El Arca de Noé que patrocinó Pablo Escobar sigue causando estragos en Antioquia. En la década de 1980 importó ilegalmente especies de animales exóticos para ser tenidos como mascotas en un zoológico privado en Puerto Triunfo: embarcó a cuatro hipopótamos que se han expandido sin límites. Hoy se sospecha que en el Magdalena Medio circulan 200.
Estudios científicos han insistido en que su presencia es un riesgo para los humanos. En África, su tierra natal, protagonizan 500 muertes cada año. En Colombiahan estado involucrados en accidentes que no han sido mortales. Un hombre que recibió mordiscos quedó con problemas mentales y, recientemente, uno de estos gigantes animales colisionó contra un carro. En este caso, el hipopótamo murió, mientras que los ocupantes del vehículo quedaron heridos.
Este mamífero, declarado como especie invasora en 2022, circula sin freno en varios municipios donde encuentra alta disponibilidad de alimentos y cuerpos de agua todo el tiempo, escenario con el que no cuentan en su lugar de origen por las variaciones climáticas. Ahí está la primera explicación de su permanencia, según un análisis del Ministerio de Ambiente.
En dado caso de que no se controle la reproducción, la población podría aumentar a 1.000 en los próximos 12 años. Las ideas para erradicarlos han sido frustradas. Un juzgado pidió acabar con la caza, luego de que se autorizara el sacrificio de Pepe en 2009, y la plata no alcanza para costear la esterilización de cada uno, que suman hasta 20 millones de pesos.
La Gobernación de Antioquia quiere enviar a 70 hipopótamos a varios rincones del mundo para reducir la presión. La operación logística para India y México está avaluada en 3,5 millones de dólares, dado que los traslados serían aéreos. El dinero lo suministrarían privados y solo falta el visto bueno del Gobierno nacional para montarlos en los aviones.
Esta iniciativa no es del agrado del Ministerio de Ambiente porque la dificultad que tiene Colombia podría repetirse en otros lugares. En esa cartera se le puso freno al viaje y causó molestia en el departamento. Mientras el mandatario regional, Aníbal Gaviria Correa, pidió acelerar el proceso, en Bogotá le sugirieron tener paciencia porque la situación no es fácil.
Otro de los enredos es que no se tiene información de las condiciones en la que estarán los animales una vez salgan del país y no se les emitirá el pasaporte hasta que se asegure su bienestar. No se tiene una solución para cerrarles el paso a los hipopótamos, de los cuales el 48 por ciento son crías juveniles, el 29 por ciento son adultos y el 23 por ciento restante son subadultos.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, advirtió que el manejo que les dará su administración a los animales se revelará en los próximos días, con base en un informe realizado por el Instituto Alexander von Humboldt y la Universidad Nacional de Colombia. El texto, de 170 páginas, sugiere que los caminos más fáciles serían la caza, el traslado o el confinamiento.
En primer lugar, se les lanzaría disparos o aplicaría un químico que resulta costoso. La otra opción sería la translocación hacia zoológicos del mundo, pero tardaría mucho tiempo en dar resultados y se correrían con otros riesgos en las zonas receptoras. Finalmente, sobre la mesa está el ubicarlos en un espacio cerrado hasta que les llegue la muerte natural.
De estas tres alternativas podría salir la solución, aunque la discusión no sería exclusiva del sector ambiental. La presencia de los hipopótamos trasciende en lo legal y social. Algunas personas no los ven como un obstáculo y no miden los riesgos, sino que los perciben como una mascota y se benefician económicamente de la historia traqueta que los rodea.