Un golpe letal recibieron en los últimos días las Fuerzas Militares de Colombia, luego de que el Ministerio de Defensa expidiera la Resolución número 4760 del 1.° de noviembre de 2024, a través de la cual se suprimen las cinco fuerzas de tarea conjunta y se cambian los comandos conjuntos.
Pese a que el Gobierno del presidente Gustavo Petro es optimista con la nueva organización que se le quiere dar a las Fuerzas Militares, al interior de la institución y desde sectores afines a esta se ha venido lanzando una alerta por las consecuencias que podría traer en materia operacional.
Con esta resolución se clausuran las operaciones Omega, Titán, Hércules, Marte y Quirón, cuyos miembros combatían a los grupos armados en puntos estratégicos de Arauca, Nariño, Pacífico, Meta, Guaviare, Chocó, Antioquia, Córdoba y Bolívar, entre otros.
Sobre esto habló con SEMANA el mayor en retiro Jorge Castillo, quien señaló que indiscutiblemente esta decisión adoptada desde el Gobierno nacional traerá consecuencias negativas en materia operacional y se debilitará a las fuerzas con un retroceso de más de diez años.
SEMANA: ¿Qué significa para las Fuerzas Militares del país esa resolución firmada por el Ministerio de Defensa?
Jorge Castillo (J. C.): Básicamente es devolvernos diez años atrás, donde cada una de las fuerzas actuaban por sí solas bajo un solo mando operacional. Es decir, el dominio terrestre lo tenía el Ejército, la Armada estaba con los océanos y ríos, y la Fuerza Aérea con todo el espacio aéreo. Así se operaba y se hacía en planeamiento por cada una de las fuerzas. Los Comandos Conjuntos y las Fuerzas de Tarea Conjunta lo que hacían era tener una mayor articulación de las fuerzas, con un apoyo de la Policía Nacional para hacer operaciones más precisas y con más capacidad.
No es lo mismo hacer una operación de planeamiento únicamente en tierra, con un comandante terrestre, es decir, el Ejército, que tener la capacidad de controlar los ríos adyacentes y tener apoyo cercano de la Fuerza Aérea. Esto no solo se hacía en el tema militar, también la inteligencia era una fusión en la que lograron compartir información regional para satisfacer los requerimientos críticos del comandante y llenar los vacíos de información y ser más efectivos a la hora de operar.
SEMANA: ¿Qué otras implicaciones tiene esta resolución que cambia toda la estructura de estas fuerzas y nos regresa en el tiempo?
J. C.: Cada vez será más difícil coordinar las operaciones y esto obedecería a varias cosas: lo primero, es que no hay un presupuesto que logre mantener esos estados mayores o esos estados de planeamiento; tampoco hay un liderazgo fuerte que pueda asumir los cargos, sobre todo de los oficiales de Grado General, ya que ha habido un debilitamiento de la estructura de los señores oficiales de insignia. Recordemos que hace dos meses, cuatro coroneles que estaban haciendo curso para general no van a ser ascendidos; igualmente, algunos para mayor general tampoco y los 60 generales que sacaron iniciando el gobierno de Gustavo Petro. Entonces, si no hay señores generales que asuman ese cargo con la experiencia profesional, pues tampoco podrían mantener esas unidades.
Lo otro, tiene que ver con el tema presupuestal. Para mantener esos comandos conjuntos de planeamiento de las Fuerzas de Tarea se necesita un presupuesto, porque recordemos que cada hombre gana un sueldo, la infraestructura que usan para lograr llevar a cabo este tipo de planeamiento, el proceso militar de toma de decisiones, pues realmente no hay dinero tampoco para lograr sostener estas organizaciones.
SEMANA: ¿Qué se viene para las Fuerzas Militares en medio del conflicto armado que se ha recrudecido en los últimos dos años?
J. C.: Lo que representa es el fortalecimiento de los grupos armados, los cuales ya tienen estructuras de fuerza de tarea, lo que llaman todas las formas de lucha. Entonces, en un territorio como el Cauca se puede ver la reaparición de nuevas estructuras como el Quintín Lame, algunas células también del M-19, no el movimiento político que están creando, sino las células terroristas armadas; las guardias campesinas, que aunque algunos no lo consideran grupos armados, ya hay indígenas armados en el Cauca. Es decir, ellos sí podrían llegar a tener una articulación de varios componentes para controlar los territorios, que también son negados para las Fuerzas Militares. Recordemos lo que viene pasando en el Cauca, que no logran ingresar por presión de la población civil, y muchos de ellos terminan siendo instrumentalizados por los grupos terroristas.
