SEMANA sigue revelando testimonios aterradores de estudiantes que se han atrevido a hablar y denunciar supuesto acoso sexual por el profesor Edwin Murillo, exdecano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana.

Uno de estos jóvenes, que prefiere guardar su identidad por motivos de seguridad, contó cómo el profesor Edwin Murillo, exdecano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana, llegó, supuestamente, a enviarle comprometedores mensajes a su celular y a contactarlo personalmente con presuntas insinuaciones de carácter sexual.

“Yo estaba teniendo una charla normal de proyectos que se estaban teniendo con la Javeriana y él me empieza a decir que si quiero una beca, me puede ayudar. Que yo simplemente tenía que acceder a algunas cosas que él me iba a plantear. Le dije que no se preocupara. Me llamó en ese momento y me dijo que lo que habíamos hablado, no debía salir de su oficina. Me dijo que él tenía contactos con paramilitares y guerrilleros. El tema yo lo dejé así y, la semana siguiente, me empieza a enviar mensajes diciéndome que estaba avergonzado conmigo, que nos tomáramos algo, que él podría resarcirse de lo que había pasado, que fuéramos a un bar o algo así”, contó el joven.

“Después, eso fue en el 2016, me contactó un profesor que estaba enterado de toda la situación. Hicimos un protocolo que era poner una denuncia contra quien era en ese momento el rector, José Humberto Peláez Piedrahíta, hablamos con él y con el nuevo decano de la facultad que es Luis Fernando (quien reemplazó en la decanatura a Edwin Murillo. Cuando nos sentamos con el decano, nos apoyó y nos entendió muy bien en la situación. Luego hablamos con el rector, la respuesta de él fue cruzarse de piernas y decirme: ‘Mijo, esas son cagadas que pasan, usted siempre se va a encontrar en la vida con ese tipo de cosas’. A Edwin terminaron enviándolo al Amazonas como para encubrir todo lo de acoso y creo que hubo abuso de poder”.

El joven, en plena entrevista, dijo que Murillo era muy cercano al expresidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux: “Toda la Universidad sabía que él (Murillo) era el consentido del padre De Roux. Es que hacía parte de la comunidad de los Jesuitas. Se sabía todo. Francisco iba a la universidad y uno lo veía con Edwin. Uno notaba ese tipo de cosas, los comentarios que los mismos profesores hacían. Uno escuchaba mucho eso, le tenían mucho respeto a Edwin y pues los que no sabían lo admiraban mucho, pero dónde están los valores”.

“Se me tira encima, me empieza a besar el cuello, me toca las partes íntimas. Yo lo boté al piso amenazando con golpearlo. Al otro día fue como si nada hubiera pasado”.
La versión de Francisco de Roux

SEMANA consultó al padre Francisco de Roux, quien señala que si bien es verdad que como superior quería que Edwin Murillo fuera a la Universidad Javeriana, cuando él terminó un doctorado en España, se pone del lado de estas personas que denuncian y pide que se investigue y se aclare todo.

“Después de terminar mi cargo de superior, conocí que Edwin tenía comportamientos que desdecían de su vida como Jesuita, y al saberlo sentí mucho que hubiera obrado así en la Javeriana, a donde yo lo había destinado. He estado totalmente de acuerdo con que se lo retirara de la Universidad y de la orden de los Jesuitas, la Compañía de Jesús, y del sacerdocio. No sé quiénes son los dos estudiantes que señalan haber sido víctimas de él. Me duele lo que ellos han sufrido y me pongo de parte de ellos, como víctimas, pero no los conozco. Mientras fui superior, no recibí información ni denuncia alguna, ni de ellos, ni de nadie, de los hechos graves por los que se acusó posteriormente a Edwin”, dijo en diálogo con SEMANA Francisco de Roux.

“Empieza a hacer comentarios como ‘eres muy lindo’, a hablar de relaciones entre hombres, hasta pedirme que fuera su novio, todo a cambio de privilegios como monitorías”.
Más relatos contra Edwin Murillo, exdecano

“Me empezó a mandar videos pornográficos”, “me amenazaba con no dejarme graduar”, “se me tiraba encima, me decía que yo estaba lindo”. Como estos, existe un puñado de testimonios desgarradores y escalofriantes de hechos ocurridos en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana.

El “padre”, como le llaman los estudiantes, es Edwin Murillo Amaris, un reputado docente que fue desvinculado de la institución en 2016 por denuncias de este tipo. Tres jóvenes tuvieron la valentía y relataron a SEMANA la pesadilla que vivieron.

“Empecé a gritar que me querían violar, casi me boto del carro”

“Tras terminar mi intercambio en Estados Unidos y no lograr el puntaje para continuar con el énfasis en gestión pública, acudí al profesor Murillo, quien era el decano. Me citó a un café, en Plaza 45, cerca del Parque Nacional”, dice otro testimonio.

