El reinicio de la protesta social en el país en el 2020 no llenó las expectativas de sus organizadores. Las marchas no fueron tan multitudinarias como se vieron a finales del 2019 y el cacerolazo tampoco tuvo la fuerza que muchos esperaban. Los líderes del Comité del Paro, con su pliego de más de 100 puntos, no tuvieron el liderazgo del pasado. Por el contrario, los permanentes bloqueos a TransMilenio durante este martes, los enfrentamientos entre el Esmad y los encapuchados y los actos de vandalismo en el centro de Bogotá opacaron a los pocos manifestantes que, de forma pacífica y creativa, decidieron salir a marchar.
No obstante, hay una consecuencia política que dejó la jornada del martes y es el cruce de mensajes públicos entre el presidente Iván Duque y la alcaldesa Claudia López, en la mañana de este miércoles. Los primeros vinieron por cuenta de la mandataria durante una entrevista en Bluradio, donde dijo que el gobierno Duque debe pasar de “conversar a solucionar”. “Le queda una lección al Gobierno Nacional: no solamente hay que conversar, hay que solucionar los problemas de fondo: lograr que a la gente no la sigan matando, que no haya chuzadas, que en vez de que la inteligencia del Estado esté persiguiendo a los periodistas y medios de comunicación, persiga a los encapuchados y a los violentos”, dijo López. “Esto no es para charlar o conversar infinito, es para solucionar. A mí me gusta mucho esa frase del presidente Duque: no agresiones, pero sí soluciones. Bueno, perfecto, ayer bajamos la agresión en Bogotá, no hubo muertos, hubo menos heridos, hubo menos confrontación y no hubo abusos de la fuerza pública. Aquí vamos a tratar de bajarle a las agresiones, pero necesitamos, Presidente, que el Gobierno dé las soluciones”, agregó la mandataria.
También criticó que las agencias de inteligencia del Estado, hasta ahora, no le hayan entregado un informe sobre los vándalos que atacan policías, obstruyen TransMilenio y destrozan el patrimonio público. “Si la inteligencia del Estado está dedicada a chuzar periodistas y medios de comunicación, a intimidar dirigentes sociales que hacen una actividad legítima de crítica política, pues los recursos no alcanzan sino para una cosa: chuzar periodistas o infiltrar organizaciones violentas. Aquí tenemos que ponernos en lo que toca. No tengo ni un solo informe de inteligencia sobre los encapuchados”, afirmó. Desde Davos (Suiza), donde participa del Foro Económico Mundial y sin mencionar explícitamente a la mandataria, el presidente Duque también se refirió a la protesta del martes y dejó planteada una crítica a los “gobiernos locales”. “Cuando vemos encapuchados, personas que vilmente agreden a la Fuerza Pública, tenemos que ser cada vez más contundentes. Y cuando hablamos de contundencia, hablamos de que se tienen que dar capturas y avanzar para esclarecer quiénes son las personas que están detrás de esas organizaciones”, dijo Duque. Luego agregó que la responsabilidad en este tema es compartida con las alcaldías. “Creo que hay una gran responsabilidad compartida entre todos; el Gobierno Nacional y los gobiernos locales tienen, no solamente, que prevenir ese tipo de hechos, sino también hay que castigarlos ejemplarmente. Esa es la línea para defender la Constitución y la ley”, afirmó. El mensaje de Duque refleja lo que algunos políticos opositores a la alcaldesa, desde el Centro Democrático, le reclamaron el martes: mayor contundencia ante el vandalismo. De hecho, la mandataria dijo que el tiempo de respuesta del Esmad ante las agresiones de los manifestantes a los policías fue de cuatro minutos y se comprometió con reducir esa intervención a un minuto, como parte de los ajustes que le hará al protocolo. La alcaldesa también reconoció que solo tres personas fueron capturadas por vandalismo, pese a que decenas cometieron actos de violencia en diferentes puntos de la ciudad. Este cruce de mensajes entre el presidente y la alcaldesa sobre la responsabilidad en el manejo del paro y la solución de las razones que lo motivaron es el primero del año. Sin duda, abren un interrogante sobre las tensiones que se pueden vivir, de ahora en adelante, entre la Casa de Nariño y el Palacio Liévano en torno a la protesta social.