Carlos Julio Suza es un exmilitar afectado por minas antipersonal. Tiene ambas piernas mutiladas por lo que desde hace 19 años se mueve en silla de ruedas. Conoció el horror cuando patrullaba, con cinco años de experiencia como soldado, en Acacías, Meta. La detonación le voló las piernas, le afectó severamente las manos y le desfiguró el rostro. Tuvo decenas de cirugías reconstructivas. Antes de la explosión este militar era el responsable de su familia, tras la tragedia él mismo requiere de una persona que lo asista para poder salir a la calle en su silla de ruedas. Suza pasó a ser uno de los 7.413 militares dañados por las llamadas minas quiebrapatas. ‘La devastación de un pueblo: medios y métodos de guerra ilícitos empleados por las Farc‘, así se titula el informe que entregó la organización Mil Víctimas a la Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP. El documento recoge testimonios como el de Suza y fue entregado por una veintena de exmilitares mutilados por minas antipersonal a los magistrados de jurisdicción de paz. "No solo basta con el impacto de la bomba en el instante en que estalla. Está también lo adicional que le colocan. Y cuando digo lo adicional me refiero a que les ponen cianuro, estiércol, vidrios, tachuelas, puntillas… y nos dejan mutilados y con grandes secuelas en nuestros cuerpos", aseguró Carlos Alberto Rey, otro de los exmilitares víctimas que acudió a la entrega del informe. Este suboficial cayó en un campo minado el 3 de febrero 2008: perdió dos dedos de la mano derecha y quedó con múltiples secuelas en el resto del cuerpo. “Son actos terroristas, no se les puede llamar de ninguna otra forma –dice– y han causado miles de víctimas no solo en la fuerza pública sino también a la población civil”.
Foto:Una veintena de exmilitares mutilados por minas anti personas acudieron a la JEP para entregar un informe sobre ese crimen. En la exposición del informe ante los togados de la JEP, Rey llamó la atención sobre otro tipo de afectación, las heridas invisibles que dejan las minas antipersonal. Explicó que dichos explosivos no solo afectan lo físico sino también en lo mental, “hay muchas víctimas con estrés postraumático o con algún tipo de discapacidad mental. Y son secuelas invisibles no solamente en nosotros, también para nuestras familias”, aseguró. Mil víctimas es una organización no gubernamental que agrupa a las víctimas integrantes de la fuerza pública que han sufrido la barbarie del conflicto. El propósito de la ONG es visibilizar a los militares como víctimas. El informe entregado a la JEP es un estudio a fondo sobre el modus operandi de las Farc respecto a los artefactos explosivos no convencionales, más conocidos en la guerra como minas quiebrapatas. Una primera parte del documento expone minuciosamente cómo funcionaban las minas, cómo se fabricaban y “sembraban” por parte de la guerrilla. Además de explicar su poder de daño. La segunda parte del estudio analiza cómo se tipifica internacionalmente este delito de acuerdo al Derecho Internacional Humanitario y a la Convención de Ottawa, que es la más relevante a nivel mundial respecto al problema de las minas antipersonal. Finalmente el informe se ocupa de revisar cómo los instrumentos internacionales se articulan con la ley colombiana. “No queremos impunidad ni que esto quede en palabras, queremos hechos”, dice Suza al ser preguntado sobre el propósito del informe. El documento será uno de los insumos que tendrá en consideración la JEP al momento de juzgar los crímenes más atroces y los principales responsables, en este caso, del lado de la guerrilla. El informe aparece en un día clave. Justamente este jueves 4 de abril se conmemora el Día Internacional de la sensibilización contra las minas antipersonal. El documento de Mil Víctimas incluye tablas y mapas que retratan el panorama de la contaminación por minas antipersonal en el país.