Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, sostuvieron en las últimas horas un fuerte cruce de mensajes subidos de tono, como pocas veces se había visto. El hecho sorprendió más que nada porque en el pasado eran políticos muy cercanos y hasta compartieron y se apoyaron mutuamente en sus aspiraciones políticas. Claudia López acompañó a Petro en la segunda vuelta de 2018, cuando fue derrotado por el presidente Iván Duque. Sin embargo, hoy esas relaciones parecen rotas y difícilmente reconciliables.
Lo que pocos recuerdan es que esa división entre ambos se originó con la discusión de si el Metro de Bogotá debía ser subterráneo o elevado. La disputa generó una fuerte confrontación entre Claudia López como candidata y el exconcejal Hollman Morris, quien era el alfil de Petro para representarlo y continuar con su legado en la capital. Morris estaba convencido de que se debían retomar los estudios que había dejado Petro en su administración y construir el Metro subterráneo. Esa fue la bandera en la que se enfocó y con la que logró el respaldo de 440.591 personas en las urnas.
La mandataria tomó la decisión de reconocer que debía continuar con los avances de Enrique Peñalosa, quien en su administración había dejado todo listo para comenzar la construcción de la primera línea elevada. Eso fue lo que Petro nunca le perdonó a Claudia. Desde entonces ha sido el crítico más acérrimo de su gestión.
Hoy, con el anuncio del presidente Iván Duque y la alcaldesa de Bogotá de hacer la segunda línea del Metro de Bogotá y la pelea entre Petro y Claudia, se reviven todos estos episodios. Según anunciaron los dirigentes, la obra sería subterránea en su gran mayoría y contaría con una longitud de 5,8 kilómetros, e irá de la calle 72 hasta Suba en 11 estaciones. Para ello se destinó un presupuesto inicial cercano a los 15 billones de pesos.
Hasta ahora, el líder de la Colombia Humana solo ha dicho: “Pregunta: ¿y si la segunda línea del Metro se puede hacer subterránea, por qué no la primera?”.
“Esto no es un proyecto ni vanidoso ni individual, este no es el proyecto de Claudia López o el proyecto de Iván Duque, es un proyecto para el país, es un proyecto para la ciudad, el cual, cuando lo estén inaugurando, ni usted (Claudia López) ni yo vamos a estar en estos cargos”, aclaró el presidente Duque anticipándose a cualquier crítica.
En octubre del año pasado, cuando se firmó el acta de inicio de la construcción de la primera línea, la polémica revivió porque allí la mandataria le agradeció al exalcalde Enrique Peñalosa por su gestión, así como al expresidente Juan Manuel Santos, quienes habían adelantado esos avances.
“Le mando un abrazo de reconocimiento y gratitud al exalcalde Enrique Peñalosa y al expresidente Juan Manuel Santos que empezaron en sus mandatos los trámites, estudios y compromisos mutuos requeridos para que la fase uno de la primera línea del Metro empiece hoy a construirse”, aseguró López en ese entonces.
Esto molestó fuertemente a Petro, quien arremetió contra la mandataria. Y de inmediato le dedicó varios trinos cuestionando esas declaraciones. “El Metro elevado no es un sueño, es un generador de más buses, contaminación y destrucción urbanística de la ciudad”, dijo en uno de sus mensajes. Agregó que este modelo condenaría a la ciudad a medio siglo de más buses de TransMilenio, y que los estudios para esta línea no habían sido detallados.
“Nuestra obra la tiraron a la basura: el Metro subterráneo y poderoso de Bogotá”, afirmó después. Y en una entrevista con Vicky Dávila, directora de SEMANA, amplió su discurso sobre esa polémica: “Meterle una estructura de segundo nivel, de segundo piso, a la Caracas y la Primero de Mayo, es destruirla completamente. Obviamente, no es un virus biológico, es un virus urbanístico, destruye la ciudad”, aseguró Petro sobre el proyecto.
Por ahora, con el anunció del presidente Duque y la alcaldesa de Bogotá se sabe que, por lo menos, Bogotá contará con una primera línea elevada, que fue trabajo conjunto de diferentes administraciones, y también habrá una segunda línea subterránea, decisión que se toma alejada de egos políticos, como lo reconoció el mandatario, pensando en el beneficio de los ciudadanos más allá de aspiraciones electorales propias.