SEMANA: ¿Por qué escribir este libro?

Helena Urán: Me parece que llega un momento en el que es casi como un deber, porque todos tenemos derecho a conocer esa historia, que no solo es familiar, sino que nos atraviesa a todos como nación. Existen muchas crónicas periodísticas y artículos, pero la historia no se ha contado desde la perspectiva de los familiares; y es importante que el país la conozca a ver si generamos un poco de conexión social. Es también una respuesta a las preguntas de mi hijo, porque él empezó a preguntar desde muy chiquito.

SEMANA: ¿Falló la Justicia colombiana en esclarecer el caso de su papá?

H.U.: Sí. Falló porque la Justicia está politizada. No hubo la voluntad de investigar, la cuestión se redujo a que había sido un acto terrorista cometido por el M-19. Por supuesto que la guerrilla tuvo la responsabilidad, pero no se indagó sobre quiénes desaparecieron, torturaron y ejecutaron.

SEMANA: ¿Por qué, pese a las pruebas, todavía un sector del país sigue diciendo que en el Palacio de Justicia no sucedió nada, más allá de una toma guerrillera, y que las batallas judiciales como la suya son un montaje de la izquierda para defender a la guerrilla y desprestigiar al Ejército, que en su momento defendió la democracia?

H.U.: En ese argumento veo dos tipos de personas; los que se benefician de difundir esas mentiras y los engañados, que son una corriente negacionista totalmente fanática y con miedo a ver la verdad. Aquí también hay un odio contra la izquierda que ciega. Pero esto no se trata de izquierda o derecha, sino de vidas humanas, aunque, como se ha perdido el valor de la vida humana, en Colombia la gente seguirá siendo engañada. Nadie dice que la guerrilla no tuvo responsabilidad, pero quien desapareció y cometió los crímenes por los cuales reclamamos fue el Ejército. Yo no excuso a la guerrilla, pero ellos no fueron quienes torturaron y desaparecieron a mi papá. El problema es que las Fuerzas Armadas se pusieron al mismo nivel que un grupo subversivo, criminal o como lo quieran llamar.

SEMANA: ¿Usted qué opina de personajes como Fernando Londoño, uno de los grandes negacionistas de lo sucedido en el Palacio de Justicia?

H.U.: Eso refleja el tipo de persona que es. De esas personas que estigmatizan y deshumanizan a las víctimas y sus familiares para que la gente no conecte con ese dolor. Deshumanizar al que ha sido vulnerado sirve para blindar a los que han perpetrado estos crímenes atroces.

SEMANA: ¿En qué va la investigación del caso de su papá?

H.U.: En nada. Esta solo avanzó mientras estuvo la fiscal Ángela María Buitrago, lo que ella investigó, que fue muy revelador. Es lo único que hemos tenido de justicia y verdad judicial. En 2018 hubo una segunda exhumación, para nosotros poco comprensible, porque sabíamos que esos eran sus restos.

SEMANA: ¿Qué ha dicho el nuevo fiscal?

H.U.: Yo hablé con el fiscal auxiliar y me dijo que no pueden resolver el caso del doctor Urán porque tienen que ver qué pasó con las otras personas que estaban en el baño. Yo les dije que si no les parecía que era más fácil empezar por mi papá para entender qué pasó con los demás rehenes. Así de absurdas son las respuestas para salirse por la tangente y demuestran que no hay ninguna intención de esclarecer el crimen de mi papá.

SEMANA: Si alguno de los responsables cuenta todo lo que pasó a cambio de no pagar cárcel, ¿usted aceptaría eso?

H.U.: Lo que más quiere cualquier persona que ha sufrido algo así es conocer la verdad. Yo no ganaría mucho viendo una persona encerrada sin saber por qué mataron a mi papá; en cambio, sí ganaría mucho si el responsable aclarara todo, pero dudo que eso suceda.

SEMANA: ¿Para usted no hay ninguna duda de que el Ejército asesinó a su papá?

H.U.: Es obvio, si el arma que lo asesinó fue del Ejército y si tenían su billetera tanto tiempo escondida. Yo estoy segura de que opinar sobre las Fuerzas Armadas le costó la vida. No fue que lo confundieron o que tenía pinta de guerrillero, sino que sabían exactamente quién era, sabían qué había escrito y por eso lo asesinaron, por defender el Estado de derecho.