“Me dijo que para pagarle el favor me debía acostar con él. Empezó a escribir por WhatsApp, a decirme que era divino; mandaba videos porno de hombres teniendo sexo, que para que me acostumbrara. No entendía. Logré un trabajo en la facultad y en un viaje a Cartagena, borracho, perdí el conocimiento. Cuando desperté, iba en un taxi y él me estaba acariciando la cabeza, casi me boto del carro ahí en la Plaza de Armas. Empecé a gritar que me iban a violar y terminé encontrándome con unos compañeros. Viajé a Cali para hacer un acompañamiento a personas de Suecia en otro proyecto con la Compañía de Jesús.

“Edwin compró el tiquete, pero no reservaron hotel, me dijo que por presupuesto teníamos que compartir habitación. En el desespero, pensé que tenía que sacarlo a tomar, a él le gustaba mucho el trago, pensé, ‘si lo emborracho, salgo de esto’. Entré a la habitación y me decía que por qué no me despedía bien. Le dije que buenas noches y se me tira encima, me empieza a besar el cuello, me toca las partes íntimas. Lo boté al piso amenazándolo con golpearlo. Al otro día fue como si nada hubiese pasado. El acoso siguió, yo tenía un cubículo de trabajo y él se metía a tocarme, a besarme, a decirme ‘amor, estás muy lindo’.

Universidad Javeriana. Cortesía Universidad Javeriana. | Foto: Universidad Javeriana/API

“Yo le decía que ahí no porque tenía novia en la universidad, él sabía que mis gustos no estaban en la corriente que él quería. Cuando se convierte en mi tutor de tesis, vienen amenazas de que no nos vamos a graduar, yo no la voy a aprobar, decía. Al final, me manda a llamar a la oficina y dice que él solamente quería amarme. En octubre de 2016 me terminan el contrato, yo sabía que la razón fue por no acceder a lo que Edwin quería. Ahí lo sacaron y creo que le asignaron algo en Amazonas”.

“Me llevó a un bar gay, se me mandó encima”

“Todo empezó por correo electrónico, en 2012. Edwin Murillo trataba de tener cercanía con estudiantes sobresalientes. Un día me envió un correo en cuyo asunto decía: ‘Te necesito’, yo le doy el pin de Blackberry. Me pidió ir a la oficina y me dijo que la comunicación que quería conmigo era ‘discreta, por debajo de cuerda’. Empieza a hacer comentarios como ‘eres muy lindo’, a hablar de relaciones entre hombres, se hizo recurrente, hasta pedirme que fuera el novio, todo a cambio de privilegios: monitorías y beneficios que facilitan la hoja de vida. Uno pelado, con 19 o 20 años, ve una oportunidad.

“Me invitaba a salir, yo me negaba porque no quería tener esos espacios. Un día acepté y me llevó a un bar gay en Chapinero. Me intentó besar, yo no quería, nunca accedí. Ahora me doy cuenta de que fue acoso; todo el tiempo, estar pendiente, mandar besos por chat, decirme todo el tiempo que me estaba pensando. En ese momento, la universidad no tenía un protocolo para estos temas. Él se volvió decano y todo fue peor. Tenía poder absoluto, toma de decisiones, manejaba la plata, los viajes, qué estudiantes participaban, el chantaje fue la dinámica en la que muchos estudiantes cayeron”.

“Me llegaban mensajes sexuales desde un número desconocido”

“Todo comienza en tercer semestre, en 2011. Lo que lo hacía diferente es que era jesuita. Después, me lo vuelvo a encontrar en el énfasis, me empiezan a llegar mensajes de un número no identificado, pensé que eran bromas de amigos, pero descubrí que era él. Una noche, con cierto miedo porque eran mensajes grotescos, lo agrego a WhatsApp con la sorpresa que la foto de perfil era de él. Lo eliminé y le conté a un amigo.

Cuando tuve contacto por temas académicos, me dijo que me iba a ayudar con mi trabajo y mi carrera. Dijo que me ofrecía asesorías privadas en Cartagena, para ir a unos corregimientos en el sur de Bolívar. Le dije que no. Me empieza a decir: ‘Oye, pero vas a perder la oportunidad de terminar tu semestre rápido’. Luego me empieza a amenazar con que yo iba a perder la plata del semestre. Me dio rabia, le conté a mi mamá, pero el miedo pudo más y guardé silencio. Ahora espero que no haya más víctimas de estos depredadores”.

La universidad responde

Ante la gravedad de las denuncias, SEMANA consultó a la Universidad Javeriana y señalaron que conocían el caso y sí tomaron medidas. “En 2016, cuando las autoridades universitarias conocieron de los comportamientos inadecuados de Edwin Murillo Amaris, se desvinculó como decano de la Facultad de Ciencias Políticas y como profesor. Luego se desvinculó de manera definitiva de la institución”.

SEMANA también contactó a Edwin Murillo Amaris, quien hoy es docente de la Esap, y de su hoja de vida borró todo rastro de su paso por la Javeriana. En principio respondió el saludo, pero al momento de preguntarle por las delicadas acusaciones, no respondió más y bloqueó el teléfono. Se le enviaron mensajes y llamadas de manera reiterada desde otros números y nunca volvió a contestar.