La oposición ha sido protagonista en primera línea durante los dos primeros años de Iván Duque en la Presidencia. Ha tenido oportunidades para fortalecerse y capitalizar cada crisis del Gobierno. No todas las ha aprovechado al máximo, pero sus líderes son optimistas y buscan ser una verdadera opción de poder en el 2022. Si en el primer año el fuerte de la oposición estuvo en el Congreso, cuando se unieron con los independientes para tumbar la ley estatutaria de la JEP; en el segundo año estuvo en las calles, al apoyar el paro nacional que reclamaba temas de fondo como una inminente reforma pensional, laboral y tributaria, así como la defensa de los derechos humanos encarnada en la muerte de ocho menores de edad en un bombardeo a las disidencias de las Farc. La mayoría de las marchas fueron espontáneas y diversas, el clamor en las calles puso en aprietos al Gobierno, tuvieron que sacar de foco las reformas, y se la jugaron por algunas propuestas que no eran tan populares como la Holding Financiera, que se hizo realidad pese a estar en los pliegos de petición del paro. Sin embargo, la oposición no logró tener las riendas de las movilizaciones, reclamaron su derecho a réplica a una alocución presidencial del 21 de noviembre, pero los reales protagonistas fueron los estudiantes, los ciudadanos de a pie y los sindicatos. “En las protestas del año pasado ninguno logró interpretar lo que estaba pasando en las calles y quedaron desbordados. Por eso, cuando el Gobierno convocó a la mesa no había vocero de la oposición”, explicó a SEMANA Jorge Iván Cuervo, analista político y docente de la Universidad del Externado. El paro nacional se convirtió en un hito, un cambio en el movimiento social colombiano, lo que representa no solo un reto para el Gobierno, sino para la oposición, que tiene la oportunidad de encarnar ese sentir en su propuesta para el 2022. Sin embargo, el sonido de las cacerolas en las calles cesó con la pandemia. “Las movilizaciones fueron inéditas, la gente estaba reclamando por su presente laboral y su futuro pensional, pero tuvo un punto débil, un desaprovechamiento: el extenso pliego de los sindicatos que caricaturizó el reclamo. Este semestre (de 2020) la oposición perdió la calle por culpa de la pandemia y le cerraron las puertas del Congreso. Es un Congreso ausente gobernando en la virtualidad. Pero el 2021 va a ser muy turbulento, volverán las movilizaciones y no podrán silenciar el Congreso más”, dijo a SEMANA el senador Roy Barreras, de la U, y en la oposición a Duque. Lo que los une y lo que no A dos años del Gobierno Duque la oposición sigue teniendo la percepción de que este no tiene rumbo ni bandera clara, y hace el mismo reclamo de que no los ha escuchado ni se ha sentado con ellos, excepto cuando se instaló la mesa anticorrupción que a fin de cuentas logró sacar a flote solo cuatro proyectos. La oposición ha tenido un rumbo claro: la defensa de la implementación de los acuerdos de paz y de los líderes sociales. Han hecho tres informes de cumplimiento de la implementación. La representante Juanita Goebertus (Verde) ha insistido en que el 40 por ciento de las normas de la implementación están pendientes y que la inversión no ha sido suficiente. “Se deberían invertir 4,7 billones al año en la implementación para los PDET, en 2019 se invirtió solo 93.000 millones, ni el 2 por ciento”, dijo.

