El 2021 estará marcado por un boom de procesos de revocatorias de mandato contra alcaldes y gobernadores promovido por ciudadanos que alegan insatisfacción ciudadana e incumplimiento de las promesas de campaña y los planes de desarrollo, un año después del inicio de los gobiernos locales y regionales.
Aunque hay ruidos sobre una oleada de derogatorias, hasta ahora avanzan las revocatorias contra la alcaldesa de Bogotá, ClaudiaLópez, y los mandatarios de Medellín,Daniel Quintero; Cartagena, William Dau; Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas; Cúcuta, Jairo Yáñez, y Cali, Jorge Iván Ospina.
Unas ya fueron inscritas en la Registraduría y otras hacen fila.De estos seis alcaldes, tres se califican como independientes y el resto pertenecen al Verde y llegaron al poder derrotando a los partidos tradicionales. Aunque se volvió normal la aparición de comités revocadores un año después de iniciados los gobiernos, cada vez es más difícil sacar a un mandatario de su cargo a través de esta figura.Según la Misión de Observación Electoral (MOE), entre 1996 y 2018 se promovieron 298 revocatorias. De estas, 69 llegaron a las urnas y solo una prosperó en 2018 cuando el entonces alcalde de Tasco (Boyacá), Nelson Javier García Castellanos, se convirtió en el primer burgomaestre en salir del puesto por decisión de los propios ciudadanos.
Aunque nada está dicho y los alcaldes saben que no existe enemigo pequeño, el Consejo Nacional Electoral expidió la resolución 4093 de 2020, por medio de la cual extendió el trámite de las revocatorias. A partir de ahora habrá una audiencia pública o un cara a cara entre los opositores y los alcaldes, que se desarrollará antes del inicio de recolección de firmas. El espacio se convertiría en una oportunidad para que mandatarios se defiendan y expliquen lo que han hecho al frente de sus ciudades.
Los promotores, además, se enfrentarán con otro obstáculo: el nuevo Código Electoral aprobado por el Congreso y que está en estudio en la Corte Constitucional. Aunque no ha sido sancionado por el presidente Iván Duque, la reforma hace aún más difícil la revocatoria, ya que aumentó el número de firmas del 30 al 40 por ciento, de acuerdo al total de votos que haya obtenido el gobernante.
Adicional a ello, amplió la participación electoral el día de los comicios del 40 al 60 por ciento, es decir, un umbral casi inalcanzable. Hoy, con la ley vigente, solo en el caso de Claudia López tendrían que asistir más de 1.258.000 votantes a las urnas y obtener la mitad de votos más uno para poder sacarla del Palacio Liévano. Mientras que los opositores de Daniel Quintero necesitarían la participación de más de 314.000 sufragantes.
Al final casi siempre se frustran las revocatorias. En los pueblos pequeños, inventan paseos, espectáculos y otras actividades para concentrar al público y evitar que los ciudadanos concurran a los puestos de votación, según Alejandra Barrios, directora de la MOE. Además, en la coyuntura actual, la pandemia se convertirá en otra barrera y dificultará la recolección de firmas que revisará la Registraduría antes de los comicios. En Bogotá se tendrían que recoger más de 332.000 apoyos, teniendo en cuenta que Claudia López obtuvo 1.108.541 votos. “Aspiramos a recoger mínimo un millón de firmas”, dijo Fernando Orjuela, uno de los líderes de la revocatoria contra la alcaldesa.
Pero ¿cómo lo lograrán? “No será tan fácil porque las restricciones son fuertes. Haremos campaña virtual, la idea es que cada persona imprima el formato, lo llene y lo envíe”, respondió. Para la revocatoria de Gustavo Petro, recordó este líder, se consiguieron 650.000 firmas en menos de tres meses.
En Medellín, el escenario es parecido. Se necesitan 91.000 firmas válidas, ya que Daniel Quintero ganó la Alcaldía con 303.420 votos. “Iremos directamente a las casas, entregaremos el sobre y que la gente firme”, explicó Andrés Rodríguez, líder del grupo Pacto por Medellín. Más allá de las firmas, las revocatorias empezaron con un sabor agridulce porque dos de los líderes políticos más influyentes del país, Álvaro Uribe y Gustavo Petro, anunciaron que no le jalarán a ninguna revocatoria. “No es justo medir un gobierno en un año y menos después de una pandemia”, dijo el senador Gustavo Bolívar.
