El suicidio de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, médica residente de la Pontificia Universidad Javeriana, ha desatado una serie de críticas contra las instituciones educativas y los centros médicos en los que se viven prácticas profesionales consideradas extremas y poco éticas con aquellos que brindan estos servicios. Con esto, decenas de personas han salido a contar sus experiencias.
El reconocido endocrinólogo Óscar Rosero contó en su cuenta de X cómo fue su caso, asegurando que no es algo exclusivo de la Universidad Javeriana, ya que a él, le ocurrió algo parecido en la Universidad Industrial de Santander (UIS). Por ahora, la historia tiene más de 75 mil visualizaciones en la red social:
“Siempre quise estudiar en esa universidad, es pública y tenía las mejores referencias. En pregrado no pase, a pesar de mis Icfes de 353, esa era una espina que tenía. Cuando termine medicina general en la Corpas, obviamente me presente a la UIS, en el examen tuve el mejor puntaje, estaba feliz, la entrevista era solo un requisito”, contó el profesional de la salud en la red social.
De igual manera, contó que todo inició muy bien, aunque rápidamente sus sueños se desplomaron cuando empezaron los maltratos. “El día de la entrevista muy emocionado me encontré con la realidad, dos profesores y un jefe de residentes de medicina interna, muy serios ellos, empezaron la entrevista, las preguntas de rigor, de donde soy, por qué la universidad”, dijo en su cuenta personal.
“Luego vino el maltrato: Usted siendo de la Corpas, ¿por qué se vino para aquí? Si ustedes solo saben formular yerbas. ¿Su mamá es maestra, de dónde va a sacar dinero para vivir aquí? ¿Tiene computador (año 2001)?, ¿si no tiene, de dónde va a sacar dinero para comprarlo?, ¿su tío es profesor aquí, usted sabe que él es del sindicato y aquí no queremos más sindicalistas?”, contó Rosero acerca de lo vivido apenas en la entrevista.
Finalmente, relató que con todo ese contexto, él prefirió tomar distancia, no sin antes responder de la misma forma a los hostiles entrevistadores. “Intenté moderarme y contesté la primera, la segunda no aguanté y empecé a contestar también con hostilidad. Terminé la entrevista y dije: Ni loco meterme en ese nido de abusadores. Al final pusieron la nota más baja en la entrevista, aun así pase. Obvio no me fui para allá”.
Como extra, el endocrino volvió a hacer la salvedad de que estos hechos no son exclusivos de la Universidad Javeriana, sino que es un fenómeno mucho más extendido. “El tema no es solo de la Javeriana, Todas las universidades deberían tomarse en serio el tema y aprovechar la coyuntura”, finalizó en su cuenta de X, Rosero.