SEMANA: La imputación de la JEP a los antiguos comandantes de las Farc es la decisión más importante de este organismo hasta ahora ¿Ha tenido tiempo de leerla con detenimiento?

Ingrid Betancourt: Me la leí. Es un auto extenso, muy relevante. Tiene gran importancia para que no haya impunidad. Realmente es un hito para Colombia. Pienso que va a ser una referencia necesaria para quien, en cualquier momento a partir de ahora, se interese en temas de resolución de conflictos, aquí y en otros países del mundo. Personalmente, recibí el auto como una sorpresa, porque han pasado tantos años y hemos tenidos tantos sinsabores, tanto cinismo, tantos muros de rechazo, y hemos hecho tantos esfuerzos tratando de defender la verdad con las uñas… ver finalmente que se dice en blanco y negro lo obvio resulta inesperado…. Decir que estos no fueron retenciones ni errores de guerra, sino secuestros, crímenes de guerra y de lesa humanidad que deben ser castigados… sí, esto es lo obvio pero me sacudió.

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SEMANA: ¿Ese malestar que usted había expresado por no llamar el secuestro por su nombre lo siente superado con esta decisión?

I.B.: Esa fue una crítica que le hice la JEP era inaceptable que las Farc se refirieran al secuestro hablando de retenciones, pero peor que la JEP lo hiciera. Obviamente estos eran secuestros que fueron documentados, confesados por ellos, denunciados ante los ojos del mundo entero. Yo no entendía por qué la JEP se había sesgado a favor de las Farc, me parecía un inicio de juicio desafortunado y era muy ofensivo para los secuestrados. Este nuevo auto, en el cual se habla taxativamente de secuestro extorsivo, secuestro ordinario, toma de rehenes y se les califica de crimen de guerra y de crimen de lesa humanidad, rectifica esta situación; es empezar de nuevo con el pie derecho.

SEMANA: Usted ha participado en todos los escenarios del proceso de paz en los que la han invitado. No sólo en la JEP, sino en la Comisión de la Verdad. ¿Cómo vive este momento?

I.B: Nosotros, la mayoría de las víctimas de las Farc, hemos acompañado el proceso de paz. Dimos una cuota inicial en este proceso al aceptar que nuestros verdugos no vayan a la cárcel. Eso es algo que para nosotros es muy difícil porque todos tenemos sed de justicia, pero al mismo tiempo entendíamos que era la única manera de garantizar que lo que vivimos nosotros, no lo vivieran mas colombianos. Entonces, si bien la decisión de la JEP es el principio de este proceso jurídico, lo que viene a futuro es todavía mas importante.

SEMANA: ¿Qué viene?

I.B: Esta decisión de la sala de reconocimiento le da a las Farc un término de 30 días para que acepten o rechacen las imputaciones que se les hacen. Dependiendo de lo que decidan se inician procesos diferentes. Si reconocen sus crímenes, se quedan en la vía de reconocimiento, no se van presos a la cárcel, pero quedan sujetos a otros castigos. Si refutan, se van por la vía acusatoria y allí quedan sujetos a la cárcel si no demuestran su inocencia. Una de las etapas que viene después, es para la JEP el solicitarles a las víctimas que se pronuncien sobre cuáles creen ellas que deben ser las sanciones a estos delitos. A partir de ahí, el tribunal de paz establece la condena. A pesar de estar en el inicio del proceso, el hecho de que se establezca que son secuestros, que no fueron errores de guerra sino crímenes sistemáticos y repetitivos, es fundamental. Leer como la JEP tipificó las conductas, leer en el auto toda la complejidad de estos crímenes y sus consecuencias legales, significa para mí una garantía de que no vamos hacia un esquema ni de amnistía, ni de impunidad.

SEMANA: No hay una condena que repare una situación como la que ustedes vivieron. ¿Para usted habría alguna sanción o castigo con el que se sienta más en paz?

I.B.: Yo creo que más que “en paz”, lo que tenemos es que reflexionar en “que paz”, en el mensaje que le damos al país y cómo logramos que esta construcción de paz, nos una a los colombianos y nos haga a todos accionarios de este proceso. Yo creo que para que haya paz, no puede haber impunidad, por eso creo que se les debe imponer la pena máxima.

"A pesar de estar en el inicio del proceso, el hecho de que se establezca que son secuestros, que no fueron errores de guerra sino crímenes sistemáticos y repetitivos, es fundamental"

SEMANA: Esta idea de las sanciones impropias que se acordaron en el proceso, los trabajos comunitarios por ejemplo, ¿le parece que son consecuentes?

I.B.: Si bien el acuerdo establece que no hay cárcel, no desestima que se impongan restricciones a la libertad. Puede haber libertad condicional, casa por cárcel, brazaletes electrónicos, exigencia de mantenerse en contacto con una autoridad para demostrar que se está cumpliendo con el mandato. Creo que en cualquiera de estas modalidades debe imponerse una restricción a la libertad.

SEMANA: Esta semana se abrió un debate sobre si estos líderes de las Farc imputados deberían seguir en el Congreso. ¿Siente que eso es incompatible?

I.B.: Creo que uno de los sentidos del proceso de paz, fue separar la paja del trigo. Nosotros vemos hoy cómo las Farc se dividieron entre narcotraficantes y políticos, entre los que retomaron las armas y los que entraron al Congreso. Tenemos que alentar la vocación política de los que firmaron la paz. El mensaje que le enviemos a través de la justicia a toda Colombia debe ser la de que tenemos una democracia madura y que le abrimos el espacio a los que se han sentido excluidos, a los que piensan que no se les ha oído su voz, para que puedan expresarse en el santuario de nuestra democracia que es el Congreso. Por otra parte, debemos salvaguardar la credibilidad del acuerdo de paz y no traicionarlo. Y la participación política hace parte del acuerdo. Es muy importante que aquellos que tomaron las armas por razones políticas puedan ejercer desde la paz una actividad política. Eso no quiere decir aceptar que haya impunidad, ni que no sean castigados por los delitos que cometieron, ni amnistiarlos. Tenemos que ser justos y darles lo que se les prometió: una voz en nuestra democracia.

