A través del suministro del ancestral yagé, el llamado 'taita' Édgar Orlando Gaitán habría accedido carnalmente a decenas de mujeres, varias de ellas menores de edad, que habrían acudido a él para realizarse limpiezas físicas y espirituales, según acusó la Fiscalía General de la Nación este jueves. María Soledad Franco, directora seccional de Fiscalías, manifestó que el indígena “ejercía sus actividades delictivas en una finca de La Vega (Cundinamarca)”, sede de la Fundación Carare, dirigida por Gaitán, que se autodenomina el último descendiente de la etnia Carare. El 'taita', que actuaba como médico tradicional indígena sin formación alguna, fue detenido y se encuentra en un centro de reclusión en Villeta (Cundinamarca), tras ser imputado del delito de “acceso carnal en persona en incapacidad de resistir, que da una pena entre 12 y 20 años”, mencionó la funcionaria. Gaitán fue galardonado internacionalmente en 1990 con el premio Right Livehood de Paz (llamado por algunos como el nobel alternativo) junto con otras cabezas de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare. Fue también conferencista en varias universidades (en especial de la Nacional), objeto de tesis de grado y disertaciones e, incluso, fue funcionario del antiguo Ministerio de la Protección Social. Ahora, tras las rejas, deberá afrontar la etapa de juicio. Franco narró que el indígena, según la investigación de la Fiscalía, se aprovechaba de sus conocimientos y “les ofrecía a muchas mujeres una limpieza espiritual y física”. “Las citaba en su finca. Una vez allá, les hacía ingerir yagé y ellas quedaban en estado de incapacidad. Posteriormente, él abusaba de ellas sexualmente”, puntualizó. En internet, la fundación de Gaitán ofrecía cada semana en La Vega la realización del ritual del yagé. “Este tiene un costo de 40.000 pesos: 20.000 van para la fundación y los 20.000 restantes para la compra del yagé”, dice el anuncio. Según la Fiscalía, este caso es sui géneris, puesto que el taita habría tomado ventaja del respeto que implica su posición y de la estructura de poder que ello implica. “Algunas organizaciones lo admiran como un todopoderoso”, dijo la fiscal. De hecho, el perfil de la mayoría de sus víctimas era el de mujeres jóvenes, de buen nivel económico y profesional. Lo más grave es que también se le acusó se abusar de menores de edad, que podrían ser apenas estudiantes universitarias. Hasta el momento hay identificadas dos de las agredidas y “aparecieron hasta el momento ocho víctimas más. Es una persona que puede ser un abusador sexual en serie”, dijo Franco, que calculó en 50 el total de afectadas. Este no sería un caso único y por ello el ente acusador encendió las alarmas: “Se está expandiendo un fenómeno cultural que se llama ‘neochamanismo’, manejado por unas personas que, supuestamente, hacen limpiezas espirituales”, expuso la funcionaria.