A Juan José Lafaurie, hijo de la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, y Martín Peñalosa, hijo del exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, también precandidato para 2022, ya los llaman los nuevos delfines de la política nacional. Al igual que los hijos de Álvaro Uribe o Juan Manuel Santos, Juan José y Martín son hoy los principales escuderos de sus familiares ante la opinión pública.

Juan José fue modelo profesional. Posó frente a decenas de lentes y protagonizó comerciales de televisión de telefonía celular, galletas y otros productos. Su rostro no es ajeno al mundo comercial, un capítulo que a sus 22 años quiere dejar atrás, pasar la página para dedicarse al octavo semestre de Derecho en la Universidad Javeriana y acompañar a su madre en su campaña presidencial. Su cuenta en Twitter inició con apenas una decena de seguidores. José Félix Lafaurie, su padre, fue uno de los primeros en seguirlo. Pero después del 28 de abril, cuando el país sufrió los estragos de la violencia en el paro, Juan José lanzó dardos contra la izquierda radical, e incluso hacia la propia derecha, y su red social tomó vuelo. Iván Duque, según recuerda Juan José, fue uno de los primeros personajes a los que cuestionó.

Juan José Lafaurie, de 22 años, es hijo de la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático. Se empezó a dar a conocer en redes sociales a raíz de las recientes protestas.

A él le ofendió que el mandatario no viajara hasta Cali en el momento más tenso del paro en la capital del Valle. “No me parecía que un presidente de derecha abandonara a una ciudad en ese momento”, dijo. “El Gobierno de Iván Duque no me gusta para nada”, le comentó Juan José a SEMANA. Él, más allá de lo que piensen sus padres, prefirió respaldar a Rafael Nieto y Carlos Holmes Trujillo. Lo dice sin filtros, como su madre, también distante de la Casa de Nariño.

La grave crisis de Cali lo inspiró en Twitter. Trinó varios mensajes contra la izquierda. Y así, lentamente, con cada frase, fue ganando más seguidores. Hoy tiene más de 13.000, especialmente políticos, periodistas y figuras reconocidas de la derecha. En Instagram supera los 23.000. “¿Cómo podemos llamar a alguien que lleva más de 15 años estudiando un pregrado en una universidad pública y marcha por el ‘derecho a la educación’?”, escribió Juan José en Twitter.

Este bogotano se ríe del crecimiento de sus seguidores en redes sociales porque jamás pensó en convertirse en un referente, que la prensa compartiera sus trinos y que fuera duramente cuestionado por la izquierda, que no le perdona su ideología y ser hijo de Cabal, una de las políticas más controvertidas de Colombia. Juan José no ve las respuestas a sus trinos. Sabe que la mayoría lo insulta y es mejor no enterarse. “No me afectan los comentarios”, dijo él, quien se declaró “bastante de derecha”.

Cuenta que no conoce los nombres de los youtubers de izquierda, pero recuerda a Beto Coral, con quien ha librado una batalla campal en redes. Le parece chistoso y lo califica como “el más ridículo de todos” y “youtuber fracasado”. Le ha sacado en cara que reconoció a su hijo después de una demanda de paternidad. “Ahora viene a dar cátedra de moral y ética”. Beto Coral, en su momento, le dijo a Juan José “que la estupidez sí se hereda”.

“En Instagram me informan que quieren matarme, que me odian. Que mi papá es paramilitar. Yo conozco a mi padre, sé quién es él y cómo piensa. Cuando uno sabe la verdad confirma que son puras pendejadas, y no me afecta”, cuenta. Su mamá, María Fernanda, es como él. Se ríe cuando lee un comentario en su contra.

Cuando estudiaba bachillerato, una maestra afirmó que Cabal compraba votos a cambio de cemento. Juan José, sentado en su puesto, escuchó y calló, hasta que no aguantó más. La confrontó, revisó su fuente y provenía del portal web El Rincón del Vago.

