Durante el desarrollo del juicio oral por la muerte de Ana María Castro, que fue catalogado por la Fiscalía como un feminicidio, el primer testigo en declarar fue la médico Carolina Rozo, quien realizó la necropsia de la fallecida.

Dijo que la víctima recibió múltiples golpes que le causaron la muerte, los cuales fueron recibidos en cabeza, pulmones e hígado. A la pregunta de la Fiscalía sobre cuál de ellos ocasionó la muerte de Castro, mencionó que fueron los del cráneo y el tórax los que llevaron al deceso de la joven.

Durante el relato de la médico mencionó que en el cuerpo de la fallecida se encontraron hemorragias, hematomas, fracturas, contusiones, entre otros. Este dictamen hace parte de la estrategia de la Fiscalía para demostrar que Paul Naranjo y Julián Ortegón, son presuntos responsables del delito de feminicidio agravado.

Según el ente acusador, los dos jóvenes son los presuntos responsables de lanzar de un carro en movimiento a Castro, causándole las múltiples heridas sin que se detuvieran a prestarle ayuda.

“En las lesiones que yo describo no hubo signo de defensa por parte de la persona, como poner las manos para tratar de amortiguar el golpe (…) El trauma del lado derecho de cara y de cráneo se hayan generado en un mismo momento con el trauma del tórax y el abdomen, el trauma del cráneo es severo y del tórax también. Hubo heridas en el pulmón y laceración hepática”, dijo la médico.

Sobre la situación de Naranjo y Ortegón, indica la Fiscalía, “se puede inferir con probabilidad de verdad que, el pasado 5 de marzo de 2020, estando a la altura de la avenida Medellín, los ciudadanos Paul Naranjo y Julián Ortegón, conociendo el notorio estado de alicoramiento en que se encontraba la víctima Ana María Castro y que éste no le permitía reaccionar ante esta agresión (...) posterior a haberla privado de la libertad de locomoción por unos momentos la lanzan o expulsan del vehículo cuando aún se encontraba en movimiento”.

Sobre estos hechos, el ente acusador aseguró que cuenta con las declaraciones de un supuesto testigo que llegó de primeras a la escena del crimen, donde, según su versión, Ana María fue lanzada del vehículo en movimiento.

Daniel Vega, sería el testigo de la Fiscalía, quien es un conductor de una plataforma de servicio de transporte que, a la una de la madrugada, y en medio de la noche, dice observó cómo la víctima parecía un muñeco de trapo al caer en el pavimento.

Por estos motivos y al considerar que Naranjo y Ortegón son los presuntos responsables de lanzar del vehículo en movimiento en el que se movilizaban con Ana María Castro, deben ser declarados culpables de este hecho.

Para la defensa de los implicados, el caso no se trataría de un feminicidio sino de un posible accidente de tránsito. El apoderado de Naranjo, indicó que los hechos investigados por la Fiscalía no están en el mismo rango jurídico de un feminicidio, pues el material probatorio recaudado, incluso por el mismo ente acusador, orienta el proceso a un caso de homicidio culposo en circunstancias de agravación, tal vez por la omisión de socorro. El asunto de fondo sería justamente el monto de la pena que es mucho más alto cuando se trata de feminicidio.

Incluso en algún momento del proceso, la defensa de Naranjo no descartó una eventual aceptación de cargos si la Fiscalía validaba la propuesta de cambiar el delito, bien sea en la imputación o en una etapa posterior del proceso, un aspecto que al parecer no motivó al fiscal, pues rechazó de tajo las pretensiones del abogado. Durante el desarrollo del juicio, la Fiscalía pidió una condena entre los 500 y 600 meses de prisión para los implicados.