Fueron 58 días de intensidad poco común legislativa y política. Hacía mucho tiempo que en el Congreso de la República no se respiraban aires tan agitados y densos, producto de la inminencia implícita en el llamado a sesiones extraordinarias realizado por el Presidente, ante la urgencia de disipar la tremenda incertidumbre económica que dejó la declaratoria de inexequebilidad de la Corte Suprema de Justicia sobre los decretos de emergencia. En opinión de muchos observadores, la labor parlamentaria de estos 58 días significó para el Congreso una recuperación de su prestigio, cuando por el contrario todos los vaticinios señalaban, después de las agitadas dificultades políticas que se presentaron en d inicio de las sesiones con motivo de la integración de las comisiones constitucionales, que durante este lapso el Congreso no evacuaría los temas de la agenda presidencial, lo que habría representado un tremendo golpe para la vulnerable situación de la economía del país. En total se aprobaron seis nuevas leyes de los ocho proyectos presentados inicialmente por el gobierno, tres de ellas fundamentales en el plano de la política económica del país, y por consiguiente las que más agitado debate político recibieron por parte de las distintas tendencias representadas en el parlamento. Poca oposición provocó la relacionada con la aprobación de facultades extras para el Presidente con el objeto de que, en el lapso de seis meses, implemente soluciones para el problema de las fronteras, derivado de las devaluaciones del bolívar, el sucre y el cruzeiro; tampoco pareció encontrar resistencia alguna la ley que contempla planes para la reconstrucción de Popayán y demás municipios del Cauca, ni para la que otorga alicientes a los ahorradores afectados por las irregularidades ocurridas en el sector financiero, incluyendo la ampliación de la amnistía patrimonial para sus dineros inciertos. Pero donde sin duda alguna descansó la mayor parte de la emoción en estas sesiones extras fue en la ley de endeudamiento interno, en la reforma fiscal y en la de fiscos regionales, en torno a las cuales se midieron franca y descarnadamente las fuerzas políticas representadas en el parlamento, aunque todas ellas, en conjunto, se atribuyen el triunfo de haber logrado que los proyectos de ley salieran mejor de lo que entraron, como producto de un difícil pero al fin y al cabo definitivo consenso de mayorías. Podríamos decir que estos tres proyectos competían entre la urgencia y la importancia de su contenido. El de endeudamiento interno, catalogado por los mismos parlamentarios como el más urgente pero quizás el menos importante de los tres proyectos aludidos, otorga al ejecutivo recursos suficientes para superar con éxito el déficit fiscal de este año y para presentarle al Congreso un presupuesto equilibrado el año entrante. Mediante esa ley se faculta al gobierno para obtener creditos por valor de 60 millones de pesos destinados a poner en marcha vitales programas de inversión pública para la reactivación económica del país. (El lector encontrará más información sobre el tema en la página 30 de esta edición).Tan urgente e importante fue catalogado el proyecto de reforma fiscal; aunque muchos observadores consideran que no constituye un estatuto completo y que simplemente desarrolla planteamientos de la reforma integral de 1974, contiene medidas encaminadas a poner a pagar menos impuestos a quienes los venían pagando honestamente, y más a los que los venían evadiendo. Contempla incentivos como el desmonte de la doble tributación, y la rebaja en las tarifas del impuesto a las rentas medias y bajas así como de aquellas aplicadas al sector agropecuario.Como el menos urgente pero el más importante, por abonar anticipadamente el camino del proyecto sobre elección popular de alcaldes que se debatirá en las próximas sesiones ordinarias del Congreso, fue considerado el proyecto de los fiscos regionales, en el sentido de que modifica la tendencia histórica secular con la que ha venido viviendo el país desde 1886: una nación cada vez más rica y unos departamentos y municipios cada vez más pobres. El dinero del que ahora podrán disponer libremente los alcaldes, con el objeto de satisfacer de manera más expedita las necesidades de los habitantes, provendrá de mayores