Hace 73 años, Colombia vivió uno de los episodios sociales y políticos más impactantes de su historia que desencadenó profundas transformaciones en el territorio colombiano.

Hacia la una de la tarde, Jorge Eliécer Gaitán, candidato presidencial y líder del Partido Liberal salía de su oficina en el centro de Bogotá junto a su mano derecha, Plinio Mendoza, cuando fueron interceptados por Juan Roa Sierra, un joven que vivía en el barrio Ricaurte.

El joven apuntó con un arma a Gaitán que empezó a correr de regreso al Hotel Continental, pero fue demasiado tarde; Sierra disparó tres veces contra el líder político impactándole dos en la espalda y una en la cabeza.

Gaitán fue trasladado a la Clínica Central pero, hacia las 7:45 a.m., falleció. El partido mantuvo en silencio el hecho mientras discutía sobre lo que vendría y el camino a seguir en la contienda política.

Sin embargo, mientras Gaitán agonizaba en la Clínica, un grupo de lustrabotas en el centro de Bogotá identificaron a Roa y empezaron a gritar “Cojan al asesino”.

Roa Sierra fue capturado por varios dragoneantes que lo encerraron en una droguería mientras le preguntaban por qué había cometido el crimen. Sin embargo, el hombre no duró mucho en el lugar porque una turba enardecida lo sacó de allí y lo mató a golpes, patadas, palos, una muerte que los historiadores describen como “muerte de físico dolor”.

Lo que sucedió después de la muerte del caudillo y su asesino es uno de los episodios más tristes en la historia de Bogotá y de Colombia. La ola de violencia se desató en todo el país; las emisoras que podían registrar la información narraban como la multitud saqueaba locales comerciales, disparos, incendios, matanzas y una gran destrucción del mobiliario público.

Los policías entregaron sus armas por temor a ser linchados, mientras que francotiradores se encontraban en los techos de la entonces sede del Colegio San Bartolomé para contener a las masas que intentaban entrar al Palacio Presidencial para destruirlo.

De acuerdo con el libro Memorias del Olvido del historiador Arturo Alape, la ciudad se sumió en un temor indescriptible, la orden del gobierno era dispararle a todo lo que se moviera y se dice que hubo, mal contados, un total de 2.500 muertos en el país.

Estimaciones señalan que al menos 147 casas quedaron destruidas o seriamente dañadas el 9 de abril de 1948.

Meses antes de morir, Gaitán vivía entre concentraciones multitudinarias y discursos enardecidos en busca de lograr la presidencia de Colombia como representante del Partido Liberal, el histórico contendor del Partido Conservador.

“Bogotá era una ciudad y una sociedad muy compartimentada. Uno de los éxitos de Gaitán como político era que se acercaba a la gente. En ese entonces no había ningún político, fuera conservador o liberal, que se aproximara a los votantes”, explicó a BBC Mundo el investigador y periodista Mario Jursich.

Nace la violencia y el conflicto armado

La violencia partidaria y los magnicidios no eran algo nuevo en Colombia antes de 1948, sin embargo, desde esa tarde el enfrentamiento político adquirió nuevas dimensiones.

“El factor principal es que la muerte de Gaitán desencadenó en el periodo de violencia en toda Colombia. Fue la semilla, el germen de la violencia que luego tomó otras formas”, indica Mario Jursich.

El periodista explica que con ese asesinato se multiplican enormes ataques en todo el país de los grupos conservadores contra los liberales, lo que da origen a unas guerrillas organizadas por estos últimos.

Ese periodo, que empezó a la par del Bogotazo y que concluye a mediados de los 50 es conocido como La Violencia.

Después, la desmovilización parcial de estos grupos liberales dio paso al origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), en 1958, y así se inauguró el conflicto armado colombiano que se multiplicó con la aparición de otras guerrillas.

Las Farc se mantendrían en armas por seis décadas y recién en 2018 se integraron a la política partidaria colombiana.

Otra guerrilla que surgió en ese periodo, el Ejército de Liberación Nacional, todavía no acordó el desarme, aunque se encuentra en plenas negociaciones con el gobierno en la actualidad.

El Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas

La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, en el marco de la conmemoración este viernes del 9 de abril ‘Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas’, fue arropada y abrazada con telas tejidas por víctimas del conflicto, quienes también participarán en el diálogo ‘Tejiendo verdad’.

La Comisión de la Verdad informó que los Costureros de la Memoria han desarrollado diferentes procesos con la Macroterritorial Bogotá, Soacha, Sumapaz para conmemorar el 9 de abril y arroparán y abrazarán a este mecanismo con más de 540 metros de tela.

En el evento ellos y ellas compartirán la importancia de cubrir la Comisión con estos tejidos como símbolo de solidaridad y apoyo en relación con el proceso de esclarecimiento de la verdad con miras al informe final. Este diálogo se realizará desde las 9 de la mañana y será transmitido por los canales digitales de la Comisión de la Verdad.