Un rumor se paseaba por los pasillos del búnker de la Fiscalía en Bogotá. El considerado fiscal “estrella” en los procesos como Odebrecht, el caso Hyundai, el llamado hacker Sepúlveda, la narcofinca del exembajador Fernando Sanclemente y las chuzadas de Nariño, estaba metido en un lío judicial de talla internacional. El rumor se convirtió en un hecho, y el hecho en imputación de cargos.

El nombre de Daniel Hernández se escribió en algunas declaraciones en poder del FBI. La realidad del asunto se reveló al cierre de esta semana. La Fiscalía le imputó cargos a Hernández por los delitos de prevaricato por omisión y amenazas a testigos, que el fiscal no aceptó.

El fiscal 12, delegado ante la Corte Suprema de Justicia, fue el encargado de hacer la imputación y advirtió que su colega actuó de manera “maliciosa”, tras no cargar en el sistema de antecedentes las órdenes de captura en contra de las directivas de Odebrecht en Colombia y, además, no solicitar la circular azul de Interpol, lo que significó la fuga de los cuestionados.

La Fiscalía también dijo en la imputación que su fiscal buscó al excongresista Otto Bula para supuestamente advertirle que el exfiscal Néstor Humberto Martínez y el empresario Sarmiento Angulo estaban “molestos” con las declaraciones que venía entregando en el llamado proceso Odebrecht. La advertencia fue entendida como una amenaza.

El fiscal a cargo de la imputación entregó un listado de pruebas en contra de Hernández, que incluyó declaraciones y documentos, para insistir a un magistrado del Tribunal de Bogotá que su colega representa un peligro para la víctima, Otto Bula, y debe estar en casa por cárcel.

¿Recompensa?

La defensa que hizo Hernández desbarató la imputación. Contrastó las declaraciones e incluso aseguró que la Fiscalía manipuló los testigos, interrogándolos en más de una oportunidad hasta obtener las respuestas que se “acomodaron” a la hipótesis inicial.

Hernández presentó audios, conversaciones y declaraciones que dejaron a Bula como un mentiroso con “síndrome de Estocolmo” o una Fiscalía ingenua que creyó, sin investigar, en las versiones de un confeso delincuente que, según el fiscal Hernández, estaría tras una recompensa de Estados Unidos, que hoy está por los 5 millones de dólares.

Los audios y chats fueron enviados por el propio Bula, el supuesto amenazado, en diferentes momentos y todos cuando Hernández estaba fuera del caso Odebrecht. Algunas conversaciones ocurrieron horas después de las presuntas amenazas: el 22 de junio de 2022.

“Fue Bula quien cambió una diligencia virtual por presencial en el búnker de la Fiscalía y fue Bula quien pidió llegar a nuestros despachos, dizque para saludarnos, no al revés”, explicó Hernández al reiterar que Bula busca elementos para apostarle a una recompensa.

El fiscal Daniel Hernández y su defensa expuso en audiencia las contradicciones de la Fiscalía en la imputación de cargos. | Foto: Cortesia

En los chats, Bula le confirmaba a Hernández que se estaba cocinando un complot en su contra para enredar al “exfiscal Néstor Humberto Martínez y a los Sarmiento”, a reglón seguido le decía: “Dios sabe cómo actuamos”. Los audios son más claros en los mensajes y parece evidente la cercanía que profesaba Bula por el fiscal Hernández, mientras lo exaltaba por su transparencia.

“Doy fe ante los ojos de Dios de su rectitud, de su transparencia, del trabajo que hicimos transparente. Aunque fuimos criticados, pero no por corrupción, sino por los intereses que existen detrás de todo este proceso”, se escuchó de la propia voz de Otto Bula, en un mensaje de WhatsApp de diciembre de 2020.

El magistrado del Tribunal de Bogotá fijó para el próximo 16 de diciembre la diligencia en la que definirá si acepta la solicitud de la Fiscalía de imponer una medida de aseguramiento de detención domiciliaria o la descarta por improcedente. La pelea apenas arranca.