En su entrevista para SEMANA, el exministro Rudolf Hommes aseguró que veía como crítica al nuevo gobierno que sus funcionarios, en especial su director de la DIAN, hablaban demasiado. Sin posesionarse, quienes tendrán la batuta del Pacto Histórico, han hecho anuncios que han dejado a muchos sorprendidos. Lo que más ha causado escozor, por ahora, son los impuestos.

Por lo general, esos anuncios los suele hacer el MinHacienda o el mismo presidente, pero en esta oportunidad, las que se mandaron a anunciar nuevos tributos fueron dos ministras que no tienen necesariamente esa competencia: la minSalud y la minCultura.

Carolina Corcho planteó en el retiro programático del Pacto Histórico colocar un tributo a las bebidas azucaradas, mientras que Patricia Ariza, propuso aumentar la base gravable de la telefonía móvil.

“Los impuestos a las bebidas azucaradas, además de tener impactos favorables en la salud pública, porque desincentivan el consumo de gaseosas y reducen las enfermedades crónicas no transmisibles, podrían ser una opción de recaudo para el sistema de salud colombiano”, precisó Corcho en aquel momento.

Sin embargo, el nuevo director de la Dian, Luis Carlos Reyes, rompió el silencio con respecto a estos anuncios y manifestó este lunes que estos dos impuestos no irán en la administración de Petro, por el momento.

Luis Carlos Reyes, nuevo director de la DIAN | Foto: Getty Images

El economista, de igual manera, aprovechó el momento para explicar que estos dos tributos no se implementarán debido a que tocan el bolsillo de miles de colombianos, principalmente de la clase media.

El nuevo jefe de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales reiteró finalmente que el objetivo del próximo gobierno es afectar lo menos posible la economía de la ciudadanía trabajadora.

“Vamos a discutir las posibilidades que están sobre la mesa, siempre teniendo en cuenta que a la persona de la clase trabajadora no deba cobrársele un peso más en impuestos”, puntualizó.

El impuesto a las bebidas azucaradas es un tema controversial en el mundo. Por un lado, apunta a un objetivo loable: disminuir decenas de enfermedades que se agudizan por cuenta de una alimentación cargada de este tipo de productos. Por el otro, suele impactar la canasta familiar en especial de quienes ganan menos, pues muchas veces los productos más aptos para la salud también son los más costosos.

No es claro tampoco que el impuesto necesariamente disminuya el consumo de estos productos. Cuando el mismo tema fue propuesto hace unos meses, los gremios explicaron algunos de los efectos que tendría este asunto. Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, por ejemplo, aseguró en un programa de Vicky en Semana que al final terminará afectando a las tiendas de barrio y a los consumidores porque se les encarecería al producto. “El hecho de que se genere un impuesto, es que al consumidor final le llega el producto con un mayor valor”, sostuvo Cabal.

El presidente de Fenalco añadió que además los consumidores que terminan siendo afectados, la mayoría son de estratos bajos. “El más afectado es el bolsillo de los consumidores más pobres del país”, aseguró.

La ministra de Salud, Carolina Corcho; sin embargo, aseguró que no es una discusión acabada. “Estamos en planeación y empalme del gobierno entrante, aún está en definición contenidos precisos de reforma tributaria. Los impuestos a las bebidas azucaradas están sobre la mesa del análisis como una medida de salud pública para prevención de enfermedades crónicas. ¡Paciencia!”, escribió en Twitter.

El nuevo director de la Dian, sin embargo, también dejó la puerta abierta a la discusión. “La progresividad del sistema tributario no necesariamente está reñida con la creación de impuestos saludables. Ambas son metas que estamos buscando en el PL que se radicará el 7 de agosto”, señaló. ¿Se refería a este impuesto de alimentos azucarados? La discusión sigue.