impuestos sobre cigarrillos y licores, del impuesto de rodamiento de automóviles particulares y del impuesto de industria y comercio, así como de modificaciones de los avalúos catastrales. Desde el punto de vista político las sesiones extras arrojaron, igualmente, interesantes resultados. Durante su transcurso el conservatismo se comportó como un auténtico partido de gobierno, trabajando armónicamente con una oposición liberal mucho más racional y disciplinada de lo que se anticipaba. También en contra de los pronósticos, la Comisión Política Central hizo las veces de un eficaz engranaje dentro de todo este proceso legislativo. Y aunque en momentos se caldearon los ánimos y estuvo a punto de ahogarse el proyecto sobre endeudamiento interno, finalmente se produjeron los acuerdos de las mayorías de ambos partidos que, en opinión de los observadores, conjuraron el acto de irresponsabilidad monetaria que representaba el proyecto original del gobierno sobre endeudamiento interno, que habría abierto una compuerta para un peligroso manejo monetario. En relación con el semi-veto realizado por el oficialismo liberal contra los ministros de Hacienda y Gobierno, proposición que no tuvo debate y que sin embargo se consideró aprobada, se infiere que el partido quiso dejar una constancia contra lo que se ha bautizado la "colaboración técnica pero no política" de los ministros liberales con el actual gobierno, constancia que no obstante haber sido parcialmente rectificada se interpretó como una especie de petición de sus cabezas y una advertencia tácita para el gobierno acerca de la forma como el partido espera que le sean consultados los nombramientos de los futuros ministros de filiación liberal.Pero en medio de tanto vericuleto político, las reuniones extras constituyeron, indudablemente, un éxito rotundo del parlamento, y por lo pronto puede considerarse que la opinión pública ha recuperado una parte importante de su confianza hacia la tan desprestigiada, durante estos últimos años, labor legislativa del Congreso. También resaltan los observadores lo que consideran un triunfo que podría llamarse institucional, consistente en que el Congreso recuperó la totalidad de sus funciones legislativas, impidiendo que en futuras oportunidades sea tan tentador para el gobierno acudir a las facultades extraordinarias y a la Emergencia Económica con el pretexto de que el Congreso no funciona.LOS PROTAGONISTAS DE LAS EXTRASDaniel Mazuera G. (cons.) Su ponencia sobre fiscos regionales fue considerada trascendental por sus colegas parlamentarios, no solamente porque logró a través de ella convertir el proyecto en ley, sino porque además abonó el terreno para que otra de sus campañas, la elección popular de alcaldes, tenga una base realista en los dineros que ahora serán de manejo libre de estos funcionarios.Gabriel Rosas V. (lib.) Realizó una excelente ponencia, en opinión de todos sus colegas, sobre el proyecto de reforma fiscal, y efectuó además importantes aportes al proyecto de endeudamiento. Sus intervenciones son reconocidas como notables en el escenario económico.Jorge Valencia J. (lib.) Jugó un papel fundamental en el debate de la reforma fiscal y tuvo una vital participación en la discusión sobre los proyectos de endeudamientos y fiscos regionales, como reconocido vocero del liberalismo en el Senado.Rodrigo Marín Bernal (cons.) Realizó una importante ponencia del proyecto de endeudamiento en la que sus colegas reconocen no haber encontrado en ningún momento dogmatismo. Igualmente manejó el debate con extraordinaria suavidad y tacto político.César Gaviria T. (lib.) Por medio de una destacada intervención como vocero del partido liberal en todo el debate económico a nivel de Cámara, planteó fundamentales propuestas y denunció graves errores en algunos de los artículos de los proyectos en discusión.Carlos Holguín S. (cons.) Sus colegas no dudan en señalarlo como personaje fundamental de las sesiones extras, en su papel de árbitro y de conciliador de los ánimos. Se destacó por la forma como matuvo en todo momento las garantías, para que ningún grupo político se sintiera atropellado y además por su habilidad para imprimirle velocidad al análisis de los distintos proyectos, como presidente de la comisión tercera conjunta de Cámara y Senado.