El desconocimiento de los resultados de las elecciones para Congreso del pasado 13 de marzo es el más duro revés para la democracia en décadas.
Aunque la polarización entre sectores de derecha e izquierda lleva varios años, la ruptura de la confianza en la legitimidad de las urnas está llevando a Colombia a un momento que no se había visto.
Primero fue Gustavo Petro, máximo dirigente de la izquierda colombiana y quien figura entre los más opcionados para llegar a la Presidencia, quien lo dijo.
En el cara a cara de SEMANA y El Tiempo, el pasado 19 de marzo, Petro advirtió que había un fraude en marcha. Y sentenció: “Si hay evidencia generalizada de fraude detectado por la ciudadanía en las mesas de votación, nosotros no aceptaremos el resultado de las elecciones”.
En ese momento Petro también dijo que en caso de fraude, pediría recontar los votos “mesa a mesa”.
Transcurridos los escrutinios de los comicios legislativos y ante el sorpresivo crecimiento del petrismo en relación con el preconteo, fue el expresidente Álvaro Uribe quien dijo que “no se pueden aceptar los resultados de las elecciones”.
Uribe fundamenta su renuencia a aceptar los resultados de las urnas en el incremento de la votación a favor de Petro, en los escrutinios, y en detrimento de lo ya logrado por el uribismo y los conservadores.
La Registraduría le reconoció al Pacto Histórico, a través de los escrutinios, más de 390.000 votos por encima de lo que había obtenido en el preconteo.
Por esa vía el petrismo llegó a 19 curules en el Senado y Roy Barreras espera seis bancas más, en detrimento de lo que el uribismo y los conservadores habían obtenido en el preconteo.
La discusión de fondo no es una curul más o una curul menos, sino el control del Congreso y las decisiones que esta corporación tomará en los próximos cuatro años, no solo respecto de las leyes, actos legislativos y debates de control político, sino de la elección de dignidades como magistrados de la Corte Constiucional, la Procuraduría y la Contraloría.
“Nuestras 50 curules decidirán el próximo contralor, los próximos magistrados del CNE, los nuevos magistrados de la Corte Constitucional, por eso están nerviosos y quieren sabotear las elecciones presidenciales”, trinó esta tarde Gustavo Bolívar, hombre de la primera línea de Petro.
Es el control del poder Legislativo lo que está en discusión. Lo que está en juego.
La confrontación sube de temperatura
El registrador Alexander Vega ya pidió hoy que se vuelvan a recontar los votos. También lo volvió a solicitar el presidente de la República, Iván Duque.
El asunto es que ninguno de los dos tiene la competencia para tomar esa decisión. Será el Consejo Electoral, cabeza de la organización electoral, el que resuelva el pedido.
Mientras se espera la respuesta del Consejo Electoral, el debate sobre esa posibilidad ha subido de tono en las últimas horas. El lenguaje de los dirigentes es muy peligroso.
Para Petro, el primero en denunciar el fraude y hablar de reconteo de votos, la decisión de Uribe en ese sentido ahora es un “golpe de Estado”.
“Estamos ante un verdadero golpe de Estado impulsado por Uribe”, dijo Petro hace unas horas por su cuenta de Twitter.
Petro ha expresado toda su desconfianza por lo que pueda surgir del reconteo de los votos, como ahora lo han exigido el Gobierno, el registrador y Uribe.
“Donde ya terminaron escrutinios, la mayoría de mesas, los votos están en poder del Consejo Nacional Electoral de mayoría uribista y de registradores departamentales de mayoría uribista. No hay cadena de custodia tranaparente para esos votos”, dijo Petro esta tarde.
El líder del Pacto Histórico, además de denunciar el fraude y ahora oponerse al reconteo de los votos, no cree en la transparencia del Consejo Electoral ni en los delegados de la Registraduría. A su juicio, todos son “uribistas”, lo cual no le da confianza.
El expresidente Uribe ha estado presentando “evidencias” en su cuenta de Twitter sobre el incremento, para él nada confiable, de votos del petrismo en distintas regiones del país.
Uribe inclusive ha comenzado a mostrar testimonios de electores que señalan cómo sus votos en muchas mesas, en distintas ciudades, no fueron contabilizados.
Petro, esta tarde, también dijo que cancela su participación en “debates electorales hasta que se garantice la transparencia del voto”.
La confrontación Uribe-Petro está escalando en las redes sociales y sus seguidores los apoyan.
Esta tarde Uribe, en Twitter, enumeró varios signos que para él configuran un “asalto de Petro a la democracia”. Y citó entre otros momentos “el asalto del narcovandalismo durante el paro nacional; el impulso de Petro a ese asalto; el asalto al proceso electoral; el asalto a la Catedral”.
Para el expresidente Uribe todos estos son etapas del “asalto de Petro a la democracia”.
El expresidente conservador Andrés Pastrana, quien desde hace varios meses puso en duda la transparencia de la Registraduría para liderar el proceso electoral, también teme que haya una defraudación en marcha para favorecer al Pacto Histórico.
“Las cifras oficiales del Registrador apestan a fraude a favor del Pacto Histórico”, criticó el expresidente conservador, quien también ha exigido el reconteo de los votos.
Hora tras hora, el clima de tensión por los resultados de las elecciones aumenta.
El temor es que si no hay un pronto desenlace que deje satisfechos a los sectores enfrentados, el manto de duda y de desconfianza sobre el sistema electoral afecte las elecciones presidenciales.
Se espera que la Comisión de Garantías Electorales de la que forman parte el Gobierno, la autoridad electoral, los organismos de control y los partidos políticos, comiencen a dar respuesta a estas inquietudes.
Complejidad del reconteo de votos
Aunque el presidente Iván Duque y el registrador Alex Vega pidieron el reconteo de los votos, este es un camino tortuoso que podría generar mayores complejidades.
De entrada Petro acaba de decir que la solicitud del registrador “es el verdadero fraude”. O sea, advierte que no aceptará los resultados de ese proceso. Arguye que si se hace el reconteo se pierde la cadena de custodia de los votos y los resultados podrían ser alterados. “A esta hora pueden estar llenando las bolsas de votos”, dijo.
El exintegrante del Consejo Electoral, Alfonso Portela, también ha hecho ver las dificultades logísticas y legales que podrían sobrevenir con el reconteo de los votos.
Portela dijo que no es práctico que la labor de 700.000 jurados que participaron en el preconteo de votos la vayan a hacer ahora solo cuatro mil jueces y notarios, a quienes correspondería esta función.
Un asunto de alto riesgo para la transparencia del voto y la legitimidad del proceso es la manipulación de las bolsas en que se encuentran los votos, pues el reconteo supone volver a abrirlas y contabilizar de nuevo.
El lugar para el nuevo conteo, el personal idóneo y confiable, la seguridad y el tiempo que tomaría esta etapa son temas que el Consejo Electoral debe resolver.
Pastrana ha propuesto que el Gobierno contrate peritos internacionales forenses para participar en esta nueva etapa, pero el exmagistrado Portela advierte que eso podría dar origen a una manipulación del voto y que recuperar la confianza después de una situación de esas es imposible.
El temor es que esta discusión no se extienda al debate presidencial en marcha y que los resultados de las elecciones para elegir al sucesor de Iván Duque no vayan a ser cubiertas por este manto de desconfianza. Sería muy grave para la democracia.