La defensa del general (r) Rito Alejo del Río informó que el excomandante de la Brigada 17 del Ejército se encuentra internado en cuidados intensivos (UCI) luego de sufrir un infarto, mientras declaraba en una versión voluntaria de la JEP por el caso que indaga la violencia en Urabá y la victimización de la Unión Patriótica.

De acuerdo con la información proporcionada por su abogado, actualmente su condición es estable. El exgeneral comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza, baja de tensión y dolor en el corazón, lo cual obligó a que fuese suspendida la diligencia y retirado en ambulancia hacia un hospital del norte de la ciudad.

“La Unión Patriótica nunca quiso aceptar”, respondió Del Río en un momento de la diligencia a la pregunta sobre si diseñó un plan especial de protección para la Unión Patriótica cuando llegó a comandar la Brigada XVII en Urabá, tras la ola de asesinatos de miembros de esa colectividad en años pasados.

A través de su cuenta en Twitter, la JEP escribió: “Por quebrantos de salud del general (r) Rito Alejo del Río, el magistrado Gustavo Salazar suspende la diligencia hasta nuevo aviso”.

Y agregó la JEP: “Ante la situación, el personal de la enfermería de la JEP atendió al general Del Río y procedió a llamar una ambulancia, que lo trasladó hasta un centro asistencial”. Hasta el momento no se tiene reporte detallado del estado de salud del general.

Rito Alejo del Río ha sido uno de los miembros del Ejército de más alto rango que ha sido condenado por la justicia por sus relaciones con el paramilitarismo, por sus comprobados nexos con las AUC mientras fue comandante de la Brigada XVII en la región de Urabá.

Pese a la condena en su contra y su compromiso de contar toda la verdad sobre el conflicto ante la JEP, en esta ocasión manifestó que aunque sí conocía el actuar los paramilitares en municipios como Necoclí, Chigorodó, Carepa, Apartadó, Turbo e incluso señaló que no es un secreto que estaban hacia Córdoba, donde había una escuela de formación para paramilitares anexa a una escuela que se llamaba La Acuarela.

Esta escuela de formación de paramilitares ha sido célebre en la historia del paramilitarismo en la región donde operaba la Brigada XVII cuando su comandante era Del Río, incluso el mercenario israelí, Yair Klein, quien vino a Colombia a entrenar esos escuadrones en tácticas de guerra antisubversiva ha contado los hechos.

Exjefes paramilitares Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 / Archivo SEMANA. | Foto: Archivo SEMANA

Sobre las Convivir, Del Río dijo ante la JEP que era una organización que nació en Córdoba y que se dedicaba a mantener la seguridad agraria y la vigilancia en la región y negó vínculos con la Brigada. Justamente, la magistrada Nadiezhda Henríquez delegada de la JEP, quien tenía en sus manos la documentación y pruebas con las que fue condenado el militar en retiro presentó un documento, firmado por Del Río, en el que el ex oficial pedía que se le aprobara el uso de armas a esta estructura denominada Asociación Convivir Costa Azul.

Según el documento que presentó la magistrada, el comandante de la Brigada XVII, a mediados de la década de los 90, había pedido cinco subametralladora UZI 9mm, 10 revólver Llama calibre 38, y 15 escopetas de repetición semiautomática calibre 12 Brancher, 10 pistolas Pietro Beretta calibre 9mm.

Pese a los cuestionamientos, a que fue condenado luego de que se probara su vínculo con paramilitares, Rito Alejo del Río no aceptó haber tenido relaciones con las autodefensas. Sin embargo, dijo que tenían una propuesta de colaboración con la justicia y con las comunidades negras de la región de Urabá. “Seguiré aportando para que se sepa toda la verdad. Hay muchos aspectos que hay que considerar en esa propuesta para contar la verdad, y saber cómo vamos a ayudar”, dijo Del Río.

Como el excomandante de la XVII Brigada negó relación con los grupos paramilitares, fue cuestionado por la magistrada, quien le preguntó, si como manifiesta que nunca hubo alianza con estas organizaciones ilegales, si las combatió o realizó operaciones en contra de ellas. La respuesta, sorpresiva, fue que no fueron operaciones para combatir a un grupo determinado porque ellos estaban deambulantes y que no recordaba puntualmente alguna operación, pero que por los resultados se puede determinar que sí.