Rafael Ortiz es un profesional santandereano que se postuló al concurso de una empresa privada destinada a apoyar iniciativas productivas de jóvenes con espíritu emprendedor. Su iniciativa fue seleccionada por el jurado y se hizo acreedor a una planta de producción por valor de 40 millones de pesos.El paso a seguir consistió en dejar su trabajo para dedicarse por completo a la naciente empresa, pero no fue tan fácil. “Tenía que decidir si me metía de lleno en la empresa o seguía como funcionario en un cargo donde me destacaba y contaba con garantías para sostener mis responsabilidades”, dice Ortiz.Para continuar con la empresa sin separarse de su trabajo, buscó un socio que lo apoyara con las operaciones, pero en lugar de mantenerla por buen camino la condujo a su clausura. Según Ortiz, los manejos de su aliado “despedazaron el emprendimiento. Me quedó la empresa, pero el negocio de ese emprendimiento no siguió”.Para Diana Sandoval las cosas tampoco fueron fáciles. Estudió Administración de Empresas y siempre soñó con ser dueña de una marroquinería. Estando en la última etapa universitaria, se enteró de la existencia del Fondo Emprender y postuló su iniciativa, resultando seleccionada para recibir casi 70 millones de pesos.Diana, entusiasmada por la oportunidad, invitó a su hermana a renunciar a su trabajo y ser parte de la empresa. Ella aceptó y terminó involucrando hasta a sus padres. La empresa despegó y adquirió un ritmo de trabajo creciente, con la aplicación adecuada de criterios de marca, diseño y administración, proyectándose como un próspero caso de emprendimiento juvenil exitoso.Sin embargo, cumplido el año de operaciones, apareció una cuenta de cobro que puso en aprietos la continuidad de la empresa: Diana debía pagarle al Gobierno un altísimo impuesto de ganancia ocasional por los recursos que recibió del Fondo Emprender. La batalla legal le quitó a Diana tiempo valioso para su negocio.Este tipo de casos son una muestra de las dificultades que los jóvenes encuentran en relación con el emprendimiento. Pero también hay casos de éxito, Ginna es estudiante de Administración y Negocios Internacionales de la Universidad de Boyacá. Fundó Comproagro.com la primera red social para agricultores que beneficia a más de 13.000 agricultores en 29 departamentos del país que ofrecen más de 200 variedades de productos, saltándose los gastos de los intermediarios. Gracias a esta aplicación, los agricultores mejoran sus ingresos entre 15% y 30%.
Foto: PacifistaGinna hizo parte del grupo de jóvenes que participaron en la creación de Candidater –una herramienta para conocer la afinidad política con los candidatos presidenciales- y que escogieron este tema para que los candidatos respondieran cuál es su propuesta, y después otros miles de jóvenes pudiera hacer el test y conocer su afinidad partidista.
La red de emprendimientoEl emprendimiento empezó a tener promoción en Colombia desde 1998 cuando el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA le dio inicio a un programa de capacitación y orientación a los jóvenes emprendedores.Jhan Carlos Alvernia, asesor de la dirección nacional de la entidad, parte de la definición de emprendimiento como el conjunto de valores para generar riqueza a través de unas competencias personales y empresariales. “El Sena ya no es el único actor del emprendimiento. Actualmente Colombia cuenta con una red nacional con ese propósito”.Esta red es la suma de otras que existen a escala sectorial y regional. Alvernia explica que el gobernador de cada departamento es quien las orienta, convocando al Sena, las Cámaras de Comercio y actores de sectores productivos de cada región.“Se crearon unas mesas sectoriales de emprendimiento encargadas de financiar y crear empresa. Ahí entra el Fondo Emprender, las entidades que hacen parte de mesas sectoriales pueden promover y acceder a recursos para financiar a sus aprendices”, explica Alvernia.En el caso del Sena, además de su participación en la red y la promoción del Fondo Emprender, ofrece espacios como el Tecnoparque y la Tecnoacademia, que según Alvernia están financiados por el Estado y dan un apoyo técnico a innovaciones y emprendimientos de base tecnológica.El esfuerzo del Sena es importante, pero no resulta suficiente. En especial en lo relacionado con la innovación, que es en la actualidad lo que Alvernia destaca como el valor fundamental al que deben apuntarle los emprendimientos en Colombia, aparece como un factor determinante la baja inversión que el país hace en materia de ciencia, tecnología, investigación y desarrollo.Para INNpulsa Colombia, programa creado en 2012 para activar el crecimiento empresarial extraordinario jalonado por la innovación, el país debería invertir al menos dos puntos del PIB en investigación y desarrollo, pero sólo dedica el 0,19 a este aspecto. Esto deja solo al emprendedor en su esfuerzo por mejorar la calidad de sus productos y la eficiencia de la producción, de acuerdo con el estudio de emprendimiento publicado por la entidad.También resulta relevante el motivo que lleva a un joven colombiano al emprendimiento. Con la información que ha acumulado, INNpulsa ha descubierto que el principal motivo del emprendimiento es la necesidad, lo que aleja a las iniciativas de apoyarse en la utilización de tecnología y que tengan por apuesta la innovación. Solo el 18,1 por ciento de los emprendimientos son de base tecnológica.Este componente hace del emprendimiento juvenil un debate complejo. Mientras la opinión de algunos jóvenes consultados por SEMANA muestra un consenso en el apoyo que debe dársele a sus iniciativas productivas, la ausencia de recursos provenientes, por ejemplo, de capitales de riesgo, restringe altamente las oportunidades de implementación de proyectos con apuestas innovadoras.Esta condición deja el espectro del emprendimiento juvenil al apoyo de iniciativas de supervivencia, que tienen validez mientras el mercado les otorgue un espacio de sostenibilidad. En este caso, INNpulsa cree que las complejidades del emprendimiento están profundamente ligadas con el emprendedor.De este punto de vista se aparta un poco el empresario Mario Hernández, dedicado en los últimos años a brindar charlas a jóvenes estudiantes en la que los invita a emprender. Para Hernández, “el emprendimiento es el camino. No hay otra alternativa en la vida más en el momento en el que estamos viviendo”.Hernández, uno de los empresarios más reconocidos del país, se respalda en el principio de que “la vida es una oportunidad, y en el recorrido del camino del emprendimiento está la oportunidad de la innovación, pues eso no se logra solo en el mundo de las ideas. Hay que hacer, hay que untarse, para descubrir las innovaciones”.Ante la posibilidad de que los emprendimientos no se cristalicen por falta de persistencia, Hernández recuerda que nada en la vida es fácil. “Para llegar a donde estoy tuve que superar muchos contratiempos y los sigo superando, pero hay que entender que así funciona la vida. Y teniendo conciencia de ello, el único camino que existe es recorrerlo. Al fin y al cabo, todo lo que logremos es ganancia, ya que a este mundo llegamos sin absolutamente nada”.