SEMANA: ¿Qué va a pasar entonces con las Fuerzas Militares después de esta nueva directriz que modifica el accionar de las mismas?
J. C.: Lo primero es que se debilita la acción unificada de las Fuerzas Militares y la capacidad de las mismas; lo segundo es que no hay unos recursos que respalden la necesidad militar en las regiones, si no hay los recursos militares para llegar a donde necesita llegar la fuerza pública, pues básicamente no habrá capacidad de control territorial por parte del Estado o por parte de la institucionalidad colombiana. Lo otro es la inversión o el crecimiento de los grupos terroristas y la reducción sistemática de las Fuerzas Militares.
Esto ya lo hemos visto con la inteligencia militar, las Fuerzas Especiales tampoco están teniendo una acción efectiva de esos objetivos de alto valor estratégico, los cuales deben ser satisfechos por el comando conjunto de operaciones especiales; y lo otro que se ha ido reduciendo poco a poco ha sido la capacidad de aviación del Ejército. Entonces, no tenemos tres columnas vertebrales: la inteligencia, la aviación del Ejército y ahora la capacidad de conjuntos.
SEMANA: Desde las Fuerzas Militares aseguraban que no se iba a acabar con estas Fuerzas de Tarea, pero la resolución es muy clara y dicen que se suprimen. ¿Cómo entender esto?
J. C.: La misma palabra lo dice: las Fuerzas de Tarea Conjunta deben tener los tres componentes, si solo hay una fuerza de tarea del Ejército, pues básicamente lo que se hace es desligar los otros componentes y termina siendo una organización dentro de la pirámide del Ejército entre lo que es una División y una Brigada; es simplemente una organización transicional, pero con una jurisdicción de la parte territorial. Es decir, el Ejército solito hace sus operaciones militares, y la Fuerza Aérea y la Armada igual, cada una independiente.
SEMANA: ¿Qué representa esto para el desarrollo de las operaciones?
J. C.: Desde allí se podrían vincular, planear operaciones, pero cada una por su lado. Finalmente, el planteamiento, por ejemplo, lo terminaría haciendo el Ejército y le pediría apoyo a la Fuerza Aérea y a la Armada, pero ya no hay una articulación en planeamiento. Empieza una cadena burocrática para que le presten un helicóptero, para que le presten un componente de la Armada y se termina en la burocracia a la hora de hacer operaciones militares, es decir, retrasan absolutamente todas las operaciones, se hace mucho más difícil planear. Puede que hagan el mejor esfuerzo, pero no hay una articulación que logre establecer objetivos y que se midan esos objetivos en cada componente.
SEMANA: ¿Qué pueden esperar los colombianos en materia de seguridad tras esta reorganización de las fuerzas?
J. C.: Básicamente es empezar a ceder terreno o continuar cediéndoles a los grupos terroristas. Lastimosamente, el planeamiento es un proceso fundamental para llevar a cabo operaciones efectivas, es decir, la efectividad de esas operaciones que se están viendo hoy en día podrían estar siendo reducidas por la falta de planeamiento. En conclusión, vamos a perder capacidad para enfrentar los grupos terroristas en el territorio nacional.
SEMANA: Sí hay entonces un debilitamiento de las fuerzas...
J. C.: Se debilitan por la falta de planeamiento y la efectividad de las operaciones militares. No es lo mismo tener todo un planteamiento con 10 o 15 componentes, con las capacidades diferenciales a tener un desorden a la hora de realizar una operación militar. Entonces, vamos a terminar otra vez las tropas de Ejército caminando por caminar, porque no tenemos la información completa para realmente ser efectivos a la hora de hacer una operación contra objetivos de alto valor estratégico o llegar a campamentos.
SEMANA: ¿Cuáles fueron las operaciones más destacadas que se podrían resaltar de esas fuerzas de tareas que hoy se suprimen?
J. C.: La Omega fue la primera fuerza de tarea que queda en la retina. Fue una estrategia en su momento de la seguridad democrática donde se dieron golpes, por ejemplo, como la baja del Mono Jojoy, y se recuperó toda la cordillera Oriental, que nosotros le llamábamos el corredor estratégico de las Farc para llegar a Bogotá. Posiblemente vamos a empezar a ver en nuevas áreas grupos terroristas, milicias, extorsiones, entonces se pierde todo lo que hacía esa fuerza de tarea.
Acá lo más preocupante es que el debilitamiento lo hacen desde la institucionalidad, no los grupos terroristas, sino que lo hace el propio Gobierno nacional a través de burocracia, a través de decretos, pues prácticamente de un plumazo acabaron con esas capacidades que teníamos.