"Es Colombia, no Columbia", le vociferaron al inexperto candidato republicano a la Casa Blanca desde el sur del continente. El hombre que se había aventurado en la carrera por la Presidencia más importante del mundo sirvió en más de una oportunidad de comidilla a los usuarios de las redes sociales que no terminaron de tomarse su candidatura en serio.Su discurso de ofensas hacia los mexicanos y los latinos desvió en más de una oportunidad la "tragicomedia" a la que fue reducida su postulación. Algunos consideraron que su discurso provocador, incoherente y superficial lo haría caer por su propio peso. Pero las cosas no pasaron así y pocos calcularon que el excéntrico millonario, este miércoles, saldría victorioso.Consulte: Trump y los efectos negativos para la economía colombianaFueron contadas -incluso en los dedos de una mano- las veces en que Trump incluyó en su agenda a Colombia. Ni el proceso de paz y mucho menos las FARC despertaron un interés genuino en su campaña electoral.Eso quizás es lo que ahora más preocupa. Mientras el acuerdo de paz que adelanta el gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla intenta salir del limbo al que lo llevó la derrota del ‘Sí‘ en el plebiscito el pasado 2 de octubre, los negociadores se encontraron de frente con la peor de las pesadillas.Después del notable apoyo del presidente Barack Obama a la negociación, a la Casa Blanca llega un mandatario dispuesto a abandonar las políticas liberales e inversionistas para volver a dar cabida al aislacionismo, lo que significa un enorme proteccionismo de la economía nacional frente a países como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán, llamados los Dragones Asiáticos.Puede leer: “Trump es la vulgaridad sin límites”Con ese panorama, muchos creen que están patinando los US$450 millones que prometió gestionar Obama ante el Congreso para el presupuesto del 2017. Como algunos lo han vaticinado, Trump seguramente no acabará con la cooperación de Paz Colombia -apoyado actualmente por los republicanos en la Cámara-, pero falta ver si continuará dándole al tema la misma prioridad de su antecesor."Hay unas políticas que ya fueron aprobadas. Él dio la imagen de llegar a cambiar con una varita mágica, pero las cosas no son así. Ahí hay unas estructuras pesadas. No se trata de llegar y cambiar todo a su antojo", le dijo a Semana.com María Victoria Llorente, directora de Ideas para la Paz.Las visiones no son fatalistas, pero sí habrá que tener cuidado. Primero porque sin duda caerá el entusiasmo que Estados Unidos le imprime a la mesa. ¿La razón?, la presencia de Bernard ‘Bernie‘ Aronson, muy posiblemente desaparecerá. Sin el respaldo presidencial se vuelve insostenible. El hombre designado personalmente por Obama no podrá permanecer más en la Mesa.Le sugerimos: El negocio que los Trump exploraron en Colombia"No creo que haya una amenaza para el proceso de paz. Los colombianos están pensando que Estados Unidos es como Colombia, donde cada cambio de Gobierno viene con una estrategia y una política nacional. Allá, las políticas son prolongadas y cambiarlas implican un proceso burocrático muy largo", señaló el general (r) Manuel José Bonnet.Tras los resultados electorales, el presidente Juan Manuel Santos se paró en la misma orilla del general (r) y manifestó que "Colombia ha tenido el privilegio de tener apoyo bipartidista durante muchos años", por lo que ve difícil que haya una excepción. El problema es que la política está desprestigiada en Estados Unidos. La elección del 2016 rompió varios paradigmas y Trump no deja de sorprender a diario con sus ocurrencias.Le recomendamos: "Estados Unidos solo intervendrá en donde tenga intereses"Y es que si había una razón por la que debía importarle a Colombia la elección presidencial en Estados Unidos, es el rumbo que tomará en los próximos meses la lucha antidrogas. La Guerra perdida y el creciente aumento de los cultivos de hoja de coca -96.000 hectáreas para el 2015- posiblemente obligarán a endurecer las políticas.Así pues, la propuesta de La Habana de que el narcotráfico sea considerado un delito conexo tendrá que volver a ser socializada. Esta vez, con el nuevo inquilino de la Casa Blanca."No se puede firmar una cosa estando en contravía del criterio de Trump. De ser así, firmamos un acuerdo y en enero estaríamos ante una situación compleja y es que Estados Unidos pueden pedir en extradición a las personas de las FARC", expusó el analista Francisco Barbosa.Santos tendrá que empezar desde cero. No sólo porque a lo largo de estos meses dejó ver su afinidad por la candidata demócrata Hillary Clintón, sino también porque tendrá que comenzar a construir una relación con Donald Trump que le permita sacar adelante el acuerdo, y con ello buena parte de la implementación antes de que se acabe su período presidencial.Consulte: Trump y Peña Nieto volverán a encontrarseSin embargo, esa no sería la única charla pendiente que tenga el presidente. De acuerdo con los primeros pronósticos, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani sería uno de los aspirantes a entrar en el gabinete de Trump y según conoció este portal, se trata de un hombre de los afectos del expresidente Álvaro Uribe Vélez, el principal vocero del ‘No‘ en el plebiscito.Por otro lado, la elección de este miércoles en los Estados Unidos terminó de lapidar la posibilidad de que ‘Simón Trinidad‘ se cobije con la Jurisdicción Especial para la Paz y acompañe a esta guerrilla en la implementación de los acuerdos y su tránsito a la vida civil. Además de que se enreda la posibilidad de que el país del norte retire al grupo insurgente de la lista de organizaciones terroristas. O se da bajo el gobierno de Obama, o los negociadores tendrán que abonar mucho terreno.Las cartas están por destaparse. El hombre que prometió deshacer el legado que en ocho años construyó Barack Obama empieza a hacer su camino como presidente electo de Estados Unidos y para Colombia su gobierno no necesariamente arrancará el próximo 21 de enero.