Un nuevo capítulo se está escribiendo en la triste historia de la menor de edad que presuntamente fue abusada sexualmente por el profesor de Educación Física Mauricio Zambrano, hoy prófugo de la justicia, en las mismas instalaciones de uno de los más prestigiosos colegios del país, el Marymount.
Lo más sorprendente es que pese a la gravedad de los hechos que se dieron dentro de la institución, la niña, según su familia y el abogado Fabio Humar, está siendo revictimizada y el Marymount ahora se presenta como víctima de los dolorosos hechos.
SEMANA conoció los detalles de una audiencia de conciliación entre los familiares de la menor de edad y el Marymount en el que, paralelo al proceso penal que está andando, buscan una reparación e indemnización por la tragedia que cayó no solo sobre la niña, sino sobre todo su entorno familiar, con los millonarios gastos que han tenido que asumir para hacer un tratamiento adecuado en medio de la delicada situación que enfrentan.
A la solicitud de diligencia de conciliación llegaron los representantes del colegio y se negaron a conciliar con el argumento de que la niña gozaba de una beca y eso era suficiente, y que el colegio también había sufrido mucho en este episodio. Lo que resulta demoledor es la actitud del Marymount, que termina revictimizando a la menor y maltratando la posibilidad de que se cierre ese doloroso episodio.
Este capítulo se dio esta semana en el centro de conciliación arbitral de la Superintendencia de Sociedades, donde se buscaba que ambas partes se pusieran de acuerdo, todo por el bien de la menor.
Luego del fracaso del intento de lograr una reparación, el abogado de las víctimas se mostró indignado ante la actitud, y le señaló a SEMANA que “es muy doloroso ver que el colegio no cede ante un hecho evidente y contundente. Por el contrario, juega un falso rol de víctima, cuando queda claro, a todas luces, que el colegio fue el que propició este tipo de situaciones; la única víctima es la menor de edad; y el colegio, que se supone es un lugar seguro para los estudiantes, en este caso terminó siendo un infierno”.
Y es que los representantes de la familia radicaron un duro documento de 32 puntos en los que describen con precisión la tragedia que vivió la niña, cómo todo ocurrió dentro de las instalaciones del Marymount, los impactos psicológicos en ella y su familia. Con claridad, señalan al prestigioso colegio de una omisión que raya con la complicidad ante la ausencia de acciones y medidas.
Por eso, entre las peticiones a conciliar reclaman: “Declarar al colegio Marymount civilmente responsable de la totalidad de los daños y perjuicios ocasionados a las convocantes por acción u omisión que llevaron a que la menor (...), en el periodo de diciembre de 2021 a febrero de 2022, fuera víctima de actos inapropiados ejecutados por el docente Mauricio Zambrano Celis”, señala el documento al que tuvo acceso SEMANA.
“No obstante lo anterior, Mauricio Zambrano Celis, sin control ni vigilancia alguna de parte de las directivas del Marymount, en abierto apartamiento injustificado a su obligación de protección integral de la menor, aprovechándose de su calidad de docente, de su grado de superioridad y de la confianza que le inspiraba a la menor, ejerció actos indebidos tendientes a colocarla en un estado de inferioridad psíquica que le impedían comprender la connotación de su comportamiento, las consecuencias del mismo y autodeterminarse de acuerdo a su comprensión. Siendo él docente mayor de edad, y el colegio garante directo de los derechos de la menor, ha debido encauzar su comportamiento y evitar la comisión de las conductas”, señalan los argumentos.
La descripción, muy clara, como debe ser en este documento, resulta desgarradora y da cuenta de la gravedad de lo ocurrido. “Mauricio Zambrano, en su calidad de docente del Marymount, invitó a la menor al salón de balones del colegio, un lugar que él conocía muy bien y, como debía conocerlo también el colegio, era poco transitado. Allí, el docente presionó a la menor a ejercer conductas sexuales que no debería cometer, menos en el estado de indefensión en el que se encontraba”.
El asunto no paró ahí y, según la exposición en el documento, el colegio ni se había dado por enterado, aun cuando el acoso se prolongó por meses. “Para enero de 2022, el docente Zambrano quiso que estos actos fueran más progresivos, razón por la cual, a pesar de la negativa de la menor, le insistió y la condujo a una bodega detrás de su oficina. Conducta apartada de la ley, de las proclamas que el colegio tiene en su página web y del manual de convivencia”.
Y agrega: “Se ejecutaron en un ambiente de pasividad y omisión de las directivas del Marymount, quienes tenían el deber de garantizar que el comportamiento del señor Zambrano debía ser ‘coherente con los valores cristianos’, debía ser ‘un modelo de confianza’, ilusión que resultó en conductas inapropiadas, amparadas con la pasividad de las directivas del colegio”.
Más adelante, el documento con el que se busca la conciliación advierte que “a partir de enero de 2022, el docente, sin control alguno por parte del colegio, escaló los encuentros, que resultaron en un desconocimiento al deber de protección que tiene el Marymount, directamente y a través de sus docentes, de impedir la comisión de conductas que atenten contra la libertad, integridad y formación sexuales de las menores de edad”.
“Nos abstenemos de relatar las conductas y las consecuencias de las mismas en esta solicitud de conciliación, precisamente en protección al derecho a la intimidad de la menor, no sin antes dejar claro que entre enero de 2022 y hasta el 11 febrero de 2022, dichas conductas se repitieron dentro de las instalaciones del colegio, ante el proceder omisivo de sus directivas”, se lee en la cruda descripción de los hechos.
El asunto impactó muy fuerte en la familia, sobre todo en la menor, que ya tenía acompañamiento psicológico, lo que justamente la hacía vulnerable. Con este episodio, la situación se agravó, tuvo que ser apoyada con especialistas, tanto ella como su núcleo familiar. Además de la afectación a las finanzas del hogar, porque en medio de la tormenta que enfrentaban tuvieron que dejar de lado sus compromisos laborales.
El monto total que pide la familia es de 512 millones de pesos, que, a juicio de su abogado, Fabio Humar, “es mucho menos dinero del que por ley le corresponde, que puede ser cuatro o cinco veces la cifra que está ahí señalada. La familia no quiere enriquecerse, simplemente quiere un proceso indemnizatorio a favor de su hija”.
Mientras la familia busca que el colegio asuma su responsabilidad, en la arena penal avanza el juicio contra el profesor de Educación Física, a quien no se le dictó medida de aseguramiento preventiva, terminó volándose y hoy está prófugo de la justicia.
Hace unos días, la Fiscalía General presentó las pruebas y acusó al profesor, quien tendrá que responder en juicio por los delitos de acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir y acceso carnal. “Se aprovechó del estado emocional, de ansiedad y confusión, del momento por el cual atravesaba la menor, y con falsos consejos y un supuesto apoyo afectivo. La seduce, la confunde, la lleva fuera de la realidad, haciéndose ver ante ella como su protector, poniéndola en incapacidad para resistir a los eventos sexuales que le solicitaba”, precisó la Fiscalía en la presentación del escrito de acusación. ¿Zambrano y el colegio Marymount responderán?