SEMANA: En su libro, usted se describe varias veces como un hombre “muy chiquito y muy flaquito”. ¿Eso lo ha marcado tanto?
Juan Guillermo Cuadrado: Cuando estaba comenzando obviamente era muy pequeño, era muy flaco, es más, me decían “el Cortico”. Luego, cuando estaba intentando buscar mi sueño, que fue por eso lo que luché, en muchas partes me decían que era muy flaquito o muy pequeño, que tenía un buen talento, pero que necesitaba un poco más de crecimiento, de estar más fuerte. Eso nunca me impidió dejar de creer en Dios y tener esa fe puesta en que él me podría ayudar a cumplir ese sueño.
Semana: Usted es muy creyente. ¿Por qué se pega tanto a Dios?
J.C.: Empecé a conocer, por medio de Jackson Martínez, el propósito que Dios tenía para cada uno de nosotros. Obviamente está en cada quien creer. Yo comencé a leer la Biblia y a ver lo que Dios tenía para mí. La vida que tengo ahora, en esa relación con Jesús, no la cambio por nada porque en él encontré todo lo que necesito.
Semana: Hay alguien que está presente también en todo el libro, alguien que lo ha llevado de la mano, que no solo le dio la vida: su mamá.
J.C.: Mi mamá es la persona más importante en mi vida. Después de Dios, después de mi esposa, ella siempre ha estado ahí. Me crio con esfuerzo, haciendo de padre y madre a la vez. A ella le debo todo.
Semana: ¿Qué pasó con su papá?
J.C.: Él falleció cuando yo tenía 4 años. El recuerdo que tengo de él es que viene y me da una bicicleta y yo corro a abrazarlo. Tengo también algunas fotos que tiene mi tía Carlota. Mucha gente dice que su muerte fue obra de la violencia en ese tiempo. Yo una vez conté que había ido a Necoclí y se había metido la guerrilla y yo estaba debajo de la cama... Mi papá trabajaba en una empresa de gaseosas y no sé qué pasó ahí, él estaba metido como en un robo. Después de eso lo fueron a buscar… Algo hizo que no era lo correcto y obviamente uno muchas veces no sabe cómo obra Dios. Pero cuando tú obras bien, haces las cosas correctas, es más fácil que no te pasen estas situaciones.
Semana: Usted habla mucho de ser correcto. ¿Ha pecado? ¿Ha sido infiel, por ejemplo?
J.C.: Sí, claro que sí. Tuve momentos como todos. Mi madre siempre me decía: “No, tú cuando vayas a tener una persona es porque la vas a amar y la vas a respetar”. Cuando conocí a Dios dejé de hacer esas cosas. Ahora soy una persona que trata de ser el mejor esposo, que trata de ser el mejor padre, que trata de ser el héroe. Quiero ser el héroe de mis hijos. No quiero que cometan los mismos errores que yo cometí.
Semana: Usted ha vivido cosas muy duras. ¿Cómo lo hace sentir ver para atrás y saber todo lo que ha logrado?
J.C.: Me siento un privilegiado, un bendecido. Dios te da un don, un talento, a ti, a mí, al abogado, al doctor, a todos. Él te premia cuando tú tienes ese esfuerzo, esa disciplina para poder alcanzar tus sueños. Hay quienes creen que todo se lo pueden regalar y en la vida nada es realmente regalado. Necesitas pararte y trabajar.
Semana: ¿Se acuerda de cuánto fue ese primer sueldo que le pagaron como jugador de fútbol?
J.C.: Sí. Fue en Rionegro. Era como 800.000 pesos… (risas) en ese tiempo.
Semana: Pero usted se sentía rico...
J.C.: ¡Oigan, que si qué! Y mejor dicho los cuidaba, pero bastante.
Semana: Lo que usted dice es muy importante para muchos jóvenes y niños. Nadie les regala a ustedes nada. ¿Qué se necesita para ser futbolista de alto rendimiento?
J.C.: Tener un sueño y tener la disciplina para alcanzarlo. Muchas veces llegamos, pero nos sentimos cómodos y nos quedamos ahí. Yo creo que llegar es el 1 por ciento, mantenerse es el otro 99 por ciento.
Semana: En la Copa América usted fue el capitán de la selección. Matador los criticó por no pronunciarse sobre el paro y comenzó a apostarles a otros equipos. ¿Le molestó eso?
J.C.: (Risas) No. Yo respeto la opinión de cada persona. Pero no porque todo mundo esté haciendo algo, tú lo debes hacer. Yo amo mi país, amo Colombia y me siento feliz de ser colombiano, pero hay muchas formas de mostrar este amor.
