En medio de una operación de control que realizaban tropas del Gaula Militar en la vereda Guayabal, en Labranzagrande (Boyacá), se presentó un combate con presuntos integrantes de la guerrilla del ELN que habrían atacado a los uniformados de la fuerza pública con armas de fuego.
El enfrentamiento se prolongó por varios minutos, y en medio de la ofensiva que adelantaron los integrantes de las Fuerzas Militares, lograron rescatar a dos menores de edad que habrían sido reclutados de manera forzada por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En medio de la identificación de las víctimas, las tropas del Ejército se percataron que los reclutados eran una niña de tan solo 13 años y un niño que tenía 16 años. Por eso, las autoridades decidieron evacuarlos de inmediato del lugar en donde se estaba presentando el combate para proteger su integridad y entregárselos a integrantes de la Policía Nacional.
Pero en medio del choque, los soldados del Gaula Militar Casanare, se lograron percatar que varios de los hombres que los estaban atacando tenían manillas del ELN en su indumentaria, por eso intentaron seguir con la confrontación para tratar de capturar a alguno de los presuntos guerrilleros.
Con el combate finalizado, los militares se percataron que en medio de la fuga de los presuntos guerrilleros, dejaron abandonadas tres armas largas, un arma corta, ocho proveedores de fusil con munición, dos proveedores para pistola con munición, una granada de mano y cuatro minas antipersonal.
El orden público en Labranzagrande, Boyacá, ha sido uno de los temas más delicados de esa región que tan solo a finales del año pasado, el Gaula de la Policía y el Ejército, lograron liberar a dos hombres que habían sido secuestradas en ese municipio.
Las víctimas fueron identificadas como Luis Eduardo Pérez Nossa, ingeniero; y José Bernardo Vivas, de profesión transportador, quienes fueron secuestrados cuando se movilizaban desde Yopal (Casanare) a Duitama (Boyacá).
Para esa época, el comandante de la Primera Brigada del Ejército, el coronel Mauricio Lucero, explicó que “la Policía Nacional con sus capacidades al servicio de la nación, con el apoyo aéreo y nuestros soldados desde sus capacidades, también las unidades en tierra, logramos colocar un cerco que cada vez lo fuimos estrechando más y más alrededor de estos criminales y quienes al verse con la presencia de la fuerza pública encima decidieron dejar en libertad a estos dos ciudadanos”.
Aunque para ese momento el Ejército y la Policía no lograron detener a ninguno de los captores, si explicaron que el secuestro de las dos personas fue con fines extorsivos, y los delincuentes que los privaron de su libertad pedían hasta 70 millones de pesos para que regresaran a sus hogares.
Boyacá limita con el departamento de Casanare, donde recientemente se han registrado atentados terorristas como la quema de buses, ataques sicariales, casos de extorsión y robo de ganado que han dejado una percepción de deterioro en el orden público de la región.