La noticia del fin de semana fueron unas fotos que empezaron a circular en las redes sociales, donde aparecen la alcaldesa de Bogotá y su esposa, la senadora Angélica Lozano, haciendo compras juntas en un supermercado. Teniendo en cuenta que la alcaldesa ha sido la voz más radical en Colombia en cuanto a la necesidad de cumplir con la cuarentena, fue desconcertante que la haya violado. Y lo único que sorprende no es eso, sino también que se haya puesto en una situación en donde las hayan podido fotografiar a las dos, siendo ellas uno de los matrimonios más conocidos del país.La alcaldesa y la senadora dieron rápidamente su versión de los hechos. Según ellas, Angélica estaba paseando a su perro y, al ver que Claudia estaba en el supermercado, entró para ayudarla a cargar los paquetes. La explicación tiene que ser verdad. Porque no habría otra forma de entender lo sucedido. En vista de que la alcaldesa ha sido la profesora que trata de imponer disciplina a todos “sus bogotanos” en materia de cumplimiento de las normas, y teniendo en cuenta que los líderes deben predicar con el ejemplo, el episodio tiene que ser considerado un error de buena fe. Pero no por eso deja de ser un oso. Más aún si, siendo inocente, la pareja decidió aceptar culpabilidad y pagar una multa.
Pero todavía más grande pudo haber sido el oso del fiscal Francisco Barbosa. Abrirle a la alcaldesa una investigación penal por ese episodio raya en lo absurdo. Aunque fuera verdad la versión de los críticos de que Claudia y su esposa violaron conscientemente la cuarentena, a nadie se le ocurre que esa irregularidad pudiera caer en la órbita de la Fiscalía. Por otra parte, ese paso en falso judicial da para interpretaciones políticas que, aunque no ciertas, se convierten en inevitables en las redes sociales. Como se le ha criticado al fiscal Barbosa su cercanía personal con el presidente, y este último está enfrentado con Claudia López por el manejo de la pandemia, algunos fanáticos de la alcaldesa van a trinar que la apertura de una investigación es un mandado de la Casa de Nariño. Por supuesto, no lo es, pues al igual que el caso de Claudia y Angélica, el del Fiscal Barbosa, más que un error, es un oso.