Puede pasar como un transeúnte cualquiera de los que habitualmente va al centro de Bogotá a hacer ‘vueltas’, o como un abogado de discretísimo perfil. Usa vestido de paño, aunque evita la corbata. Siempre bajo su brazo hay un sobre de manila en el cual está su próxima demanda de constitucionalidad que “preocupado por las circunstancias como se desarrolla el país” busca entablar ante una alta Corte.Abogado de 46 años especializado en derecho público de la Universidad Nacional de Colombia, hermano de uno de los grandes locutores de la radio colombiana y autor de dos libros uno del eterno debate constitucional sobre la Silla Vacía y el otro sobre los falsos positivos, es el jurista que interpuso la demanda ante el Consejo de Estado que buscaba sentar un precedente constitucional sobre el periodo del fiscal Eduardo Montealegre. Y ganó.Su familia está integrada por su esposa Eliana Maritza Rojas Ríos, de quien se siente muy orgulloso porque aún no entiende la química entre un abogado constitucionalista y una ingeniera industrial para formar una familia. Simplemente se dedica a hacer alarde del trabajo de ella que le ganó a 1200 personas para ocupar un cargo en una entidad del Estado. Sebastián, Santiago y Matías, sus hijos, son a quienes les dedica el poco tiempo libre cuando está alejado de la jurisprudencia y de los libros de derecho constitucional.No es un apasionado a la actividad física. Él mismo dice “no soy un buen deportista pero soy un buen caminante”. Apasionado por dos géneros de música bastante alejados como el vallenato y la música country norteamericana, divide su amor entre el derecho y su familia. Son los motores de su vida.Es tanta la adicción al trabajo que en algunas ocasiones olvida fechas especiales de la familia por andar sumergido en sus causas por la defensa de los derechos de los ciudadanos.Con sus prominentes gafas de un aumento, señala que poner demandas no “es un deporte” para él. Y eso que ya que ha instaurado cerca de 15 en su trayectoria como jurista y que en la actualidad tienen pensando mucho a los magistrados de las altas cortes. Dentro de éstas se destacan las que busca regular aspectos de la ley de víctimas y la polémica demanda que en la actualidad estudia la Corte Constitucional, sobre los topes de las pensiones de altos funcionarios del Estado. En ésta deja claro “que no se puede seguir abriendo el boquete pensional del país”.Cualquiera podría preguntarse cuál es el verdadero interés de interponer una demanda para salvar el puesto del segundo funcionario en importancia luego del presidente como lo es el Fiscal General, al cual no conoce ni por derechos de petición y la respuesta es sencilla: “Yo no estoy buscando ningún privilegio, el mayor beneficio que puedo recibir es el reconocimiento público como un buen abogado, no espero puestos de nadie”.Lo primero que hizo al enterarse que su demanda había dejado al Fiscal General hasta el 2016 fue abrazar a su esposa y llamar a sus tres hijos para agradecerle a Dios su triunfo jurídico y de importancia nacional. Pasada la euforia su compañera se puso muy triste porque en los medios de comunicación no salió su nombre. Solo la decisión del Consejo de Estado de dejar el periodo del fiscal personal. A esto, él le dijo: “Mi amor tranquila que Dios sabe cómo hace sus cosas a mí me ha tocado con las uñas muy pronto vendrá la recompensa”.“Yo no gano nada dejando al fiscal, gana el país porque es un hombre de paz” es la frase que le repitió constantemente a su familia quien no entendía porque el jefe de su familia no era el ‘rey midas’ del derecho constitucional. Algún día espera conocer al Fiscal General Eduardo Montealegre personalmente, aunque no lo desvela eso, simplemente quiere seguir en su afán de conocimiento para debatir tesis de constitucionalidad.Entre tanto, sigue trabajando en un tercer libro sobre conflicto interno armado en Colombia, a raíz de una demanda que cursa en la Corte Constitucional sobre la ley de víctimas. Al igual que le puso el ‘diente’ a uno de los capítulos más nefastos en materia de límites marítimos se trata como el fallo de la Haya, en donde busca mediante una acción de cumplimiento trazar los límites del archipiélago de San Andrés y Providencia para que “ningún otro fallo modifique el territorio de los isleños”.German Calderón España, sueña con algún día ser magistrado de una alta corte para “defender los derechos de los ciudadanos desde adentro y no desde la barrera como le ha tocado a lo largo de su vida” lo desvelan los libros de derecho así como la Constitución la cual lleva a todas partes en tres presentaciones una ‘mini’, otra en una USB y otra física, para no olvidar nunca los artículos sobre los cuales basa sus demandas, es tanta su obsesión que está elaborando una constitución didáctica para niños titulada “colombianito y la Constitución”, en donde pretende impregnar en las nuevas generaciones, su fervor a la Carta Magna.Mientras tanto haciendo gala de buen caminante, el abogado Calderón España, seguirá con su sobre de manila, recorriendo las calles de Bogotá, usando su vestido de paño sin corbata y sus gafas de aumento defendiendo sus causas. Como un anónimo transeúnte. Sin embargo, a cada paso suyo va cambiando la historia jurídica del país.