierno fue muy laxa frente al tema de ferias y fiestas. Al liberar los aforos y permitir el ciento por ciento con una variante tan contagiosa como ómicron, ha pasado lo que se veía venir. Un escenario predecible y muy complejo, porque, aún con ese faltante de personas por vacunar, la situación para el gremio de la salud será complicada. Tenemos 10 millones de colombianos que ni siquiera se han aplicado la primera dosis, y 3 millones entre los grupos de riesgo (mayores de 50 años) que no han completado el esquema”, señaló Dionne Cruz, presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública.

La profesional advierte que, según cálculos internos, solo el 55 por ciento de la población colombiana tiene el esquema completo de vacunas. “Las fiestas propiciaron los contagios”.

¿Y en Colombia?

La situación de hipercontagios no solo ocurrió en Cali. En varias regiones del país, donde también se realizaron eventos masivos, los números de positivos repuntaron de manera preocupante. El INS reportó 26.190 contagios el pasado viernes. Y, aunque el número suene escandaloso, el avance en vacunación ha incidido de manera positiva para que las unidades de cuidados intensivos no estén colapsadas. La variante ómicron –frente a una persona con esquema completo de inmunización contra la covid– no genera mayores contratiempos que un aislamiento en casa.

El Ministerio de Salud reporta un total de 65.563.271 dosis aplicadas, y una disponibilidad de más del 45 por ciento en camas uci. De acuerdo con los reportes del Ministerio de Salud con corte al 7 de enero, el país tenía una disponibilidad del 44,35 por ciento de camas uci. Es decir que, de las 10.946 camas reales uci con las que cuenta el territorio nacional, el 45,31 por ciento están ocupadas. De estas, 748 corresponden a casos confirmados de covid-19; 321, a casos sospechosos; 5.022, a otras enfermedades; y un restante de 4.855 se encuentran disponibles.

Los no vacunados inclinan la balanza

Los primeros días de enero han traído incertidumbre por cuenta de las sombras de posibles cuarentenas sectorizadas donde los contagios están disparados. Lo que inclina la balanza a un nuevo encierro es la incidencia de muertes y hospitalizaciones por covid.

Por ahora, el INS ha reportado 111 muertos por covid en la primera semana de enero. De este número, 94 por ciento superaba los 50 años de edad y con un factor en común: no estaban vacunados contra el virus o apenas tenían la primera dosis de inmunización.

De continuar con esa tendencia, asegura la Asociación Colombiana de Salud Pública, se deberán tomar medidas extremas para evitar un nuevo colapso en los servicios de emergencias. Los no vacunados determinarán lo que pueda ocurrir en los próximos días. La mezcla de aglomeraciones y no vacunados llevaría al país a un escenario parecido al de comienzos de 2021. Un déjà vu que devolvería a la población a la emergencia del segundo pico de la pandemia.