Este domingo, 10 de julio, el Ejército Nacional informó sobre la detección de artefactos explosivos encontrados en el casco urbano del municipio de Tibú, Norte de Santander; al parecer, estos habrían sido instalados por el grupo armado organizado residual E33.
“Estos artefactos explosivos fueron ubicados e instalados por bandidos del Gaor 33, cuyo cabecilla es alias Jhon Mechas, Richard, y especialmente los milicianos urbanos, alias Lalo y alias Roque. Pretendían ataca a la población civil y las tropas que están acá”, afirmó el mayor general Omar Esteban Sepúlveda Carvajal, comandante de la Segunda División del Ejército.
Según el informe de las autoridades, estos artefactos fueron ubicados y posteriormente neutralizados por equipos especiales del Ejército, ya que estaban amenazando a la población civil y Fuerza Pública que recurre la zona. En el operativo, a cargo de la Fuerza de Tarea Vulcano, se encontraron los explosivos y con aparatos tecnológicos lograron desactivarlos.
En el reporte, las autoridades recalcaron que el primer artefacto se trataba de un cilindro lleno de pentolita, el cual estaba armado artesanalmente y contaba con una activación por cable de mando, mientras que el segundo explosivo fue identificado como una granada de mortero, la cual fue encontrada en pleno casco urbano de Tibú, y su método de activación era de radiofrecuencia, por lo cual este último podía ser activado en cualquier momento desde un celular.
Entre tanto, se recalcó que estos artefactos fueron instalados por “narcoterroristas cerca de la población civil, para sembrar terror en la región y evitar la reacción oportuna de los soldados, usando a la comunidad como escudos humanos”, según el Ejército.
Justamente, esta semana se encontraron otros cuatro artefactos explosivos en el municipio de Tibú, donde en días pasados se evidenció la presencia de grupos criminales intimidando a los ciudadanos de la región.
Fue la misma Fuerza de Tarea Vulcano la que logró localizar en el sector conocido como La Invasión, vereda Playa Rica, perteneciente a Tibú, Norte de Santander, cuatro granadas de fabricación improvisada de 81 mm.
En ese sentido, el escondite clandestino fue localizado por militares del Batallón de Ingenieros de Combate N.º 30, quienes se encontraban desplegados cumpliendo con el objetivo de proteger a la comunidad nortesantandereanos de los subversivos.
Por su parte, el mayor general Sepúlveda responsabilizó sobre estos elementos a una de las estructuras criminales que delinquen en la región. “Estas trampas mortales serían empleadas por integrantes del Gaor–E33, cuyo principal cabecilla criminal es el sujeto que se hace conocer con el alias de Jhon Mechas”, aseguró el comandante.
Ante este hecho, Sepúlveda mencionó que, de igual manera, esta acción vulnera el artículo tercero común a los cuatro Convenios de Ginebra. “Los artefactos explosivos habían sido fabricados, de manera improvisada, envueltos en sacos blancos para no ser detectados por los soldados que se encontraban realizando registros en profundidad”, indicó.
Cabe mencionar que el empleo de este tipo de armas está tipificado en el Código Penal Colombiano, artículo 142 (utilización de medios y métodos de guerra ilícitos).
Es de anotar que estos artefactos se encontraban acondicionados con metralla y elementos corto punzantes, los cuales pretendían causar afectación a las autoridades y de esa misma forma a los campesinos que habitan en el sector.