Semana: ¿Le hizo falta James en la Copa América?
J.C.: ¡Claro! El panita siempre es un referente importante para nuestra selección y para nuestro país. Obviamente sabemos lo que él representa y tenerlo siempre es una bendición. Pero son cosas que pasan en el fútbol: algunas veces estás, otras no. Cuando me pasan cosas así, quiero trabajar más fuerte para volver a estar en medio de una situación difícil en el club. Todos sabemos que no pudo estar, pero creo que todo esto le sirvió y creo que va a volver mucho mejor, con la ayuda de Dios, para cuando el profe lo necesite.
Semana: Usted puso un trino que la gente interpretó como una crítica a James, como si él no fuera indispensable.
J.C.: No, yo simplemente dije que nadie es mejor que todo el equipo junto, porque era lo que habíamos hablado con el profe en este partido que íbamos a tener. Pero como la gente anda buscando siempre…
Semana: La pelea…
J.C.: Como tratar de dividir, en vez de unir. Tomaron eso como no era, pero lo había hecho simplemente por el mensaje que había dado el profe en el partido, que teníamos que dar todo por el equipo en ese momento. Eso fue lo que yo puse.
Semana: ¿La ausencia de James y de Falcao generó mal ambiente en la selección?
J.C.: No, yo creo que nosotros siempre, más allá de lo que hayan hecho o lo que haya pasado, estábamos concentrados en la Copa América y tratamos de estar unidos en ese momento. Lo que pasara afuera eran como factores externos que no nos podían dejar salir del objetivo que teníamos.
Semana: James dijo que no tiene que demostrarle nada a nadie. ¿Piensa que su actitud ha sido la correcta?
J.C.: Creo que él es un gran ser humano, pero creo que esta respuesta te la tiene que responder él, no yo.
Semana: Esto se volvió la comidilla en la Copa América. ¿Qué piensa del rol de los periodistas deportivos?
J.C.: Yo creo que todo trabajo es respetable. Admiro mucho a los periodistas, pero creo que muchas veces tergiversan las cosas o dicen cosas que no son. Obviamente pueden hacer críticas, y algunas son constructivas. Suelen decir que “quien vive del aplauso muere por la crítica” porque muchas veces esos que te aplauden son los mismos que te están criticando a tratar de hundirte.
Semana: ¿Con quién se queda? ¿Con el profesor Pékerman? ¿Con el profesor Queiroz? ¿O con Reinaldo Rueda?
J.C.: Uno obviamente de los profes aprende algo diferente y yo he aprendido mucho de cada uno de ellos, de Pékerman, de Queiroz, del profe Rueda, de Leonel Álvarez.
Semana: Muchos colombianos están enguayabados por Pékerman, ¿cómo le parece?
J.C.: Claro, claro que sí, me imagino muchas personas…
Semana: ¿Cómo es ser compañero de Cristiano Ronaldo?
J.C.: Uno se acostumbra, normal. Un profesional en todo el sentido de la palabra, una persona muy trabajadora, muy disciplinada. Es muy buena gente con cada uno de nosotros.
Semana: ¿Quién es mejor: Ronaldo o Messi?
J.C.: Los dos. Los dos tienen talentos diferentes y los disfruto a los dos.
Semana: ¿Pero no le gusta uno más que el otro? ¿Cuál de los dos juega más bonito?
J.C.: Si es de jugar más bonito, a mí siempre me gustó Ronaldinho porque era diferente… Yo creo que Cristiano es más tenacidad, más trabajo, y Messi creo que es más talento.
Semana: Cambiemos de tema. ¿Qué opinión le quedó del paro que vivió el país?
J.C.: Yo creo que es un momento donde todos debemos tratar de ser mejores personas. Después de vivir todos estos momentos tan difíciles del paro, del covid, lo que pienso es que necesitamos buscar a Dios, saber que estamos simplemente bajo su mano poderosa.
Semana: ¿Le gusta o no la política?
J.C.: No realmente.
Semana: ¿Le parece que hay que involucrarse como deportista en la política o no?
J.C.: No, es que son cosas totalmente diferentes la política con el fútbol. Creo que a través del fútbol se puede ayudar mucho. El fútbol es un medio para transformar con base en los principios y valores que tú puedas darle al club donde estés, obviamente son cosas diferentes.
Semana: ¿Cuál ha sido el mejor gol de su carrera?
J.C.: El mejor gol de mi carrera ha sido tener una esposa, una familia, unos hijos. Este es el mayor gol de mi vida.
Semana: ¿Y en la cancha?
J.C.: Ese todavía no lo he hecho…