Aunque él y Petro están en oposición a Claudia López, no apoyan la revocatoria, entre otras razones porque creen que eso significaría abrirle el paso a uribismo para que reconquiste Bogotá. Pese a eso, las revocatorias fueron inscritas. En Antioquia se oficializó el comité Pacto por Medellín”, que pretende revocar a Quintero. Alegan, en un documento de 28 páginas, un rosario de supuestos incumplimientos del mandatario: desestabilización institucional, afectación a EPM, contratación a dedo de foráneos, burocracia, mal manejo de recursos de pandemia, entre otros.
“Todos nos preguntamos de dónde salió Quintero si toda su vida pasó y se formó en Bogotá. ¿Cómo logró llegar a la Alcaldía?”, se preguntó el opositor Andrés Rodríguez. Por eso, el alcalde de la capital antioqueña –quien llegó al poder por un grupo de independientes con el apoyo de Petro–, cree que partidos tradicionales están detrás de su cabeza. Y se refirió al Centro Democrático, especialmente a la senadora Paola Holguín, quien negó tajantemente en su red social Twitter que esté convocando a su revocatoria, aunque la calificó de justa y democrática. Sin embargo, Rodríguez, empresario e ingeniero mecánico, respondió: “Este es un proceso netamente ciudadano, no hemos recibido apoyo ni del uribismo, ni del fajardismo”.
Por el lado de Claudia López, ya se registró el primer comité. Lo lidera Nidia Esperanza Márquez, administradora pública, independiente, pero con ideas liberales y exseguidora de Horacio Serpa, quien inscribió el grupo ‘Recuperemos nuestra Santa Fe, sin vías de hecho, por el camino de la institucionalidad, es decir, revocando el mandato de la alcaldesa mayor Claudia López’. Ella habla que la alcaldesa ha incurrido en falta de planeación en el manejo de la pandemia y ha desconocido la meritocracia. También cuestiona su política de cero tolerancia contra la corrupción y la ausencia de estrategias para ponerle fin al hambre en la ciudad, entre otras. Igualmente, Fernando Orjuela, arquitecto, ganadero y analista político, aspira a radicar ante la Registraduría otro comité de revocatoria contra la alcaldesa y ya congregó a varios aliados.
Entre ellos están Samuel Ángel (escritor y director de un instituto de investigación social) y José Miguel Santamaría (excandidato al Senado por Centro Democrático). Todos hablan de los múltiples incumplimientos de la alcaldesa. Según Orjuela, Claudia López es la verdadera promotora de su propia revocatoria. Además de sus sobresaltos en el primer año de gobierno, sus vacaciones en Costa Rica en el segundo pico de la pandemia y ahora los choques con el ministro de Salud, Fernando Ruiz, la han dejado mal parada. En Cúcuta, el equipo que pretende revocar al alcalde Jairo Yáñez hizo su inscripción el 5 de enero. La iniciativa se llama ‘De que se va, se va, póngale la firma’, y en 300 páginas sustentaron sus múltiples inconformismos.
En Cartagena, la derogatoria de William Dau –quien llegó al poder por un movimiento ciudadano– la lidera el exalcalde Rodolfo Díaz y será inscrita la entrante semana. En Bucaramanga, de forma paradójica, el exalcalde Rodolfo Hernández busca revocar a Juan Carlos Cárdenas, el candidato que recibió su bendición para llegar al poder. Y en Cali, crece la intención de sacar del poder a Jorge Iván Ospina.Las revocatorias, como dice el exregistrador Carlos Ariel Sánchez, cada vez son más difíciles y más con el nuevo Código Electoral, que elevó los umbrales de participación. No obstante, esos intentos siempre son un desafío para todos los alcaldes que a partir del segundo año empiezan a repartir su tiempo entre gobernar y defenderse.