SEMANA: ¿Qué fue lo que le pasó? Juan David Quintero: Todas las mañanas visito los alrededores de un colegio para reunirme con la comunidad de padres de familia. En la visita a Suba Bilbao nos encontrábamos con un grupo de padres y una madre estaba exponiendo la importancia de la continuidad de los colegios en concesión. Un ciudadano, presuntamente padre del colegio, se acercó a agredirnos verbalmente. Cuando traté de calmarlo empezó a gritar “todos los políticos son corruptos” y “Uribe es un paraco”. Sin más, me pegó un puño provocándome una caída y un golpe en la cabeza y quedé inconsciente. Por fortuna, me atendieron en la Fundación Santafé y descartaron lesiones. Ver:La intolerancia nos está matando SEMANA: ¿Sabe quién era el agresor? J.D.Q: Sí, un ciudadano plenamente identificado que se encontraba donde estábamos conversando con los padres de familia de uno de los colegios que defiendo. SEMANA: ¿Qué fue lo que usted dijo antes de la agresión? J.D.Q: Yo no alcancé a decirle nada. El señor se acercó a agredir verbalmente a una de las madres que estaba hablando sobre la importancia de los colegios en concesión. Yo lo trate de hacer a un lado para calmarlo empezó a gritar y sin yo decirle nada, más que tranquilo, me pegó. SEMANA: ¿Cree que se trata de un agresor con algún trastorno, o de intolerancia política? J.D.Q: Es evidente que su actitud es producto de la polarización agresiva e intolerancia política producto de unos políticos irresponsables que no entienden que sus palabras están generando un incendio de intolerancia. Ver: La intolerancia el enemigo público de Bogotá SEMANA: ¿Va a denunciar? J.D.Q: Estamos evaluando. Pero el problema más que judicializar un ciudadano implica es una reflexión sobre los verdaderos determinadores intelectuales de este tipo de situaciones, políticos irresponsables con sus palabras. SEMANA: ¿Qué llamado le hace a los políticos? J.D.Q: Tienen que ser responsables por lo que dicen. No pueden seguir haciendo campaña generalizando. No sigan diciendo que todos son corruptos, no sigan diciendo que todos son guerrilleros o paracos. Los ciudadanos reciben esto y sin digerirlo lo repiten generando violencia como la que me tocó padecer a mí. Tenemos la calle para defender y transmitir nuestras ideas, si no podemos salir a ella por miedo a este tipo de agresiones ¿Dónde queda la democracia?