Álex Saab no compareció este lunes a su segunda cita en los Estados Unidos. Su abogado ya había advertido que no hablaría nada en esta ocasión. La decisión del barranquillero es no colaborar, por ahora, con la justicia norteamericana. El Tío Sam, mientras tanto, espera llegar a través de él a los más oscuros secretos del régimen de Nicolás Maduro.
Por ahora, la suerte le sonríe al barranquillero. Un juez de Estados Unidos desestimó este lunes siete de los ocho cargos de lavado de dinero. Saab, de 49 años, está siendo juzgado en Miami, Estados Unidos. Solo seguirá un cargo en su contra, el de conspiración para lavar dinero, que se castiga con penas de hasta 20 años de cárcel. El juez Robert Scola, del Distrito Sur de Florida, firmó la orden a petición de la Fiscalía. Saab llegó a Miami el 16 de octubre de 2021 tras su extradición desde Cabo Verde, solicitada por el país norteamericano.
Según la acusación estadounidense, él y su socio, el prófugo colombiano Álvaro Pulido, transfirieron 350 millones de dólares obtenidos ilegalmente en Venezuela para blanquearlos a través de Estados Unidos. Fiscales de ese país aseguran que ambos se lucraron ilegalmente y crearon una red de sobornos, aprovechando un contrato firmado con el Gobierno venezolano en noviembre de 2011 para construir viviendas destinadas a personas de bajos ingresos. La desestimación de cargos solo afecta a Saab y no a Pulido, indicó la Fiscalía en su escrito.
Camilla Fabri, su esposa, aprovechó la decisión para enviar un mensaje. “Hoy retiran 7 cargos contra Álex Saab, quien es un diplomático venezolano debidamente acreditado. EE. UU. no tiene nada consistente en el caso, es pura mediática y acoso. Seguiremos defendiendo la verdad y defendiendo a Venezuela. Probaremos que mi esposo Álex es inocente”, escribió en Twitter.
Al barranquillero, la justicia norteamericana lo tiene contra las cuerdas. Pero, hasta el momento, la estrategia ha sido presentarse como un preso político. Camilla es la cara de esa causa. La hermosa modelo italiana es la punta de lanza para vender la tesis de que Álex Saab no es el testaferro que guarda los secretos del régimen, sino un mártir del imperio. Fabri ha sido perfecta en este rol.
El amor sincero que se le nota por el barranquillero, su inteligencia y buena oratoria, las lágrimas que derrama cada vez que sale en público y el poderoso mensaje que manda en cada intervención han tenido eco. Hasta la semana pasada, de Fabri solo se sabía que era la modelo italiana casada con Saab.
La mujer ya se refirió a lo que hará su marido este lunes. “No hay nada que ‘cantar’, no hay mentira que puedan poner en su boca. La verdad prevalecerá, Álex regresará al país que con tanto amor sirve”, aseguró en Twitter.
Fabri ha sido enfática en decir siempre lo mismo: que su esposo está secuestrado en los Estados Unidos y que su suplicio no comenzó con su traslado en la Florida, sino con su arresto en Cabo Verde.
Pero la audiencia fue aplazada hasta el 15 de noviembre, para permitir a Saab reunirse por primera vez en persona con su abogado, Henry Bell. Ese encuentro aún no tuvo lugar, porque el colombiano fue puesto en cuarentena a su llegada a Miami, como medida preventiva por la pandemia de covid-19.
Hasta antes de la detención de Saab, de Camilla Fabri se había escuchado hablar muy poco. Se sabía de ella porque la justicia italiana la tenía en la mira y se había llevado titulares por ser propietaria de millonarios bienes confiscados en el Viejo Continente. La mujer, de hecho, despertaba sospechas porque había comenzado vendiendo ropa con un salario de 1.800 euros y terminado con un apartamento en la lujosísima Via Condotti de Roma. La justicia italiana decidió abrirle un proceso por blanqueo de capitales.
Allá tendrá que explicar cómo terminó con este inmueble de 5 millones de dólares, situado unos pisos más arriba de la prestigiosa tienda Bvlgari, lleno de valiosas obras de arte en su interior y 1,8 millones de euros en dinero.
Pero esa mujer de la que muchos se habían hecho una idea era muy diferente a la que apareció el domingo después de la captura de Saab, en una manifestación en la Plaza de Bolívar de Caracas.
Allí, Camilla Fabri parecía simplemente una esposa presa de un enorme sufrimiento. Sin embargo, su discurso encajaba perfectamente con la tesis desplegada por Maduro. En medio de aplausos, la mujer atacó al gobierno de Joe Biden. “Quiero denunciar la concreción de un segundo secuestro a mi esposo… Lo que más le molesta a Estados Unidos es que mi esposo, Álex Saab, jamás se doblegará”. En sus palabras, Fabri se refería siempre a Maduro como el “Gobierno legítimo”.
En medio del acto, Fabri sacó una carta escrita por su esposo en la que sostenía el mismo mensaje pro-Maduro. “No pienso mentir para favorecer a Estados Unidos, en contra del que atraviesa un bloqueo inhumano... Enfrentaré el juicio con total dignidad... Deseo dejar claro que no tengo nada que colaborar con Estados Unidos”, decía.
La semana pasada, Fabri apareció en una entrevista en Telesur y también derramó lágrimas. Relató que había podido hablar cinco minutos con su esposo después de la extradición, quien le había relatado cómo a su sitio de detención en Cabo Verde llegaron 20 agentes que no le habían dado tiempo ni de ponerse los zapatos.
Agregó que en ese país africano, lejos de tener una detención llena de comodidades, lo habían torturado física y psicológicamente. Incluyó en su relato privaciones de alimentos y de agua, golpes que le tumbaron los dientes y un constante maltrato verbal.
La historia de cómo Fabri llegó a la vida de Álex Saab y se quedó clavada en su corazón no es clara.
Como cuenta Gerardo Reyes en su libro “Álex Saab: la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro” depende de quien la narra. Ella cuenta que había sido en un restaurante en París. Saab no le quitó la mirada, luego buscó su teléfono y la llamó. La versión de la exesposa, Cynthia Certain, es menos idílica.
“Ella ha contado a sus amigos que Saab conoció a la italiana a través de un catálogo de modelos de internet”, sostiene Reyes en su libro. En cualquier caso, la modelo flechó a Saab, quien por años tuvo como imagen de perfil en WhatsApp el ojo azul profundo de su pareja. “Sus amigos decían que era el ojo de la mujer que lo enloqueció”, agrega el libro.
La vida del barranquillero se enfocó en cumplir sus deseos. A Reyes le contaron cómo la llegada de la italiana a la Arenosa significó remodelaciones millonarias en la mansión que tenían en Riomar, avaluada en 5 millones de dólares. El empresario decidió hacerle una cancha de tenis propia cuando el prestigioso Country Club de Barranquilla decidió impedirles el acceso.
Ahora, Camilla lidera la defensa de su marido desde Caracas, un pueblo que ella ha calificado como maravilloso. Mientras su esposo debe desplazarse a donde un juez de la Florida, ella está en Venezuela con las dos niñas pequeñas de la pareja.
¿Saab hablará sobre Maduro en algún momento? La respuesta depende mucho de la suerte de ella, de quien es ahora el amor de su vida.