La tercera fue la vencida para Gustavo Petro, presidente electo de Colombia. A pesar de esto, para muchos el fin no justifica los medios. Su campaña, que según él se basa en la llamada “política del amor” y en la unión, accionó una inclemente estrategia de guerra sucia en contra de sus rivales.
Su equipo es una máquina bien aceitada, sus tácticas, efectivas. Y todo empieza con el Pacto Histórico. La convergencia tiene un comité nacional político que sostenía reuniones sobre la campaña todos los lunes.
La campaña es una organización independiente a la coalición y estaba compuesta por células que tomaban las decisiones políticas, estratégicas, programáticas y de agenda. La primera es el comité de jefatura de debate, liderado por Alfonso Prada, exsecretario general de la presidencia de Juan Manuel Santos y uno de los personajes clave en la candidatura de Petro.
Este equipo lo integraban representantes de los partidos que se adhirieron a la campaña. Hacían parte los congresistas Luis Fernando Velasco, Roosvelt Rodríguez, Temístocles Ortega, Clara López, Jorge Londoño, Katherine Miranda, Sandra Ortiz y José Luis Correa.
Roy Barreras, que también hace parte de este comité, es una voz con autoridad y uno de los artífices de la campaña sucia, especialmente contra Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo. Después de la filtración de las reuniones privadas, dijo que se aislaría de la campaña. A pesar de esto, siguió trinando material publicitario.
Prada, junto con el asesor Eduardo Noriega de la Hoz, exsecretario general de la Alcaldía de Bogotá de Petro, son el puente entre el Pacto Histórico y la campaña presidencial.
Existía un comité programático el cual estaba compuesto por 33 grupos de trabajo temáticos. Fuentes internas aseguran que Petro decidía sobre sus propuestas, posicionándose como el principal líder del comité.
La cúpula de la campaña estaba dentro del comité estratégico que preside el mismo Gustavo Petro. Al interior se encontraban el gerente de la campaña, el jefe de debate, el equipo de agenda, los estrategas de comunicación, el jefe jurídico, el director nacional de control electoral y el director de logística en territorio.
Ricardo Roa fue el gerente de la campaña y por ley se encargaba del frente financiero. Esta figura no es nueva entre sus coequiperos, ya que tuvo roles cruciales dentro de la Alcaldía de Bogotá de Petro, como estar al frente de dos de las más emblemáticas empresas y activos distritales: el Grupo Energía Bogotá (GEB) y la Transportadora de Gas Internacional (TGI).
El senador Armando Benedetti, quien se ha convertido en la mano derecha de Petro, se encargó de la agenda.
El jefe jurídico de la campaña fue Germán Navas Talero, la dirección nacional de control electoral estuvo a cargo del excandidato al Senado Gustavo García, y el representante David Racero fue el director logístico en territorio. Francia Márquez, como candidata vicepresidencial, tuvo una silla en todos los comités.
La estrategia de comunicaciones estuvo en cabeza del español Antoni Gutiérrez-Rubí, quien ha asesorado a varios políticos en España y Latinoamérica. El catalán es la cara visible de la estrategia, pero existen muchas más voces que causaron polémica.
A pesar de que la campaña niega que estos personajes hayan hecho parte de la misma, los ‘petrovideos’ dejaron en evidencia la participación de Vinicio Alvarado, Xavier Vendrell y Sebastián Guanumen.
Alvarado, publicista ecuatoriano que trabajó con Rafael Correa hasta convertirse en ministro de Turismo, fue condenado por corrupción en Ecuador y es prófugo de la justicia. Colaboró con Petro en 2018 y los videos demuestran que lo hizo también en esta campaña.
Vendrell, por su parte, militó en el grupo terrorista Terra Lliure, el cual buscaba la independencia catalana. En 2020 fue detenido por las autoridades españolas en medio de un caso de presunto tráfico de influencias y desvío de fondos durante el proceso independentista.
Guanumen es el asesor de comunicaciones que entrenó a los influenciadores petristas para que difundieran material difamatorio, noticias falsas y fragmentos de videos descontextualizados.
Nombres para el gabinete
Gustavo Petro ha sido hermético con sus posibles candidatos para hacer parte de su gabinete. Hasta el momento, son muchas las opciones y pocas las certezas. Solo hay uno confirmado: Francia Márquez, vicepresidenta electa, será la ministra de la Igualdad, cartera que Petro creará al posesionarse.
Tal como en 2018, el presidente electo tomó en cuenta al economista José Antonio Ocampo como posible ministro de Hacienda. Petro expresó su deseo de que él lidere su equipo económico, a pesar de que en su momento apoyó a Sergio Fajardo.
Para esta cartera, figuras que lo apoyaron de cara a la segunda vuelta también son tomadas en consideración: Alejandro Gaviria, Rudolf Hommes, Jorge Iván González, Ricardo Bonilla y Cecilia López.
También habló sobre el exmagistrado Iván Velásquez, con quien ya se reunió y suena para liderar el Ministerio de Justicia. El objetivo sería la lucha contra la corrupción y el traslado de la Procuraduría hacia el poder judicial.
Luis Gilberto Murillo, fórmula vicepresidencial de Fajardo, se unió a Petro y suena como posible embajador de Colombia en Washington.
Como Murillo, existen muchas adhesiones del santismo, con probada experiencia en este tipo de cargos, que podrían ser tenidos en consideración. Por ahora, quien ya cuenta con un puesto seguro es Alfonso Prada, jefe de debate. Petro dijo que lo quiere “cerca” a la oficina de la Presidencia de la República.
Sobre el Ministerio de Defensa, Petro reveló que está pensando en una mujer como ministra, especialmente con experiencia en derechos humanos y liderazgo de uniformados.