En la tarde de este 2 de marzo, los llamados rappitenderos (empleados de la empresa de domicilios y mensajería Rappi) salieron a las calles de algunas de las principales ciudades del país para quejarse en contra de la compañía contratista rechazando las pésimas condiciones de trabajo que, según ellos, experimentan cada día.

Las protestas fueron convocadas por Unidapp, organización que se identifica como el sindicato de trabajadores de las aplicaciones de domicilios en el país.

De acuerdo con Jhoniell Colina, presidente de Unidapp, “la empresa (Rappi) hace uso y disfrute del espacio público obteniendo ganancias con el trabajo de los repartidores, pero no proporciona espacios de parqueo gratuito, ni baterías sanitarias, ni zonas de recarga de celulares ni de alimentos o hidratación”.

Así, en Bogotá se presentó un grupo de más de 100 personas que protestaban en contra de los contratos ofrecidos por Rappi. En motos y bicicletas, los rappitenderos exigieron, además de lo expuesto por Colina, garantías en contra de la violencia de género que se suscita alrededor del servicio ofrecido.

En la capital colombiana, los domiciliarios iniciaron su marcha en la carrera 15 con calle 85, al noroccidente de la ciudad, y se dirigían hacia la calle 100 con destino al Ministerio del Trabajo. Al llegar allí la idea era presentar ante la cartera del Gobierno nacional un pliego con las quejas y necesidades que dicen tener en relación con su trabajo.

Movilizaciones en otras ciudades

Aparte de Bogotá, los rappitenderos decidieron salir también en la ciudad de Bucaramanga, tomándose algunas zonas importantes de la capital de Santander como la calle 56, carrera 33, carrera 27 y la autopista Floridablanca-Girón.

Allí se presentaron al menos 200 domiciliarios que exigían, además de mejores condiciones de trabajo, una reducción en las comisiones que deben dar a la empresa, con el fin de mejorar también sus ingresos.

Asimismo, los rappitenderos barranquilleros salieron en gran cantidad a las calles del norte de la capital del Atlántico, exigiendo, tal como sus colegas en Bogotá y Bucaramanga, fortalecer el contrato laboral con Rappi, en términos de pagos y condiciones sociales durante el ejercicio de sus actividades en esta ciudad de la costa caribe colombiana.

Respuesta de Rappi

Ante las críticas, quejas y rechazo mostrados por sus empleados, Rappi emitió un comunicado de prensa en el que expresa la importancia de estas movilizaciones para conocer de primera mano lo que viven sus trabajadores en las principales ciudades de Colombia, no sin antes, como era de esperarse, defenderse ante los ataques recibidos en contra de la plataforma y los pagos generados por la misma.

“En Rappi respetamos el derecho a protestar pública y pacíficamente”, inicia el comunicado, que además explica, desde la perspectiva de la empresa, cómo funcionan dos factores importantes en los pagos de los domiciliarios: la propina y el servicio por el domicilio.

En el caso del primero, Rappi indicó con “respecto a la propina: el repartidor independiente recibe el cien por ciento (100 %) de la propina pagada por el usuario/consumidor, entendiéndose que Rappi no recibe ningún porcentaje de la misma”.

Asimismo, en cuanto al “valor del servicio de domicilio”, la empresa manifestó que “este es determinado por el algoritmo de la Plataforma Rappi a partir de diferentes variables. Queremos aclarar que el repartidor independiente puede visualizar el valor del domicilio de la gestión encomendada por el usuario/consumidor en el momento en el que visualiza la orden en la aplicación “Soy Rappi”, y de manera libre y voluntaria, puede escoger aceptar o no”.

Por último, la compañía informó que las peticiones, quejas, reclamos o sugerencias que tengan sus trabajadores siempre serán bien recibidas, por lo que cuentan con “diferentes canales de contacto habilitados, como: chats, grupos focales, un blog y puntos físicos de atención a repartidores independientes”.