SEMANA: ¿Qué le están pidiendo los jóvenes al Gobierno?
LINA ARBELÁEZ: El presidente, después de una conversación muy franca con 37 jóvenes de todo el país, se compromete a conectarse más con ellos y decide lanzar el Pacto Colombia con las Juventudes, que obviamente se tiene que construir desde el territorio, con las voces de los jóvenes, con los dolores de ellos y sus propuestas. No hay intermediarios, sino son ellos los que directamente tienen la palabra y la visión sobre cómo poder transformar las realidades que los aquejan. Hay solicitudes de corto, mediano y largo plazo. En más de 127 mesas realizadas en 13 días, hemos oído a más de 3.626 jóvenes. Salen clamores de empleo, en materia de emprendimiento, medioambiente y respeto al derecho de la protesta, entre otros.
SEMANA: ¿Y el Gobierno qué ha respondido? ¿A qué se ha comprometido?
L.A.: Se han tomado decisiones y habrá metas permanentes hasta que termine el gobierno. Por ejemplo, está el programa de jóvenes propietarios, dirigido para que ellos puedan adquirir casa propia, con la tasa de interés más baja de toda la historia. Se financiará hasta el 90 por ciento del valor total de la vivienda, sin necesidad de fiador, porque el fiador va a ser el Gobierno. Se tomó la determinación, junto con la ministra de Educación, de dar gratuidad en la matrícula para los estratos 1, 2 y 3 en las universidades públicas. Con la ministra de Ciencia se lanzó el programa de formación en habilidades STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés) para 10.000 mujeres jóvenes entre los 10 y 28 años. Con el Icetex estamos impulsando 9.000 créditos con subsidios a la tasa de interés y apoyo de sostenimiento para los jóvenes vulnerables. Se lanzó la línea de crédito del Banco Agrario para personas entre 18 y 28 años, con financiamiento del ciento por ciento de sus proyectos agropecuarios. Es decir, hay una serie de programas que el Gobierno ha puesto en marcha en el marco de esa escucha activa.
SEMANA: La percepción que existe en un sector de los jóvenes es que el Gobierno no los escucha. ¿Qué piensa de eso?
L.A.: Llevo tres semanas en Cali, donde, de manera silenciosa y tranquila, hemos estado en los puntos de bloqueo que tienen algunos jóvenes en Puerto Rellena, Calipso, Paso del Comercio, Portada al Mar y Siloé. Todos los días hablamos con ellos en sus territorios. Hay un clamor histórico de la juventud, y no solo al Gobierno del presidente Iván Duque. Es un clamor a la sociedad en general por el desconocimiento de sus necesidades y dolores. Hemos encontrado unos liderazgos muy positivos en esos puntos, que vale la pena oír y amplificar. Pero también hemos visto asuntos que nos preocupan, y es que los mismos jóvenes reconocen riesgos porque hay terceras fuerzas o personas que están buscando pescar en río revuelto y tratan de aprovechar este liderazgo juvenil para ejercer violencia, amenazar la vida de muchos de ellos y generar presiones políticas.
SEMANA: Cuando usted conversa con los jóvenes en Puerto Resistencia, ¿qué advierte?, ¿quiénes son ellos?
L.A.: Tenemos que hacer un pacto entre todos los colombianos para no generalizar ni estigmatizar. Hay unos jóvenes que tienen liderazgos muy positivos, valiosos; algunos de ellos son muy educados, tienen dos o tres carreras profesionales y reclaman porque salen al mercado laboral y no consiguen espacios. Pero también hay otros que no son tan jóvenes que, en el marco de este conflicto, están ejerciendo violencia. Si uno va a los puntos de resistencia, algunos de los que están en los bloqueos, en las barricadas, son jóvenes habitantes de calle, con problemas por consumo de drogas, y muchos de sus clamores son justamente para resolver esos asuntos. En Cali hay 180 bandas criminales que están aprovechando el caos, los bloqueos, para fomentar la violencia y tener el control del tránsito de la droga que, en muchos casos, ellos manejan. Eso empieza a jugar en contra de los jóvenes que sí quieren tener una voz importante. Y hay otros actores detrás, muy tradicionales, que están tratando de organizar a los jóvenes para aprovechar esta coyuntura y darle un norte más político que, para mí, es desafortunado. En este momento debe ser la voz de los jóvenes para los jóvenes.
