Este Espacio de Escucha dejó ver las dos caras de la moneda. Por un lado, el impacto en la caficultura de la precariedad en la innovación, la construcción y la industrialización, carencias convertidas en un motor del conflicto. Y, por el otro, la caficultura como un camino para encontrar experiencias y logros en pro de la paz y la estabilidad del país.

Caficultores de Huila, Tolima, Cundinamarca y el Eje Cafetero dieron a conocer, a través de sus testimonios, la bonanza cafetera que tuvieron décadas atrás, pero que se afectó con la llegada de la violencia bipartidista, las guerrillas, el narcotráfico y la estigmatización de la sociedad a los sectores campesinos de zonas como el sur del Tolima.

Un ejemplo de lo anterior es el corregimiento de Gaitania, del municipio de Planadas, Tolima, donde más de ocho tomas guerrilleras y combates en casi todas las veredas afectaron la productividad y la economía de la región. Sin embargo, las ganas de salir adelante, a pesar de las adversidades, los llevó a convertirse en un referente nacional: “El café, gracias a la resiliencia de los productores y a sus ventajas comparativas con otros cultivos, no solo persistió, sino que se desarrolló a tal punto que hoy Planadas es el tercer productor del país y el primero del Tolima”, dijo Fernando Osorio, exgobernador de ese departamento.

El encuentro resaltó la importancia del proceso de paz en el desarrollo de la economía cafetera. “Dios quiera que la paz siga en nuestro territorio. Nosotros que somos de acá hemos sentido la tranquilidad con la que vivimos ahora. Ojalá que perdure para seguir siendo mucho más fuertes y crecer en beneficio de nuestras comunidades”, aseguró Camilo Enciso Suárez, presidente de Asopep.

El espacio virtual concluyó con la necesidad de continuar escuchando la pluralidad de voces que integran la construcción de la verdad para el café.

Organizaron: Comisión de la Verdad, con el apoyo de la Unión Europea y en alianza con Foros Semana.