"¿Puede el presidente de Colombia Iván Duque encontrar sus pies?", se pregunta The Economist en un reciente artículo. En Internet se publicó una versión del texto que pareció en la sección América de la edición impresa bajo el título "Hombre nuevo, problemas viejos". El diario resume algunos de los desafíos que Duque heredó de los mandatarios que estuvieron antes de él y hace énfasis en los que el presidente, a pocos meses de cumplir su primer año en la Casa de Nariño, debe enfrentar. Sin embargo, la tesis principal del texto es que Duque necesita salir de la sombra de su padrino político, el senador Álvaro Uribe, (al que describe como un expresidente amargado), porque aunque tiene tiempo para convertirse en un buen presidente, el reloj no se detiene. Puede interesarle: Lo que tiene que hacer el Gobierno Duque para bajar el desempleo al 8% El artículo comienza diciendo que a pesar del fin de la confrontación armada entre el Estado y la extinta guerrilla de las Farc, gobernar Colombia no es un juego de niños. Enumera lo difícil que ha sido la implementación de lo acordado durante el proceso de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla, la llegada de más de un millón de venezolanos que han huido de su país hacia Colombia y la actual emergencia en la vía al llano. Aunque reconoce que el presidente Duque ha heredado varios de estos retos, el diario detalla que sus críticos acusan al gobierno de hacer muy poco por el desarrollo rural, esencial para aprovechar al máximo la paz y evitar otra guerra. Duque tiene una prueba de fuego incluso en su propio partido, de acuerdo con The Economist, la situación jurídica del hoy congresista Jesús Santhich ha creado tensiones en la base de quienes apoyaron su elección. "Los partidarios de Uribe temen que esté sesgado a favor de las Farc", menciona el artículo. The Economist también enumera el aumento de héctareas de coca en el país como otro de los dolores de cabeza que Duque heredó. "No se puede construir una paz duradera con 200,000 hectáreas de coca". El texto menciona que el Gobierno de Duque ha basado en buena parte su política antinarcóticos en las fumigaciones aéreas y por eso espera que la Corte Constitucional levante la prohibición de rociar los cultivos con glifosato. Le sugerimos: Gobierno listo para fumigación aérea, ¿qué dirá la corte? El diario describe que aunque Duque hace parte del giro hacia la derecha de Suramérica, no es un presidente como Jair Bolsonaro. "Acepta sin lugar a dudas las decisiones de los tribunales y del Congreso. Se preocupa por la deforestación y el cambio climático", menciona el texto. Para finalizar, el diario cita al historiador Malcolm Deas, quien recomienda que Duque debe regular su relación con Uribe, por ejemplo, limitándola a reuniones programadas, y complementar eso desarrollando su propia base política en el centro.