SEMANA: ¿Cuál es el objetivo luego de escuchar a jóvenes por todo el país?
L.A.: Este es un pacto por la juventud que está dando resultados. Hemos estado en Quibdó, Istmina, Bello, Medellín, Floridablanca, Fresno, Guamal, Jamundí, Leticia, Puerto Asís, Pamplona, Saravena, Cali, Bogotá, Cartagena... Han sido 13 días de escucha activa. Aquí hay un mensaje claro: vale la pena escuchar la voz de los jóvenes. A los encuentros han llegado muchachos de la primera línea; también varios que no están marchando; algunos que dicen que apoyan el paro, pero no los bloqueos. Consideramos que todas esas voces tienen que ser oídas. Cuando pasemos la fase de escucha, llega la de acción y la de construir propuestas para crear soluciones efectivas. Ese decálogo se denominará el Pacto Colombia por las Juventudes. Y la idea es que finalice con un Conpes, con un documento de política pública de largo plazo.
SEMANA: El Gobierno le ha pedido a la Unicef que se pronuncie y condene los bloqueos que afectan a los niños. ¿Qué está ocurriendo?
L.A.: Después de 28 días, los bloqueos han empezado a vulnerar los derechos de otras personas. Y eso pasa por la vulneración de los derechos de niños y niñas, y sabemos muy bien que la Constitución dice que sus derechos son preponderantes. El ICBF tiene dos plantas de producción de bienestarina, una en el Atlántico y otra en Cartago, en el Valle del Cauca. Y tiene un convenio con una planta que está en Caloto para la producción de bienestarina líquida. Los bloqueos en la planta de Cartago han sido muy grandes, han puesto en riesgo la distribución de la bienestarina para Tolima, Antioquia, Guainía y el Amazonas; y la bienestarina líquida no puede llegar a los territorios de Putumayo y La Guajira, que es a donde se lleva este producto. Aquí tenemos programas para reducir los índices de muertes por desnutrición, y no podemos truncar la producción y la distribución de los alimentos que generan alto valor nutricional y calórico. La solicitud a la Unicef es que hay actitudes que están poniendo en riesgo los derechos de otros, y en este caso, de niños y niñas entre los 0 y 5 años.
SEMANA: ¿Hay sedes del ICBF que han resultado afectadas por cuenta de la violencia en las protestas?
L.A.: En el centro zonal de Cundinamarca, las ventanas fueron quebradas. En Buga fue afectado un centro de desarrollo infantil; se robaron los asientos, los extinguidores. Son fuerzas que quieren destruir y provocar caos en nuestro país.
SEMANA: ¿Por qué el ICBF está impulsando los diálogos con la juventud?
L.A.: En junio del año pasado, el presidente Duque decidió dar una institucionalidad a los jóvenes y creó la Dirección de Adolescentes y Juventud en el instituto, con recursos específicos. Queremos que los jóvenes se vuelvan copartícipes de nuestras políticas públicas, programas y proyectos, para llegar a un norte que nos beneficie a todos.
SEMANA: ¿Es optimista frente a lo que pueda ocurrir en los próximos días con el paro y los jóvenes?
L.A.: Siempre seré optimista cuando hay voces de jóvenes que quieren construir un país distinto. Acá hay un Gobierno que responde, que escucha y construye de manera colectiva. Como sociedad tenemos que entender que históricamente le hemos fallado a la juventud. Acá estamos comprometidos con empezar a cerrar esas brechas. Bienvenida la protesta pacífica, la acompañaremos. Lo que no se puede aceptar es el vandalismo, la violencia y los bloqueos que afectan los derechos de los demás.
SEMANA: ¿Qué mensaje les envía a los jóvenes que están bloqueando las vías?
L.A.: Muchos de ellos me dicen que lo hacen porque no los oyen. El mensaje es sentémonos a construir y paremos de destruir. La afectación no va a dejar un país para construir. Hay empresarios que están diciendo que vienen despidos masivos. Hay pequeños emprendedores que están cerrando sus negocios. Es hora de pensar en colectivo.