Aún persisten muchos interrogantes alrededor de la trágica muerte del joven Dilan Cruz. Pero tres hechos por lo pronto resultan irrefutables en esta dolorosa historia que conmocionó al país. El primero es que el dictamen de Medicina Legal determinó que el deceso del joven de 18 años constituye un homicidio. Esta es una clasificación que el instituto hace cuando una persona le causa la muerte a otra de manera violenta, más allá de las consecuencias penales individuales sobre si hubo o no una intención de hacerlo. Este último tema será el núcleo de una investigación que ya está en el centro de una polémica.
Por un lado, la defensa del policía alegará que no hubo dolo en el acto de quitarle la vida al joven. Pero por el otro, algunas organizaciones de derechos humanos consideran que más allá del arma y la munición, influye la forma en que el agente la usó. También la desproporción implícita en dispararle, incluso con un armamento no letal, a un manifestante desarmado y que estaba de espaldas, sin capacidad de reaccionar. Ahora habrá que determinar si el policía le apuntó a la cabeza a Dilan. Los protocolos para usar este tipo de armas dicen que las fuerzas policiales en el mundo pueden usarlas para inmovilizar a una persona en medio de actos violentos, nunca para matar.
Antes de recibir el impacto, Dilan Cruz marchaba con un grupo de amigos por el centro de Bogotá. Los hechos ocurrieron minutos después de que el Esmad puso en marcha un operativo para recuperar la vía bloqueada.
En cualquier caso, el informe legista deja constancia de que no hay ninguna duda de que Dilan murió como consecuencia directa de un disparo calibre 12 que venía de la escopeta de un policía del Esmad. Esto sucedió en medio de una manifestación el sábado en el centro de Bogotá. Y ahí viene el segundo hecho por ahora certificado. Medicina Legal aclaró que la munición usada por el uniformado no era hechiza ni estaba alterada. Esto significa que el cartucho de carga múltiple tipo bean bag es de uso permitido en el Esmad y está cobijado por los protocolos y convenciones internacionales. Algunos testimonios indican que una orden precedió las actuaciones del Esmad para disolver las protestas durante aquella mañana. Una funcionaria que acompañó la marcha en esas horas fatídicas le contó a SEMANA que presenció cuando el jefe de escuadra del Esmad le informó a miembros de la Personería que había instrucciones de disolver la marcha que se desarrollaba sin desmanes: “Doctora, tenemos orden de proceder”, escuchó de viva voz esta persona.
¿Quién ordenó acabar la marcha? SEMANA se comunicó con el secretario de Seguridad de Bogotá, Jairo García, para obtener, sin éxito, una respuesta oficial de lo sucedido. Personas cercanas al funcionario dijeron que él no se iba a pronunciar sobre el tema para no afectar las investigaciones. El alcalde Enrique Peñalosa, sin embargo, dio algunas puntadas en medio de una rueda de prensa que ofreció el miércoles. El mandatario dijo que el Esmad solo interviene cuando hay vandalismo y los derechos de los demás se vulneran. “En caso de que intervenga esa fuerza cuando hay expresiones pacíficas, bienvenidas las investigaciones correspondientes también”, dijo. La escuadra antidisturbios tenía aparentemente la misión de despejar la vía para recuperar la movilidad, perdida en algunos puntos del centro. Dilan estaba en ese momento en un grupo de unas 100 personas que avanzaban sobre la calle 19, entre las carreras Quinta y Cuarta, en sentido occidente-oriente. Según este mismo testigo consultado por SEMANA, la movilización no se había tornado violenta hasta ese momento. De hecho había gente sentada sobre el asfalto. “Nadie había atacado al Esmad”, asegura. Y aquí aparece otro de los debates sobre la actuación de la Policía. Algunos miembros de los organismos humanitarios presentes allí no vieron con buenos ojos que la fuerza pública tomara esa determinación: “Ya con el centro colapsado y por el bloqueo de una vía, no ameritaba hacer algo así”, opinó uno de ellos. Una vez el Esmad notificó su proceder, miembros de la Personería comenzaron a contarles a los presentes que este escuadrón iba a iniciar un operativo para recuperar las calles. Algunas personas sentadas en la vía se pararon, otras comenzaron a retroceder. El Esmad avanzó y entonces los manifestantes lanzaron dos piedras. Los policías avanzaron y lanzaron gas y granadas de aturdimiento. Los equipos institucionales que velan por el respeto de los derechos humanos se replegaron hacia las fachadas para quedar visibles. Los marchantes continuaron por la carrera Cuarta hacia el norte, única dirección que tenían disponible.
En la esquina de la 19 ocurrió la fatalidad. Dilan, quien iba con algunos amigos del barrio Ricaurte, se agachó para devolver un gas que había lanzado el Esmad. En otras imágenes difundidas en redes se oye que un policía alienta a otro a disparar. Y en efecto, este accionó la escopeta. Dilan, que ya venía retrocediendo, recibió el disparo en la cabeza y cayó inconsciente. La escena fue desgarradora. Dos gestores de convivencia, un miembro de la Personería y un paramédico llegaron de inmediato a auxiliarlo. También la Defensa Civil, y minutos después se acercó un carro de la Cruz Roja. Cuando lo subieron a la ambulancia tenía signos vitales. “Vi las caras de los policías, los vi preocupados cuando vieron la sangre, mucha sangre”, continúa el testigo. Dilan estuvo estuvo tres días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Ignacio, de la Universidad Javeriana. Pero el lunes en la noche los médicos reportaron su muerte. De inmediato cientos de personas se acercaron al centro médico a dejar flores y mensajes. Dilan se convirtió en un símbolo de las protestas pacíficas contra el Gobierno. Su nombre quedó plasmado en miles de carteles que un día después aparecieron en las calles de todo el país. Al día siguiente, en el barrio Ricaurte de Bogotá se podía sentir la tristeza en el ambiente. Allí, en esta zona del centro de Bogotá, está el colegio donde el joven terminó este año su bachillerato. Tan solo cuatro días antes, Dilan pasó por la institución a confirmar que había aprobado todas sus materias. Estaba feliz por el grado, que se llevaría a cabo justo el día en que murió.
En la ceremonia, que tuvo lugar en la Biblioteca Virgilio Barco, la ausencia de Dilan marcó el estado de ánimo de sus compañeros. Los muchachos y sus familias estaban desolados. Denis Cruz, la hermana de Dilan, habló desde el atril. Entregó un mensaje conmovedor. Lamentablemente en la noche los médicos confirmaron el deceso de Dilan. Dilan tenía muchas razones para salir a marchar. No estaba seguro de poder ingresar a la universidad. Por eso le había comentado a algunos de sus amigos su intención de pedir un préstamo en el Icetex, lo que no alcanzó a hacer. La muerte de Dilan impresionó al país en un momento en que miles de personas se movilizaban por varias causas.Denis, en medio de lágrimas, publicó un video con el siguiente mensaje: “El diálogo y el amor siempre serán nuestras mejores armas. El mejor homenaje que le podemos hacer a Dilan es que no haya más disturbios ni violencia. Dilan eran un hombre noble, era un hombre capaz, era un hombre inteligente, era un hombre de paz”.