¿Cuál es el porcentaje de muertos en relación con nuestra población para que podamos valorar la paz? En realidad, mas allá de nuestra experiencia personal, tenemos un deber moral con las generaciones que vienen para entregarles un país que funcione. Foto: Juan Carlos Sierra

SEMANA: Las Farc tendrán 30 días para su declaración, ¿usted qué mensaje les enviaría?

I.B.: Les diría que los frutos de la paz se cosechan después y este es el momento de sembrar, y sembrar paz es sembrar verdad, y sembrar reparación, sembrar aceptación de su responsabilidad ante la valoración de estos crímenes y sembrar aceptación del castigo que conllevan. Eso es ser leal con la paz.

SEMANA: Vivimos una polarización muy difícil que ha hecho que los colombianos se hayan dividido. Usted siempre ha defendido el proceso de paz, ¿qué le dice a tantas personas que aún no creen que esto fue bueno para el país?

I.B.: Yo les preguntaría: ¿Cuántos muertos más necesitan para creer que vale la pena hacer la paz en Colombia? Hace un tiempo estuve leyendo un estudio en el cual se decía que en toda sociedad hay fuerzas letales que llevan a la violencia y que, a menos de que una parte importante de la población haya padecido en carne propia la violencia, como en una guerra, esta tiende a perpetuarse en conductas delictivas, en violencias localizadas.

Las cifras que da la JEP es la de 22.000 secuestrados por las Farc. Es una cifra enorme, pero con relación a la población colombiana es marginal. Es decir que muy pocos, especialmente en las ciudades, han vivido el secuestro en carne propia. Quien no ha vivido ese sufrimiento tiende a aceptar la violencia. Es como cuando uno ve el drama y el horror por televisión, en un país lejano. Uno lo ve, pero no lo entiende, no es lo de uno. Entonces la pregunta es: ¿Cuál es el porcentaje de muertos en relación con nuestra población para que podamos valorar la paz? En realidad, mas allá de nuestra experiencia personal, tenemos un deber moral con las generaciones que vienen para entregarles un país que funcione.

"Obviamente en este proceso lo que acaba de hacer la JEP es fundamental, pero la conducta de los excomandantes de las Farc frente a las decisiones de justicia va a ser también un hito: ¿estarán a la altura? esa es la gran pregunta", dice Ingrid.

SEMANA: ¿Cómo hacer para que la deformación de la verdad y lo que vivimos al día a día en las redes sociales no maltrate este proceso que se vive en la JEP?

I.B: La realidad es que se puede juzgar este proceso con una gran frialdad y un gran cinismo. Se puede desestimar los logros de lo que se ha andado, y criticarlo todo. Y ese fenómeno se ha dado en Colombia. En el mundo, por el contrario, se valora mas positivamente lo que se está haciendo aquí. Yo aspiro a que nuestra democracia se consolide, que este proceso sea una oportunidad de madurar como nación, para encontrar una convergencia, una agenda unificadora. Tenemos divisiones ideológicas fuertes, pero tenemos un proyecto común de país.

SEMANA: ¿Cómo ve lo que viene?

I.B: Tengo esperanza. Esta es una etapa muy importante para reflexionar. Tenemos que aportar con nuestra luz, alma y valentía. Hay que señalar opciones, rumbos, hay que limpiar esas distorsiones mentales que podamos tener, esa retórica destructiva que puede haber en Colombia y tenemos que acompañarnos los unos a los otros y ayudarnos. Obviamente en este proceso lo que acaba de hacer la JEP es fundamental, pero la conducta de los excomandantes de las Farc frente a las decisiones de justicia va a ser también un hito: ¿estarán a la altura? esa es la gran pregunta.

SEMANA: Este proceso llega en un momento especial, antes de la campaña presidencial de 2022, ¿Cómo protegerlo de esa retórica destructiva que se puede dar de un lado o el otro?

I.B: Tenemos que confiar en nuestras instituciones. El ejemplo de lo que acaba de pasar en los Estados Unidos es un llamado de atención. Si una democracia tan fuerte se ve sujeta a actos de subversión y de violencia contra su propio Capitolio, si el santuario de la democracia americana vivió lo que vivió, pues debemos reflexionar en cómo lograron enfrentar la crisis.

SEMANA: ¿Y cómo lo lograron?

I.B: Todas las instituciones sirvieron. Hasta la Vicepresidencia, que nunca había servido para nada, sirvió. Pudieron culminar el proceso de la certificación de la votación. El Congreso actuó. La cámara americana empezó el juicio de destitución por los actos violentos. Hubo una reacción unificada de todo el país en torno a una condena a estos hechos antidemocráticos. La Corte Suprema, con jueces nombrados por el presidente saliente, no le jugó a la división. Para nosotros los colombianos esto implica una reflexión sobre el valor de nuestras instituciones, y las del proceso de paz, para buscar que se fortalezcan, que quienes las presidan las defiendan y que nuestra democracia también se crezca.

SEMANA: ¿Piensa volver algún día?

I.B.: Lo pienso todos los días. La pandemia enreda las posibilidades, pero algún día voy a volver. Seguro.