En el marco de la ceremonia de entronización de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en los Jardines Vaticanos, el embajador de Colombia en la Santa Sede, Jorge Mario Eastman, quebró en llanto.
Desde el comienzo del evento religioso, llevado a cabo este viernes 9 de julio en el aniversario número 102 de la coronación canónica de la Patrona de Colombia, el embajador se mostró emocionado con el paso a paso de la celebración.
Tras la bendición de la imagen con agua bendita y la participación de la Iglesia Católica en la ceremonia de entronización, Eastman pronunció un sentido discurso, dirigido a la Reina de Colombia y recordando su legado en el país. Los jóvenes, las personas en situación de desempleo e incluso una “primera línea” también hicieron parte de sus palabras.
“Cuánta rabia y cuánto dolor no hay allá afuera por la soberbia de los más fuertes y poderosos que no ven personas sino ideologías y seguidores. Nuestra Chinita es también la madre de los descartados, de quienes padecen el dolor de sentirse excluidos, excluidos de las oportunidades, de quienes están sin trabajo digno y no pueden vivir todo su potencial, de quienes han tenido que migrar por hambre, de las mujeres silenciosas, abusadas y despreciadas, de los jóvenes buscando un sentido a tanta soledad”, dijo el embajador ante la Santa Sede.
“Como María Ramos, que recogió este lienzo despreciado, no se resignó y tuvo fe y esperanza en ella, así también podemos nosotros renovar nuestras vidas y unirnos a la primera línea de esa resistencia hermosa que no es la del odio ni la destrucción sino la de abrazar al débil y al afligido y poner todo de nosotros para ser un mundo más fraterno”, agregó y luego se le quebró la voz. Permaneció por unos segundos en silencio, retomó el micrófono, se disculpó y continuó con el discurso. Acto seguido, fue aplaudido por los asistentes al evento.
El diplomático colombiano también se refirió al papa Francisco y pidió a los asistentes, y en general a todos los colombianos, que eleven un Ave María por el Santo Padre a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
“Quiero contarles que el papa Francisco quiso estar hoy aquí con nosotros y aceptó la invitación con emoción, pero la programación de su cirugía le impidió hacerlo y cuando canceló su asistencia, me pidió especialmente que hoy rezáramos a Nuestra Virgen de Chiquinquirá por él”, dijo Jorge Mario Eastman.
“El papa nos enseña todos, absolutamente todos los días, lo grande que puede ser un ser humano tan solo con la humildad y el ejemplo. Por eso hoy quiero pedirles que desde donde cada uno se encuentre, allá en Maracaibo, en Bogotá, en María Baja, en Paratebueno, en Bolombolo, en Valledupar, en Andes (Antioquia), tantos religiosos y religiosas aquí acompañándonos, antioqueños, de Nariño, todos, todos los habitantes, le regalen al papa un Ave María desde el corazón, porque cuando uno reza en silencio, con el corazón, las oraciones se oyen como un trueno de amor en el cielo”, concluyó el embajador colombiano.
La imagen de la Virgen de Chiquinquirá estará exhibida en los jardines del corazón de la Iglesia junto a otras advocaciones marianas como la Virgen del Rosario de Fátima, patrona de Portugal o Nuestra Señora de Lourdes –patrona de la población de Lourdes, en Francia–, y las imágenes de América Latina como la Virgen del Quinche, patrona de Ecuador; Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México; Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, patrona de Brasil; Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina y la Virgen del Carmen, patrona de Chile.