SEMANA conoció detalles de la investigación y análisis de Medicina Legal tras el asesinato de dos ganaderos frente a Corferias en Bogotá, un hecho criminal que, aparentemente, ordenó un grupo de narcotraficantes con nexos en Colombia y Venezuela.
De acuerdo con los estudios forenses, las dos víctimas fallecieron producto de los impactos de bala que fueron propinados por un sicario, usando un arma de fuego tipo pistola. Cada una de las víctimas recibió tres disparos, repartidos entre la cabeza, el tórax y el estómago.
Las evidencias hasta ahora recaudadas por los investigadores señalan que un hombre que se desplazaba a pie por los alrededores de Corferias recibió la información de que los dos ganaderos estarían hacia las 9:20 de la noche frente al recinto ferial y sería el momento de atacarlos.
Los videos de las cámaras de seguridad, que fueron recuperados por los investigadores, muestran el momento en que el asesino se acerca a las víctimas y dispara de manera repetida, al parecer con un arma acondicionada con un silenciador. Luego sale del sitio, se sube a la motocicleta y huye.
Los hallazgos de Medicina Legal indican que los dos ganaderos fallecieron de manera inmediata, producto de los impactos de bala. El reporte forense señala que se trató de una muerte violenta tipo homicidio; sin embargo, advierte que es necesario avanzar en los otros escenarios de investigación.
La Fiscalía tiene en su poder algunas declaraciones de familiares y testigos de los hechos que advierten cómo ocurrió el ataque, lo que confirmaría que, en esta parte de la ciudad de Bogotá, se llevó a cabo un brutal hecho de sicariato.
Lo que llama claramente la atención es la frialdad de los asesinos: no dudaron un segundo en atacar a los dos ganaderos en un espacio ampliamente vigilado, con cámaras de seguridad y transitado por decenas de personas, particularmente en un evento que recibe miles de visitantes.
Al dictamen de Medicina Legal se suma otra evidencia en la investigación que fue priorizada por la seccional de fiscalías en Bogotá, con reuniones entre los investigadores y los fiscales de la unidad de vida, además de un consejo de seguridad tras la gravedad de los hechos.
Con los videos, las declaraciones y una investigación que recibirá apoyo de las unidades contra el narcotráfico, se espera que en las próximas semanas no solo den con los autores materiales del asesinato, sino con quien ordenó el crimen.
Los testigos
El asesinato de Andrey David González Hernández, de 31 años, de nacionalidad venezolana, junto a quien era su socio, Ruby Alexander Moráis Layme, de 38 años aproximadamente, de nacionalidad portuguesa, causó revuelo en Bogotá.
Un caso de sicariato frente a Corferias, un lugar con seguridad las 24 horas del día, lleno de cámaras de seguridad y transitado por cientos de personas, se convirtió en un duro golpe a la seguridad de la capital del país.
El asunto de fondo que forma parte de la investigación es si esta acción criminal está relacionada con negocios o vendettas por narcotráfico. Hay incluso versiones de que González Hernández sería cercano a la firma Agropecuaria la Vía Láctea S.A.S., la misma que resultó involucrada en la exportación de cocaína en un cargamento de ganado con destino a Europa.
SEMANA indagó y, aunque forma parte de las hipótesis que investigan las autoridades, esta es una de las pistas que se están siguiendo, pero no hay aún ninguna certeza de que haya relación entre los dos hechos.
SEMANA conoció detalles de la investigación de cómo un sicario, al parecer escoltado por una moto, se acercó a las víctimas, les apuntó y disparó sin dudar un solo segundo. Las declaraciones que recaudó la Fiscalía recrearon la escena del crimen y abrieron nuevas hipótesis respecto de los móviles del asesinato, la principal: un ajuste de cuentas entre narcotraficantes.
Del ciudadano venezolano fue posible obtener la declaración de la esposa. La mujer habló con los investigadores y entregó apenas detalles de lo que estaban haciendo en Corferias, que incluía la venta de la empresa que, justamente, estaba en exposición en el evento mayor. Pero no pudo o no quiso dar más detalles.
Otra persona que fue indagada por la Fiscalía fue un testigo presencial de los hechos. El hombre advirtió cómo ocurrieron los asesinatos; cómo un hombre que se movilizaba a pie y otra persona que lo esperaba en una moto, se acercaron a las víctimas y dispararon de manera repetida. Incluso cuando los dos hombres, Andrey y Ruby, ya estaban en el suelo, el sicario seguía disparando, asegurando su objetivo principal, el asesinato.
“Estaban en la feria agropecuaria y, en momentos en que se encontraban transitando, fueron interceptados por una motocicleta y, sin mediar palabras, son impactados con arma de fuego. Luego huyeron del lugar”, señaló el testigo a la Fiscalía.
Las dos víctimas, de acuerdo con las declaraciones de los testigos, se encontraban en el recinto de Corferias en la exposición ganadera desde las 8 de la mañana. Durante todo el día adelantaron las labores cotidianas del evento y solo hasta las 9 de la noche, cuando ya el resto de empleados se había marchado, tomaron la decisión de salir del recinto ferial.
De acuerdo con las cámaras de seguridad, exactamente a las 9:20 de la noche estaban esperando un taxi. Fue ese el momento en el que el sicario los atacó de manera indiscriminada, frente a varias personas que se encontraban en el sitio y la vigilancia del lugar, incluso de un establecimiento de comercio que queda justo enfrente del evento donde se encontraban.
Con los videos, las declaraciones y todo el material probatorio que recaude la Fiscalía, esperan avanzar en la investigación. Este viernes, se adelantó un consejo de seguridad para conocer detalles del caso, la importancia para la ciudad de un caso de esta magnitud y que ocurra en una zona tan transitada.
En poder de la Fiscalía ya están los videos de seguridad de un hotel cercano al lugar de los hechos, las cámaras del Centro Automático de Despacho (CAD) de la Policía y de todo el sistema de seguridad que está en la zona. Con esta información, se podría identificar a los asesinos, el vehículo en el que se movilizaban y, en el curso de la investigación, quién ordenó el crimen.