Como pocas veces había ocurrido en la historia, la centroizquierda, según lo revelan los estudios de opinión, tendrá opciones reales de llegar al poder. Sin embargo, hay un ‘fantasma’ que desde hace varias semanas viene rondando este sector político y amenaza seriamente esas posibilidades: las divisiones.
Las fracturas han estado a la orden del día. Uno de los impactados por este fenómeno fue el Pacto Histórico, liderado por Gustavo Petro, quien estuvo en el ojo del huracán por denuncias de faltas de transparencia, criterio y equidad de género en la construcción de las listas al Congreso.
Esto llevó incluso a la renuncia de cartas claves de esta convergencia. Tal fue el caso de Juana Afanador, activista y escritora, quien pretendía lanzarse por el Polo Democrático, pero las acciones “discutibles e incongruentes” del Pacto Histórico la llevaron a renunciar a su aspiración. “Mis convicciones también me han llevado a ser enfática en el rechazo de algunas prácticas al interior del Pacto Histórico”, anotó.
Afanador se refiere a las alianzas con figuras que van en contra de los derechos de las mujeres, las comunidades sexualmente diversas y quienes en algún momento se encontraron ligados a la “política tradicional uribista”.
Sin embargo, el centro de su molestia se enfoca en el mecanismo escogido para llegar al Congreso de la República: las listas cerradas que recaudan votos y asignan curules en orden de arriba hacia abajo. Afanador, en este sentido, considera que se mantendría la armonía en la coalición con listas abiertas de voto preferente.
Lo mismo ocurrió con la activista y militante del Polo Democrático Sara Tufano, quien calificó a Petro como “autoritario”.
Por su parte, César Pachón, representante a la Cámara por Boyacá del Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais), llamó “politiqueros” y “dinosaurios” a quienes presionaron por ocupar los primeros puestos en las listas después de asegurar que no les importaban. Luego, al conocer que tendrían que pasar otros 16 senadores antes que él, puso en duda todo el mecanismo de la alianza progresista.
Donde también hubo ‘fuego’ amigo fue en el Partido Comunes, colectividad que les negó el aval a dos de sus principales voces: la senadora Victoria Sandino y el senador Benkos Biohó. El distanciamiento entre las partes se generó por las críticas de los congresistas a las determinaciones que se toman desde el consejo político, que está conformado por los principales líderes de la colectividad.
Por los lados de Alianza Verde, que ya venía con fracturas, la tormenta se agudizó a tal punto que la falta de acuerdos a escasas horas de oficializar la lista al Congreso molestó a la senadora Angélica Lozano, quien ingresó a la dirección nacional de su partido vía Zoom y renunció oficialmente. La senadora no quería que jugaran más con ella y que incumplieran los acuerdos a los que llegaban de manera oficial.
Cansada del ala petrista, que se opone a la mayoría de sus posiciones, decidió hacerse a un lado. Lozano ya venía con ganas de irse de la Alianza Verde, incluso cuando propuso escindir el partido, un tema que no tuvo eco y al que no le copiaron ni siquiera sus más cercanos líderes.
No van con Petro
Más allá de estas divisiones partidistas, un hecho que deja claro que lo ocurrido en 2018 se podría reeditar el próximo año fueron las respuestas que dieron los miembros de la Coalición Centro Esperanza el domingo pasado en El Debate SEMANA con precandidatos a la Presidencia.
Ante la pregunta sobre si, en un escenario hipotético, la Presidencia de Colombia quedara entre Gustavo Petro y otro candidato que no forme parte de esa congregación, alguno de ellos le daría su voto al representante del Pacto Histórico, la mayoría fue dubitativa.
Cuando la ronda de respuestas llegó al candidato presidencial Sergio Fajardo, este empezó respondiendo que él nunca se hace esa pregunta; de hecho, afirmó que en caso tal de que se la llegara a formular ‘’al día siguiente no me levanto a hacer campaña, nunca lo he hecho’'.
Lo mismo ocurrió con los demás integrantes de la coalición, quienes a excepción del exgobernador Carlos Amaya se mostraron reacios a apoyar al senador de Colombia Humana.
Este fenómeno, que no es nuevo para este sector político, obedece, según expertos, a la forma en la que la izquierda ha desempeñado su papel en la política colombiana.
“La izquierda en Colombia se ha preparado para hacer oposición y es un papel que desempeñan muy bien, pero hasta el momento no se han mostrado como una opción de poder sólida y eso se refleja en sus divisiones, cada cual tiene su propia de visión de cómo llegar, pero no es una visión conjunta”, planteó el politólogo de la Universidad Nacional Rodrigo Sánchez.
Por su parte, el doctor en Ciencia Política Javier Duque aseguró que “la izquierda en general carece de organización institucionalizada y con vínculos estables en los departamentos y municipios (...). La izquierda se caracteriza por un intenso personalismo”.
Tal parece que a la centroizquierda aún la persigue el fantasma de lo ocurrido en 2018. ¿Se perderán de nuevo la posibilidad de ser poder?