Por un difícil momento atraviesa el médico veterinario en Bogotá, Felipe Bohórquez, quien tiene una clínica de animales que cuenta con servicio de guardería.
Las dificultades se dan por cuenta de la intolerancia de una vecina del sector que argumenta que es doctora, y el ruido que generan las mascotas que son atendidas en el mencionado centro veterinario, están afectando su descanso, y al mismo tiempo su desempeño laboral.
De igual manera, la mujer argumenta que al trabajar en un cargo donde vidas humanas dependen de ella y su labor, hará lo que sea necesario para no entorpecer la misma.
En ese sentido, el médico veterinario cuenta que abrió su clínica hace casi ocho meses, donde cuenta con un “servicio 24 horas, y también de guardería. Venimos recibiendo hace unos meses, básicamente, varios mensajes a WhatsApp de un propietario, al cual le incomoda los ruidos”.
“Yo he intentado instaurar comunicación para solucionar este problema, para mitigar el ruido hemos intentado insonorizar todas las áreas de nosotros. Pero, pues en la parte del patio se nos hace demasiado difícil, por lo que algunos pacientes son de guardería también, entonces repetitivamente esta persona nos ha puesto un derecho de petición”, explicó.
Allí les solicitó la documentación, el Plan de Ordenamiento Territorial, uso de suelo, a lo que manifestaron que todos los papeles estaban al día.
“Luego, recibimos una carta de amenaza más complicada, que se vuelve compleja y viene con el veneno de rata, que cae a nuestro patio, y en ese momento nuestras cámaras captan, que cuando cae la carpeta tenemos perros olfatean esta carpeta, absolutamente todo, hasta que nos damos cuenta cuando pasó la revisión de la chica que está dando comida, nos damos cuenta de que la carpeta está ahí y en ese momento la recibimos abrimos”, sostuvo.
“Nos damos cuenta del contenido que tiene. Intentamos dejar pasar, y ahí vamos por la parte legal, con la Policía, una demanda penal hacia la persona, cuando ya lo que dijo bueno, está haciendo y empieza a botar pedazos de comida, el domingo bota uno, un pedazo de tocino y hoy en la madrugada nos cae una parte de chocolatina, una chocolatina la cual también, pues nos genera un poco de preocupación, no solo por el veneno, sino también por lo que está haciendo”, puntualizó.
La carta dice:
“Queridos vecinos
Por meses, mi familia y yo hemos tolerado horas y horas de ladridos. Ya incluso ahora es en las noches. Igualmente, mi esposo y yo hemos, en algunas ocasiones, ido a comentarles de forma amable y cordial que si pueden hacer algo, y a pesar de su amabilidad en la respuesta, nunca han hecho nada (de hecho está cada vez peor).
Yo soy médica, y ejerzo por turnos cruzados de día y de noche, y los ladridos de los perritos me están afectando, y he cometido un par de errores en mi trabajo derivados de no poder descansar durante el día EN MI CASA. Estoy hablando de vidas en mis manos.
Considerando que no hemos sido escuchados (no soy la única persona que está pasándola mal) y tristemente su falta de empatía y responsabilidad social me llevan a hacer lo siguiente:
Desde ahora, dejaré caer en sus patios alimentos pequeños con veneno. Les comparto el mismo que usaré por si algún perrito lo consume, para que sepan qué sustancia contiene sepan cómo tratarlo de forma urgente. Como son anticoagulantes, puede que no haga efecto inmediatamente, pero favor, estén preparados, para que no ocurra algo indeseable.
Sé que esto puede considerado como cruel; sin embargo, estoy dispuesta a hacer lo que sea por el bienestar de mis pacientes a pesar de su negligencia. Estoy priorizando la vida de mis pacientes. Esto lo estaré haciendo desde mañana agosto 2 de forma indefinida hasta que simplemente los ladridos cesen. Mientras sigan existiendo, a diario lanzaremos alimentos con las sustancias que les he compartido.
Deseo, de corazón, lo mejor para ustedes y su negocio también, solamente por favor, eviten un dolor a las personas dueñas de los perritos. Yo misma tengo uno y me moriría si algo le llegara a suceder, pero hacer mi trabajo de forma incorrecta, no es una opción. De verdad les pido que por favor entiendan mi delicada situación, no sé qué más hacer para que ustedes comprendan el impacto que pueden causar en los demás. Lo intentamos de otras formas con anterioridad, pero nunca fuimos escuchados”.