En la Universidad Javeriana, donde estudia, el escenario tampoco es fácil. Cabal se ha ido lanza en ristre contra los jesuitas. “Los sacerdotes comunistas de la teología de la liberación son jesuitas, claretianos y redentoristas. Expertos en movilización de masas. Qué vergüenza cómo instrumentalizan a los colegiales. Curas malévolos que enaltecen la violencia como forma de lugar”, dijo la senadora en su momento. El comentario no pasó desapercibido para el sacerdote Jonathan Marín: “Camarada María Fernanda Cabal: nosotros estamos muy contentos de poder educar a sus hijos en nuestra castrochavista Universidad Javeriana”, le respondió.

Juan José asegura que nunca ha tenido un problema con un docente universitario. Y defiende insistentemente a la Javeriana. “Esos comentarios son de ella, es su problema si quiere meterse con los jesuitas. A mí eso me tiene sin cuidado”, afirmó. En su casa, cada quien da sus propias discusiones y dice lo que quiere. Trabaja en el grupo de abogados de Jaime Lombana; el oficio le apasiona. Aunque a Cabal le gustaría que lo combinara con el modelaje profesional, él prefiere dedicarse a leer expedientes, apoyar la contestación de demandas, formarse en la jurisprudencia y lanzar trinos contra la izquierda radical del país. “¿Ahora debo preguntarles a los progresistas cómo llamar a mi madre?”, cuestionó recientemente. “Un guerrillero indultado que fue alcalde de Bogotá, que hoy es senador y que ha sido dos veces candidato presidencial es el que dice que en Colombia hay una dictadura. Lo que hay es un exceso de garantías y complacencia con los subversivos”, afirmó sobre el senador Gustavo Petro.

El hijo de Peñalosa

En Twitter, Martín Peñalosa es vehemente. Tiene más de 5.000 seguidores y no pretende influenciar a nadie. Solo expresa lo que siente, casi todo en la misma línea ideológica de su padre, el exalcalde Enrique Peñalosa, aspirante a la presidencia en 2022. Tiene 24 años, se graduará de Historia de la Universidad de los Andes y posee los argumentos suficientes para defender sus posiciones, los logros de su padre en sus periodos en la Alcaldía de Bogotá y salirle al paso a la izquierda radical. Se mantuvo muy discreto durante años. No quería que asociaran un comentario suyo con su padre, y menos durante su paso por la Alcaldía. “No uso Twitter para que me quieran o no”, dijo. Su papá respeta sus posiciones, pero también lo corrige. “Algunas veces me dice que no debería utilizar tal lenguaje o postura”, cuenta. Hace unos años, por ejemplo, participó en la Feria de Cali, llegó hasta la plaza de toros y se hizo una foto. El exalcalde llamó al orden porque es contrario a las corridas. “Es tu postura, no la mía”, le respondió el joven, quien aseguró a SEMANA que, en todo caso, no es aficionado a los toros.

Martín Peñalosa considera que hay que reconocer logros y avances en todo gobierno y dejar el pesimismo a un lado. El periodista Félix de Bedout y la activista Catherine Juvinao son dos de sus principales contradictores. “¿Dónde está el trino de Félix de Bedout celebrando la vacunación en Colombia? Es que no lo encuentro”, se preguntó en su red social. Martín –más político que Renata, su hermana mayor– se convirtió en columnista de opinión en el portal El Bogotano, tribuna cercana a la centroderecha. Y fue una de las personas que más influyó en que Peñalosa postulara su nombre a las presidenciales, aunque tiene claro que no será lo ideal para su vida. Le apasiona ser libre, montar bicicleta, practicar deportes extremos, y una presidencia cambiaría la rutina de su padre.

Enrique Peñalosa con sus hijos Renata y Martín. | Foto: NO

Mientras monta su empresa de logística, Martín planea viajar por el país, recorrerlo durante la campaña de su papá y de paso seguir al frente de sus redes, defendiendo sus posiciones políticas y aumentando seguidores. ¿Lafaurie y Peñalosa se lanzarán en un futuro a un cargo de elección popular? Es difícil saberlo porque en política cualquier cosa puede ocurrir. Por ahora, lo cierto es que se les nota el gusto por lo público y el debate, y ya forman parte de la larga lista de delfines del país.