‘Los homosexuales son –de alguna manera- unos enfermos’, esta tesis fue contenida en un documento que fue presentado a la Corte Constitucional por el doctor Pablo Arango en nombre de la Universidad de La Sabana para ser insumo, junto a otros documentos, a la discusión sobre la adopción por parte de parejas homosexuales. La polémica arreció contra la universidad. Líderes de opinión, políticos y twitteros le reclamaron a la institución por la posición que va en contra de los derechos médicos y constitucionales. Tan honda fue la crisis desatada por ese documento que la universidad en cuestión tuvo que retractarse. Pero el debate no se acaba. Carlos Alberto Palacio, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, entra a terciar en la polémica en una entrevista de ‘De La Urbe Digital’ que Semana.com reproduce en su totalidad: ¿Por qué dirime esta situación la Corte Constitucional y no el Congreso, como debería ser? En este país el Congreso no ha sido capaz de legislar al respecto y por tanto el problema se le ha derivado a la Corte Constitucional. A los políticos cuando tienen un número de votantes se les vuelve muy complejo legislar para las minorías; no les resulta rentable dentro de su ejercicio. La Corte legisló ya sobre la legalización de las relaciones entre parejas del mismo sexo, no así del matrimonio, y ha dictado sentencias que han sido importantes pero todavía no del todo trascendentales. ¿Qué opinión le merecen las consideraciones de la Universidad de La Sabana con respecto a la adopción por parte de parejas homosexuales? El concepto emitido por la Universidad de La Sabana -por solicitud de la Corte Constitucional- sobre la posibilidad de adopción de parejas homosexuales me parce muy desafortunado. Es inaudito que se retome una discusión, un criterio social y cultural que creíamos superado. El concepto es totalmente obsoleto, retrogrado y confesional. Más aún tratándose de una facultad de Medicina donde supuestamente el criterio médico debe ser de mucha amplitud, de mucha concepción abierta sobre la naturaleza humana y la diferencia jamás puede considerarse una enfermedad. La diferencia es una posibilidad de la condición humana y pensábamos que eso estaba superado. Sin embargo en el comunicado publicado posteriormente por los directivos de la universidad se sostiene que el concepto se apoyó en algunos estudios científicos y psicológicos… No se puede epidemiológicamente hacer una selección de unos artículos científicos o de unas investigaciones parciales para sacar conclusiones, es un error metodológico desde el punto de vista del modelo positivista que tiene la ciencia. Me parece que se apresuraron, yo no sabría qué calificativo darle a eso; tan es así que intentan enmendar su error y tratar de direccionar hacia otra forma sus consideraciones, de una manera que percibí muy ambigua, muy ambivalente, no con toda la claridad que requiere el tema. Y eso de todas maneras, queramos o no, sesga una parte de la población. Creo que en esto no se pueden mezclar las percepciones confesionales que tenga cada ser humano, y menos en una facultad de Medicina donde la condición y la naturaleza humana tienen que ser explorada en toda su posibilidad de dimensiones. ¿Puede ser que las directivas de la universidad hayan ejercido algún tipo de presión sobre el profesor para que diera un concepto tan marcado por la naturaleza de La Sabana? Pienso que las universidades como su nombre lo dice deben ser universales y dar posibilidades de debate y argumentación con respecto a estos temas que se originan en la sociedad. Nadie sabe en realidad cómo se emitió el concepto, solo ellos en su interior saben cómo ocurrió, pero si eso fue así, en el escenario en que se ejerce una presión para tomar una decisión que afecta a todo un país y que va a ser trascendental en las posibilidades de avance social y cultural, que otorga igualdad de derechos, me parece muy grave. Me niego a creer que desde el punto de vista de cualquier universidad, cualquiera que sea su orientación religiosa, política o económica, se pueda tratar de influenciar de esa manera. ¿Fue un error de la Corte pedir la opinión de la Universidad de La Sabana teniendo en cuenta su orientación religiosa y política tan evidente? En un principio se podría pensar eso. Sin embargo tengo entendido que la Corte pidió argumentos a otras instituciones. Si eso es así, puede que se trate de algún tipo de enriquecimiento conceptual para la toma de una decisión, pero realmente desconozco si hay conceptos de otras instituciones que no tienen el sesgo del concepto confesional y clerical que tiene la Universidad de La Sabana. ¿A la Universidad de Antioquia le pidieron un concepto con respecto al tema? No, no nos lo pidieron. ¿Y usted cree que la Medicina tiene argumentos para refutar la adopción por parte de parejas homosexuales? Creo que en este momento, científicamente hablando, no hay evidencia para poder decir si realmente los niños adoptados por parejas homosexuales están en un riesgo mayor de algún tipo de enfermedad o patología, o de problemas en la formación, que aquellos adoptados por parejas heterosexuales. Los estudios son mal diseñados metodológicamente, los que hay a disposición son muy pocos y realmente con unos sesgos importantes que no permiten una conclusión desde la evidencia de que eso ocurra. El criterio de una facultad de Medicina para formar los médicos no debería ni siquiera plantearse el homosexualismo como una enfermedad. Los médicos por su obligación de trabajar con seres humanos, tienen que tener mayor comprensión de cuál es la naturaleza humana, de cuál es el comportamiento de los seres humanos, del entendimiento que se debe tener sobre la conducta humana. En ese sentido creo que podrían hacer un ejercicio mucho más ético, mucho más responsable y mucho más justo, que es finalmente lo que pretendemos para nuestros médicos. ¿El concepto de La Sabana es más moralista que estrictamente médico? Así lo creo, porque no hay forma de concluir semejante afirmación. Ellos citan estudios que son muy limitados en el diseño metodológico, con deficiencias en cuanto a la aproximación a una evidencia que sea absoluta. Además, todos sabemos que la ciencia se construye a través de aproximaciones al conocimiento y a la verdad. Un estudio jamás puede ser concluyente. Hoy en día tenemos un método científico que son los famosos metaanálisis o revisiones sistemáticas en las que se trata de hacer una revisión completa de la evidencia disponible, de hacer una sumatoria de todas esas investigaciones para saber cómo podemos emitir un concepto más certero; desde el punto de vista médico lo hacemos así. El concepto en cuestión no tiene nada de esa aproximación, la forma como seleccionaron los artículos que soportan sus argumentos es totalmente sesgado. ¿Tiene sentido la comparación que ellos hicieron de la homosexualidad con la artritis reumatoide, que cuando se diagnostica a un paciente con esta enfermedad se trata de ayudarlo y de prestarle una solución sin discriminarlo, cree que es acertada? Es absolutamente absurda porque en este sentido la conducta humana, el comportamiento humano y su orientación sexual, obviamente no le va a producir ningún tipo de disfunción por comportarse de esa manera, lo que sí ocurre con una artritis reumatoide. Discutir si la orientación sexual del ser humano es una enfermedad o no, es un retroceso de 50 años y eso me parece gravísimo, creía que era un tema totalmente superado. Es absurdo que este país vuelva a enfrascarse en la discusión de si la orientación sexual de un sujeto es una enfermedad o no. Eso es lo más contraproducente para el proceso de igualdad de derechos, de justicia, de avances sociales y culturales para una comunidad.