Edna Liliana Valencia, escritora y activista de los derechos de los afrodescendientes, vivió un presunto acto de discriminación racial en el Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, cerca de Cali.
La denuncia la realizó públicamente el pasado 5 de agosto, cuando luego de haber pasado por el área de Migración y de registrar sus maletas, un policía la hizo pasar momentos incómodos antes de seguir con su viaje.
En entrevista con SEMANA, Liliana Valencia contó cómo fue la experiencia en el aeropuerto de Palmira. Habló del racismo en su vida y de cómo ha estado presente desde muy pequeña en ella.
SEMANA: ¿qué pasó ese día en el aeropuerto y cómo fue la actitud de las autoridades?
Liliana Valencia (L. V.): lo que ocurrió ese día fue un caso de perfilamiento racial, así se llama, eso no me lo estoy inventando yo; y tiene que ver con el hecho de que la Policía considere sospechosa a una persona basándose únicamente en sus características étnicas o culturales. (...) En Colombia pasa todo el tiempo, en todos los espacios, principalmente lo sufrimos las personas afrodescendientes.
Yo pasé Migración, pasé el registro de equipaje y al final se me acerca un policía, me dice que necesita revisar mi cabello, que necesitaba que lo dejara tocar mi cabello. Él me estaba mirando desde que yo llegué en la fila. En un avión con más de 300 cupos, obviamente veníamos personas de todos los posibles fenotipos y de todas las personas solo a mí me dijo que tenía que tocar mi cabello. Él me lo pidió de manera normal “necesito tocar su cabello” y yo le dije que no.
En el relato, Liliana contó lo que significa el cabello afro para los pertenecientes a la etnia y por qué la solicitud que estaba realizando el patrullero iba en contra de la cultural afrodescendiente.
L. V.: para los afrodescendientes, que llevamos nuestro cabello afro natural, no permitimos que nos toquen el cabello porque nuestro cabello es sagrado. Es como una corona que no permitimos que nadie la toque. Esas son cosas que la gente no sabe. A nosotros no nos gusta, no lo permitimos y menos por una razón como esa.
Yo me niego, porque además veo que solo me lo están pidiendo a mí, si yo hubiese visto que le están revisando el pelo a todo el mundo, quizás hubiese accedido. Cuando veo que es porque mi cabello es afro y que tiene que ver con mi etnia, me niego, porque yo sé que esto es perfilamiento racial. Apenas yo le digo esto, me dice que yo me estoy victimizando. En Colombia esa es la respuesta que nos dan siempre que denunciamos alguna forma de racismo.
La periodista afirma que luego de negarse a que su cabello fuera requisado, el policía le solicitó su pasaporte y pasabordo, y la llevó a una sala donde revisaron todas sus pertenencias. En este punto, las autoridades aún no le explicaban qué sucedía.
L. V.: al final, de tanto yo preguntarle, me da una explicación que estoy segura de que no es real y me dice: “Es que tres de cada cuatro mujeres afro están llevando drogas en cabellos como el tuyo, sea peluca o no”. Yo dudo mucho que esa estadística sea real. Entonces esa es la denuncia que se está haciendo, un caso de perfilamiento racial.
SEMANA: en este momento, ¿se encuentra tomando acciones legales contra el aeropuerto o el patrullero?
L. V.: no lo estoy haciendo aún, porque estoy en la ciudad de Las Vegas, Estados Unidos. Apenas yo regrese voy a empezar las acciones legales correspondientes contra el patrullero. (...) Hay otros temas, debía haber personal femenino en la requisa y fue un caso de perfilamiento racial.
SEMANA: ¿en qué otro tipo de escenarios has sido víctima de racismo?
L. V.: los afrodescendientes convivimos con el racismo todos los días, en todos los espacios. Por esa razón acabo de publicar un libro, en el que cuento en detalle mi experiencia con el racismo desde que estaba en el jardín infantil hasta mi paso por los medios de comunicación.
Cuando yo era una niña chiquita, que estaba en kinder, me enseñaron los colores. Me dijeron que estaba el rojo, el amarillo, el azul, el café y uno que se llamaba color ‘piel’. Yo creo que ese es el acto de racismo más grande del cual he sido víctima en mi vida. Porque la piel es de muchos colores, y llamarle color ‘piel’ únicamente al que parece blanco, condiciona la identidad de los niños afros desde la primera infancia. Yo no sabía cómo dibujarme. Aprendí que la piel era blanca. Aprendí con libros de biología que el cabello era liso y rubio. En los libros de historia con los que estudié no había una persona parecida a mí, a excepción de los negros esclavos.
Liliana contó al medio que durante toda su vida estuvo expuesta a actos de racismo; durante el colegio fue víctima de bullying por su cabello afro y creció escuchando frases como: “Eres negra, pero bonita”, la cual implícitamente indica que todas las mujeres negras son feas.
El racismo es tan peligroso que atenta a diario contra la vida de millones de personas afro en el mundo; de hecho, la activista cuenta cómo una persona intentó agredirla por su color de piel.
L. V.: una persona una vez me amenazó con una botella en un municipio de Cundinamarca, y me dijo “Negra...”, luego iba a romper una botella con la cual pretendía herirme. Cuando intenté pedir ayuda, la policía dijo que la loca era yo.
La gente en Colombia piensa que el problema es ser negro y no racista. El problema es el racismo, no la diversidad. Aquí en Colombia consideran que el problema es la homosexualidad y el problema no es ser homosexual, es la homofobia. El problema lo tienen los que discriminan.
La activista por los derechos de los afrodescendientes culminó diciendo:
L. V.: en los años 1800, los afros luchábamos para abolir la esclavización, luchábamos para que se acabara la trata trasatlántica de africanos esclavizados. Después, en los sesenta, luchábamos por los derechos civiles. En los noventa luchábamos en contra de la discriminación que se empezó a evidenciar luego de la constitución del 91. Hoy en día, en 2022, luchamos contra la negación sistemática del racismo de parte de la sociedad.
Pienso que nuestro principal enemigo hoy en día es esa negación que hay, esa vista gorda, esa ceguera que nos trae el privilegio que no nos permite enfrentar este debate, tanto en los medios de comunicación como en las universidades y en las propias familias.
Algún día nos vamos a dar cuenta, como pasó con la muerte de George Floyd del 25 de mayo de 2020, que la Policía no tiene que seguir perfilando a la gente únicamente por su color de piel o características étnicas. (...), y repito: el problema no es ser negro, el problema es ser racista.