Tal como lo anticipó SEMANA, este martes el Comité Nacional del Paro oficializó una de las decisiones que venía estudiando desde la semana anterior: ponerle punto final a las movilizaciones tras más de 45 días.

El comité insiste en que no se ha logrado lo que se pretendía y que tomaron la decisión, entre otras cosas, buscando detener el número de muertos y heridos en confrontaciones con la fuerza pública. No obstante, hay otras razones de peso. Las movilizaciones se venían desdibujando, los colombianos se cansaron de salir en masa a las calles y, para rematar, un directivo de Fecode contó que tenía intereses electorales en 2022.

Según el exjefe negociador de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el ELN, el exministro Juan Camilo Restrepo, no hubo ganadores ni con el paro ni los bloqueos. “Solo hubo perdedores: una economía destrozada con 11,9 billones de pérdidas económicas”, señaló en su cuenta en Twitter. Para el líder conservador, este paro “termina con más pena que gloria”.

Su apreciación es válida a la hora de examinar los resultados obtenidos por el Comité Nacional del Paro. De un lado, se cayó la controvertida reforma tributaria, un polémico proyecto que no generó los consensos necesarios. Así mismo, renunció el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Igualmente, se archivó el proyecto de reforma a la salud, y se anunció la gratuidad universitaria en instituciones públicas a jóvenes de estratos 1,2 y 3.

De otro lado -como dice Restrepo- el escenario es dramático: la cifras en pérdidas se acercan a los 15 billones, hay 468.000 colombianos nuevos sin empleo, más de un millón de familias perjudicadas, 40.000 mipymes quebradas, una cifra de muertos confusa, más de 1.700 heridos en las manifestaciones y el riesgo de morir como consecuencia del recrudecimiento de casos de covid-19.

Cali, para no ir tan lejos, tardará más de diez años en recuperarse, si corre con suerte. De 23 estaciones de gasolina vandalizadas, 17 no están en funcionamiento aún, lo que suscita aglomeraciones para abastecerse de combustible. Los caleños de los estratos de menores ingresos, que en su mayoría utilizan el servicio público, han visto afectada su movilidad porque 90 por ciento de las estaciones del MÍO fueron destruidas, 13 de ellas, incineradas. Para rematar, 18 buses fueron quemados y otros 53 vehículos registraron algún daño. Los caleños pusieron 46 por ciento más de muertos durante mayo pasado, en comparación con el mismo mes de 2020, según cifras de las autoridades de la salud. En la ciudad todavía reina la desesperanza; el vandalismo sigue provocando zozobra en diversos sectores, pese a los controles de la fuerza pública.

La decisión de suspender las movilizaciones en las calles no fue fácil para el Comité Nacional del Paro, según conoció SEMANA. Por esto, tardaron días en ponerse de acuerdo y comunicarlo al país.

Lo que logró alinearlos fue la escasa participación ciudadana en las últimas semanas. La propia alcaldesa de Bogotá, Claudia López, confirmó que en la pasada ‘toma a la capital’ se movilizaron casi 3.000 personas, una cifra baja que reflejaba lo previsto: el paro había tenido un límite.

Ante la decisión de no movilizarse por las calles y parar los bloqueos, lo que está por verse es qué tanta influencia realmente ejerce el Comité Nacional del Paro con la gente que aún insiste en improvisar barricadas y taponar las vías en algunas zonas del país.