A la candidata presidencial Ingrid Betancourt no le salió bien reconocer acercamientos con el uribismo a menos de dos meses de las elecciones presidenciales y en un momento en que la centroizquierda, el espectro ideológico en el que ella se ha movido, le ha insistido para que se una al candidato presidencial, Sergio Fajardo, consoliden el centro y atajen la carrera que lleva por delante Federico Gutiérrez, el candidato de la centroderecha.

Betancourt le dijo “no” a una posible unión con Fajardo, al menos por ahora. Al contrario, después de tomar café con el matemático en su apartamento en Bogotá, le expresó que el derrotado en la consulta interpartidista era él. Y ella, mientras tanto, seguía avanzando como la única candidata presidencial mujer con un discurso fuerte contra Gustavo Petro, la corrupción y las maquinarias.

Este jueves, tras abrir la puerta para dialogar con el uribismo, algunas figuras de la Alianza Verde, el partido que ella ayudó a unir en 2021, se convirtieron en sus principales atacantes.

El senador Antonio Sanguino le dijo que el uribismo tiene “bulldozers, motosierras, remolcadoras, mochileros, chuzadores”, al hacer referencia a las maquinarias políticas que tanto ha criticado la colombo-francesa.

El salto que dio Betancourt este viernes también lo aprovechó el exrector de los Andes Alejandro Gaviria para reafirmar lo que en su momento ya le había dicho públicamente: “hipócrita y oportunista”.

Gaviria, en esta oportunidad, no escribió el nombre de la candidata presidencial, pero quienes conocieron de cerca los enfrentamientos entre ambos -que terminaron por motivar la salida de la exsecuestrada de la coalición Centro Esperanza-, tienen claro que él hacía referencia a ella.

La congresista Katherine Miranda, también de la Alianza Verde, fue una de las más vehementes contra Betancourt. “Estimada Ingrid, no hay peor maquinaria que una motosierra. Recójase”, le dijo.

A renglón seguido, Miranda afirmó: “Si eso hizo con la Centro Esperanza, imagínense lo que puede hacer con el Centro Democrático”.

A la exsecuestrada su propio espectro ideológico no le perdona que durante el segundo semestre de 2021 viajara desde París hasta Bogotá a tratar de unir a la Alianza Verde, envuelta en la época en una gazapera por el respaldo presidencial de dicha casa política que se lo disputaban Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria y Gustavo Petro.

Y después, junto con Humberto de la Calle, tendió puentes y tras un promocionado cónclave unió a la coalición Centro Esperanza, incluidos a Fajardo y Gaviria, divididos en su momento por el posible respaldo del expresidente César Gaviria al exrector de Los Andes.

A comienzos de 2021, Betancourt sorprendió porque esquivó una posible aspiración presidencial, pero después confesó que ese era su camino. Internamente su jugada generó desconfianza, pero sus compañeros, aspirantes por la presidencia, no pronunciaron palabra alguna.

Semanas después se enfrentó públicamente con Alejandro Gaviria en un debate organizado por SEMANA y el diario El Tiempo y no descartó su renuncia a la coalición, tal como ocurrió.

Desde la distancia, Ingrid Betancourt se ha dedicado a cuestionar el papel de sus compañeros en la consulta del 13 de marzo. Incluso, al propio Fajardo a quien le ha dicho que tras cuatro aspiraciones presidenciales él no logra convocar a los colombianos en las urnas.

Pero el reconocimiento de un acercamiento con el Centro Democrático la convirtió en la antagonista de este novelón político, al menos de parte de sus propios compañeros de la Centro Esperanza.

La senadora electa, Piedad Córdoba, con quien Betancourt ha rivalizado por su papel en las liberaciones de los secuestrados por parte de las Farc, se preguntó: “Ya ven por dónde va el agua al molino. Ingrid desbarató la coalición Esperanza diciendo que era politiquería, para ahora irse a los brazos del partido de la ñeñepolítica”.

A la exsecuestrada la está destrozando. El abogado Miguel Ángel del Río dijo que ella estaba “tan lejos de Juana de Arco y tan cerca de Marbelle”, mientras que el congresista de la Alianza Verde, Mauricio Toro, afirmó que “ni siquiera en Netflix ha habido un personaje como Ingrid Betancourt”.

La exsecuestrada está en la libertad de tomar el camino que considere en lo que resta de su campaña presidencial, pero, sin duda, los colombianos están confundidos con sus recientes mensajes y hasta hablan de sus incoherencias ideológicas que podrían pasarle factura en las urnas.