La defensa de los líderes sociales ha sido una de las banderas de la oposición. Durante la instalación del Congreso el año pasado, protestaron ante el presidente. En esta defensa, el partido Farc es vital. El senador Carlos Antonio Lozada dice que en la misma oposición se han sentido excluidos. “Hay una actitud dentro del propio Congreso de mantener un cierto bloqueo y aislamiento, se nos excluye de muchas eventos, desde la misma oposición. Eso es una gran equivocación, se dejan contaminar de esa presión que se hace a través de los medios, eso lo hemos sentido, se los he dicho a los dirigentes de algunos partidos”, explicó el senador a SEMANA. Con el pasar del tiempo la cohesión al interior de la bancada alternativa se ha ido desgastando. Para Goebertus, la oposición en el Congreso se puede dividir en dos grupos: una de centro-izquierda representada por el Partido Verde que tiene “propuestas, se para duro en la raya y es constructiva”, y otras encabezada por el petrismo que, según ella, es “destructiva, que habla en muchos escenarios desde la mentira”, y le hace oposición a la alcaldesa Claudia López. “Nuestra apuesta para el 2022 es derrotar al petrismo y al uribismo”, aseguró Goebertus a SEMANA.

Desde la Colombia Humana, la representante María José Pizarro reconoce que la fisura se da por la Alcaldía de Bogotá, en cabeza de Claudia López, por temas álgidos como el Hospital San Juan de Dios y el metro, pero asegura que en Congreso han hecho un esfuerzo para trabajar de manera conjunta. “Hemos logrado mantener ese espíritu de colegaje y trabajo en conjunto, y de intentar no heredar ciertas disputas del escenario político y mantenerlas fuera del escenario parlamentario, obviamente que hay diversas posiciones”, dijo a SEMANA. Este es el quid del asunto, el 2022 está cada vez más cerca y trae consigo las pujas por las candidaturas, tanto de los que ya se han destapado como el senador Jorge Enrique Robledo (Polo), como de los candidatos de siempre como Gustavo Petro y Segio Fajardo, así como otros que podrían entrar en la baraja como Juan Manuel Galán y Roy Barreras. Las elecciones de 2018 dejaron una centro-izquierda fuerte y lacerada al tiempo. Los petristas todavía no perdonan el voto en blanco, por ejemplo. Sin embargo, hay quienes están intentando que se cocine una consulta para elegir candidato único, se han dado reuniones, según dijo una fuente que asistió a ellas, en las que Petro ha aceptado asistir. Sin embargo, para que eso se logre concretar faltan superar asperezas entre Fajardo y Robledo con Petro.

A esto se suma que el discurso de Petro se ha radicalizado, su apuesta fue convocar a la “desobediencia civil”, y eso no le gustó a los verdes. Los senadores Antonio Sanguino y Angélica Lozano resaltaron que les parecía destructivo e inconveniente. “Petro es el gran beneficiado de todo, no de lo de Uribe (que este en casa por cárcel), sino de los dos años de no Gobierno, de falta de conexión con la gente. En la oposición una cosa son los partidos y otra la del sentimiento en el ciudadano real, el único que agita pasiones es Petro”, aseguró a SEMANA Carlos Suárez, analista y experto en márketing político.

Pero hay otro factor que puede influir notablemente en el futuro venidero de la oposición: Álvaro Uribe. Ahora desde la detención domiciliaria por los presuntos delitos de soborno y fraude procesal, su partido ha reafirmado posturas radicales, como la propuesta de una Constituyente, la eliminación de la JEP o una reforma a la Justicia. Es una victoria para la oposición, entre otras porque fue por un proceso contra el senador Iván Cepeda en la Corte Suprema que después viró y dejó a Uribe contra las cuerdas. Sin embargo, es un proceso largo y la medida de aseguramiento es preventiva. En principio, privado de la libertad Uribe pierde margen de maniobra para impulsar un candidato presidencial, pero por otra parte, el uribismo gana una bandera que puede aprovechar y capitalizar electoralmente. “Puede pasar que con la figura Uribe “mártir” haya una cohesión de los sectores centro derecha, y eso de carambola termine favoreciendo al Gobierno de Duque y a tener más control de la agenda legislativa. Pero depende de que Duque lea bien el momento a corto y largo plazo”, aseguró el analista político Jorge Iván Cuervo. Todavía restan dos años de Gobierno para Duque y la oposición -tal como dice el analista Carlos Suárez- puede recoger los frutos de los dos primeros años y capitalizarlos pasando de la crítica a las propuestas, y logrando cohesionarse.